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Turismo de la incertidumbre: el optimismo empresarial no vence a la coyuntura

Con el boom del turismo emisivo, el doméstico desanimado y receptivo en baja, el verano depende de las cuotas y el dólar. El humor sectorial pende de un hilo.

El pulso del turismo en Argentina durante 2025 fue un reflejo de la compleja coyuntura económica del país. Lejos de la euforia, la industria ha navegado un terreno desafiante que exige una gran adaptación. En este escenario, la cuestión del tipo de cambio (dólar) posicionó como el factor determinante, generando una dinámica de tres velocidades que condiciona al sector.

Por un lado, una cotización de la divisa relativamente baja en el verano y el invierno desalentó la llegada de turistas extranjeros, restando competitividad a la oferta local frente a destinos regionales.

Por otro, el mismo contexto alentó a los argentinos a viajar fuera del país, reactivando un boom del turismo emisivo que no se veía desde 2018.

Mientras el turismo emisivo florecía, la demanda interna se resentía, forzando a los viajeros a ajustar sus presupuestos y a reducir las estadías en el país.

A medida que el calendario avanza hacia la temporada de verano, el sector turístico argentino se mueve en un terreno de expectativas empantanadas, con la economía y los vaivenes políticos como los principales protagonistas.

Con un optimismo moderado, dirigentes y empresarios se preparan para un período estival que exige una gran adaptación, con un turista más analítico, cauteloso y recesivo.

La paradoja del tipo de cambio: ¿motor o freno?

Un dólar que no acompañó a la inflación durante gran parte del año generó un doble efecto paradójico: por un lado, desalentó la llegada de turistas extranjeros, restando competitividad a la oferta local frente a destinos regionales.

En este contexto, Daniel Manzella, presidente de Destino Argentina, ponderó la resiliencia del turismo de alta gama y remarcó que es un mercado ajeno a los vaivenes del tipo de cambio.

"Este segmento no dejó de viajar a Argentina. Ni la tarifa aérea ni la hotelera retrasaron sus recaladas”, subrayó, para agregar que la afluencia de viajeros premium provino principalmente de Estados Unidos y Europa.

Por otro lado, dicha paradoja alentó a los argentinos a viajar fuera del país, reactivando un boom del turismo emisivo que no se veía desde 2018. Mientras este flujo emisivo florecía, la demanda interna se contrajo: aquellos con posibilidades de viajar por el país ajustaron sus presupuestos y redujeron las estadías. (Turismo emisivo histórico: por cada turista extranjero que entró en agosto, dos argentinos salieron del país)

En otro sentido, cabe destacar que la eliminación del cepo cambiario desdibujó el patrón de comportamiento que regía en años anteriores.

Tradicionalmente, ante la inminente devaluación o la incertidumbre económica, los argentinos se "refugiaban" en la compra anticipada de viajes al exterior —pasajes, paquetes y servicios—, utilizándolos como un mecanismo de ahorro para proteger sus pesos. Hoy, con la posibilidad de adquirir divisas sin restricciones, el turismo emisivo se encuentra “compitiendo” directamente con la capacidad de ahorro de los argentinos.

Para el cierre de año, el panorama se ha vuelto aún más complejo: en los últimos días, el sector fue testigo del descalabro económico posterior a las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, que llevó al dólar a romper la banda cambiaria generando incertidumbre.

La calma posterior no fue casual: se logró gracias al salvataje financiero de Estados Unidos, así como al mecanismo libertario de liberar un cupo de exportaciones de granos y derivados por US$ 7.000 millones con retención 0%.

Si bien esta sacudida generó malestar y confusión, el efecto provisorio fue una estabilización que llevó al mercado a "acomodarse".

De esta forma, la proyección para la primavera/verano termina siendo muy similar a la foto del año que se cierra: un clima de incertidumbre controlada.

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El factor dólar y un balance agridulce

Analizando las dos temporadas clave, se observa un comportamiento que refleja la presión de la economía en el bolsillo del viajero argentino:

  • Verano 24/25: se registró una caída del 3,9% en la cantidad de viajeros nacionales (28,1 millones de turistas). Esto generó un impacto económico de $ 8,7 mil millones, lo que representa una baja real del 19,4% respecto a 23/24. El dato más revelador es la reducción en la estadía promedio, que pasó de 3,9 a 3,2 días.
  • Invierno 25: las vacaciones de julio arrojaron una caída del 10,9% en el número de turistas, con 4,3 millones de personas que movieron $ 1,5 mil millones, un 11,2% menos a precios constantes.

