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Transporte aéreo: entre la realidad y el relato

Mucho se habla de los cielos abiertos en transporte aéreo en los últimos días. Sin embargo, no hay cambios aún en la política sectorial.

El transporte aéreo sigue, en Argentina, sin definiciones claras. y presa del relato político. Así lo demostró Manuel Adorni, vocero del gobierno de Javier Milei, que habló hoy del DNU 70/2023 y de la Ley Ómnibus y la lucha contra la casta y la “eliminación de los privilegios de la casta y no solo política, sino también de la sindical”.

La política de cielos cerrados, es una política que venía llevando adelante la Argentina en materia de libertad aerocomercial, donde lo único que hacía era proteger a Aerolíneas Argentinas y a determinado sector sindical, en contra de los intereses de la gente. En contra de la competitividad en los vuelos comerciales, obligando a muchos a pagar un pasaje más caro de lo que se debería haber abonado”, señaló elípticamente Adorni.

Vale recordarle al vocero que, en una decisión inédita, durante la Administración Macri se autorizó en el sector aviación los gremios por empresa. La decisión fue resistida por los sindicatos tradicionales, como era de esperar, pero también es real que la Administración Fernández no dio marcha atrás con ese esquema. De modo que hoy los empleados de Flybondi y JetSmart tienen sus propios gremios.

Transporte aéreo se expande pese a todo

Curiosamente, dos ejemplos sacudieron las redes y la actualidad sectorial en los últimos días. Dos ejemplos de que esos “cielos cerrados”, de los que habla Adorni, no existieron ni existen.

No fueron pocos los que, en redes, saludaron el inicio de los vuelos de Gol Linhas Aéreas entre Buenos Aires y Brasilia: es lógico, siempre es positivo contar con más oferta aérea. Sin embargo, cualquiera que conozca un poco (solo un poquito) del sector, sabe que una ruta aérea internacional no se implementa en 23 días. De hecho, el vuelo ya había sido anunciado en agosto pasado y en general, las compañías aéreas ponen a la venta sus vuelos internacionales al menos con tres meses de antelación. De modo que, vincular el vuelo de Gol con el gobierno de Milei y ligarlo con los “cielos abiertos”, es lisa y llanamente una manipulación. Vale aclarar que la implementación del vuelo en cuestión seguramente tampoco es atribuible al gobierno anterior de Alberto Fernández y ni siquiera al del presidente Lula de Brasil. Las compañías aéreas planifican sus redes a largo plazo y por cuestiones que en general dependen más de lo comercial, que de lo político. De hecho, para Gol representa un retorno, interrumpido por la pandemia, porque esa ruta ya la operó anteriormente.

Lo mismo sucedió con el inicio de los vuelos de Flybondi a Mar del Plata. Haciendo nuevamente la salvedad de que toda oferta aérea nueva es bienvenida, tampoco es atribuible ni al gobierno de Milei ni a los pretendidos cielos abiertos. De hecho, Flybondi anunció la implementación de la nueva ruta en noviembre pasado. Además, si se entra en el juego de atribuir los nuevos vuelos a los gobiernos de turno: el expresidente Alberto Fernández le va ganando por goleada a Milei. En el 2023, Flybondi duplicó su flota y esto supuso más vuelos y más destinos. Pero volvemos a lo mismo: la planificación de las compañías no depende estrictamente del gobierno de turno.

¿Están abiertos o cerrados?

Flybondi comenzó a volar en 2018 y recién decidió incluir a Mar del Plata en su red en el 2023: nada le impidió hacerlo antes. Es decir, la compañía fue totalmente libre de elegir cuándo comenzar a volar a La Feliz. Del mismo modo, Flybondi vuela casi desde el principio de su historia a Bariloche y en oposición no lo hace a Catamarca: decisiones empresariales respetables y entendibles, pero que no se vinculan con una cerrazón de cielos o con una imposibilidad en el acceso a rutas.

Otro ejemplo en el mismo sentido. En 2021, JetSmart comenzó a volar a Comodoro Rivadavia. En agosto de 2023 anunció que abandonaría la ruta desde el 1° de septiembre. La low cost entiende que el destino está sobre ofertado. Nada le impidió a JetSmart comenzar a volar a Comodoro cuando quiso, ni nada le impidió levantar los vuelos cuando lo consideró necesario, con total libertad. Una libertad que evidentemente Adorni no ve.

De hecho, la expansión de Flybondi, JetSmart y la propia Aerolíneas Argentinas durante 2023, demuestra claramente que esa “cerrazón de cielos” que se pretende instalar desde lo discursivo, no existe.

Finalmente, sería improbable que los cambios se produzcan gracias a la política del gobierno de Milei siendo que ni siquiera hay funcionarios del área designados.

Sin novedad en los escritorios

El gobierno de Milei ha cumplido 23 días de gestión y aún no hay funcionarios del área designados. No hay un Subsecretario de Transporte Aéreo (cartera que inventó este gobierno), ni titular de la ANAC. De modo que mal se pueden atribuir, las últimas noticias del sector, a la política del gobierno de turno.

Pero además y vaya como conclusión, las reformas propuestas por