“Ese número no es menor teniendo en cuenta el contexto económico actual y dos factores exógenos que nos jugaron en contra: el clima y el tipo de cambio”, explicó el secretario de Turismo de CAME, Gregorio Werchow, quien recordó que la temporada de invierno fue especialmente fría y lluviosa, lo que desincentivó los traslados turísticos durante las primeras semanas del receso.

El interno sostiene la ocupación frente a la caída del receptivo

La Encuesta de Ocupación Hotelera (EOH) del Indec presenta un panorama mixto en 2025. Durante los primeros siete meses se contabilizaron 26,1 millones de noches en establecimientos hoteleros y parahoteleros, lo que significó una baja de apenas el 1,8% interanual.(El turismo interno sostuvo las vacaciones de invierno y el receptivo volvió a caer)

La estabilidad se explica por la solidez del mercado interno, ya que las estadías de residentes crecieron 1,3%, mientras que las de no residentes se desplomaron 13,2%.

En cuanto a la estadía promedio, el acumulado de enero-junio se ubicó en 2,4 noches, un 4,6% menos interanual, lo que refleja un patrón de escapadas cortas más asociadas al ocio local.

Gabriela Ferrucci, presidenta de AHT, explicó: "La caída del turismo interno, el aumento de viajes al exterior y la baja competitividad generaron un fuerte impacto en la actividad".

Tras advertir las dificultades que enfrentan los establecimientos tanto de la Ciudad de Buenos Aires como de distintas regiones del país, ejemplificó: “Hace unos días, un hotel en el microcentro porteño de 40 habitaciones tenía apenas nueve ocupadas”, dijo, para transmitir el mensaje del propietario: “A este ritmo no banco más de dos meses”.

Contracción del receptivo y boom del turismo emisivo: la asimetría cambiaria

El análisis del comportamiento del turismo internacional revela una profunda y creciente anomalía entre el flujo de residentes argentinos que viajan al exterior y la llegada de turistas extranjeros al país. La variable, como dijimos, es el tipo de cambio.

El fenómeno emisivo, sin techo: el acumulado de enero a agosto de 2025 registra 5,6 millones de turistas, un incremento interanual del 22,8% respecto al mismo período de 2024. La tendencia se refleja incluso en agosto, cuando el número de turistas residentes mostró un crecimiento interanual del 55,4%.

Se desplomó el receptivo: Argentina recibió 2,8 millones de turistas no residentes en los primeros ocho meses, una caída del 12% respecto al acumulado de 2024. Es decir, el país dejó de recibir cerca de 389 mil turistas extranjeros.

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El salvavidas de la financiación

Ante un turista que ajusta su presupuesto, la industria ha encontrado en la financiación un pilar fundamental para sostener la demanda. María Laura Teruel, presidenta de CAT, aseguró que "es muy importante hoy para gran parte de los consumidores contar con líneas de financiamiento para la contratación de los servicios".

A su tiempo, Fernando Desbots, presidente de Fehgra, resaltó el esfuerzo de la industria: “Las familias buscan alternativas accesibles y de calidad dentro del país, y los empresarios están haciendo un fuerte esfuerzo para mantener los precios sin resignar servicios”. (En plena crisis política, Daniel Scioli anunció créditos y acciones para impulsar el turismo)

Desde el transporte terrestre, Gustavo Gaona, vocero de Celadi, manifestó que las compañías hicieron un esfuerzo muy grande para brindar financiamiento y ser competitivos en la tarifa. “Los valores están muy por debajo de lo que es el transporte aéreo y siendo muy competitivos con la propuesta del ferrocarril, que está ´hipersubsidiado´”, puntualizó.

El regreso de las “megacuotas” divide al mercado

Un viejo parámetro de la industria amenaza con generar un desequilibrio en la cadena de comercialización: la concentración de las condiciones de financiación más atractivas en los grandes jugadores.

Las principales OTAs y cadenas físicas han vuelto a la carga con promociones agresivas. A través de alianzas con bancos privados como Santander, Banco Macro y Galicia, entre otros, ofrecen planes de 9, 12 y hasta 18 cuotas sin interés.

Estas condiciones, que seducen al consumidor, son el resultado de acuerdos basados en el gigantesco volumen de operaciones que manejan estas plataformas. Para las agencias de viajes tradicionales, replicar estas ofertas resulta inviable, ya que no cuentan con el mismo poder de negociación, quedando en desventaja.

Esta asimetría se da en un contexto donde el Gobierno pregona para que el mercado se regule a sí mismo, profundizando una brecha que, irónicamente, la tecnología y la digitalización habían comenzado a achicar.

Verano: entre el optimismo cauteloso y una temporada “del montón”

Las expectativas para la temporada de verano son moderadas, pero positivas. Andrés Deyá, presidente de Faevyt, proyecta un verano aceptable”, apalancado por las cuotas sin interés y las ofertas de último momento.

Teruel, por su parte, espera que miles de argentinos elijan destinos dentro del país, pero es consciente de que lo harán con un gasto más medido y estancias más cortas. “Los fines de semana largos de octubre y noviembre, con ocupación del 70% al 80%, sirven de termómetro”, opinó.

Gaona destaca que el sector espera sostener e incluso subir la cantidad de pasajeros del verano anterior. Sin embargo, la mirada de Ángel Brisiglelli, presidente de Fedecatur, es más reacia: “Las expectativas para el verano son un gran signo de interrogación... será una temporada del montón”.

De esta manera, el cierre del año está marcado por la incertidumbre. Si bien el Gobierno proyecta un valor del dólar de $1.250 para finales de 2025, la divisa, al cierre de esta edición, coqueteaba los $ 1.390, cotización que alentaría el emisivo, y no sería suficiente para revitalizar el flujo turístico.

En definitiva, el año terminaría como empezó: con un clima de vacilación controlada, donde la capacidad de adaptación de la industria será la clave para seguir en carrera.

Agenda pendiente para ganar competitividad

Aunque el mantra de los dirigentes sea repetir que “Argentina tiene que posicionarse como un destino de calidad”, también reprochan la rezagada competitividad del sector, y enumeran los reclamos:

  • Menor presión impositiva y costos operativos: Desbots propone una alícuota reducida de IVA para el sector. Manzella insiste en la necesidad de una “baja del costo fiscal y laboral”.
  • Simplificación normativa y burocracia: Teruel destaca la necesidad de trabajar con "menos burocracia". Gaona ejemplifica esto con el caso de los boletos gratuitos que no son compensados adecuadamente al transporte terrestre.
  • Promoción internacional: alertados por la baja del Presupuesto 2026 del Inprotur, los dirigentes confían en Daniel Scioli, secretario de Turismo, para el posicionamiento internacional, y aseguran que la presencia nacional en ferias y misiones comerciales está garantizada. (Presupuesto "engañoso" del Inprotur: qué esconde la partida de 2026 que debilitaría la promoción de Argentina)
  • Financiamiento: Brisighelli explicó que la falta de créditos accesibles para las empresas dificulta la inversión en infraestructura y capacitación.

Un transporte aéreo dispar

El panorama en el transporte aéreo de nuestro país hoy es notoriamente dispar. Por un lado, el cabotaje muestra una performance positiva y de recuperación con relación a 2024. (El transporte aéreo de cabotaje sigue en alza)

No se puede olvidar que el año pasado mostró, entre abril y noviembre, un desplome respecto de las cifras de pasajeros transportados y vuelos operados de 2023. Y la recuperación de 2025 pone las cifras por encima de las de 2024, pero no sobre las de 2023.

En el otro extremo, el transporte internacional, motorizado sólidamente por el dólar barato que empuja el turismo emisivo, vive un momento de esplendor. Baste apenas como ejemplo las cifras de agosto pasado. En el mes se registraron 1,3 millones de pasajeros internacionales, un 19% por encima de los 1,095 millones de agosto de 2024 y nada más y nada menos que un 29% por encima de agosto de 2023.

Ahora bien, dicho esto, un elemento relevante es el cambio que se está produciendo en el cabotaje con relación a las participaciones de mercado. Aerolíneas Argentinas y Flybondi, en el cabotaje, siguen mostrando una reducción en su market share, a diferencia de la de JetSmart que continúa expandiéndose. En concreto, Aerolíneas Argentinas pasó del 65% de market share, de enero a agosto del año pasado, al 59% para el mismo período de este año: 6 p.p. (puntos porcentuales) menos. Del mismo modo, Flybondi, en la misma comparación de tiempo, pasó del 22% al 19%: 3 p.p. menos. JetSmart, en cambio, creció del 11% al 21%.

Otro dato relevante es que Aerolíneas Argentinas incrementó el número de pasajeros transportados en el cabotaje. Comparando enero a agosto de 2024 vs. el mismo período de 2025, AR transportó un -1%. Haciendo el mismo ejercicio, Flybondi vio desplomado el número de usuarios movilizados un 6%. Finalmente, JetSmart creció un 108%.

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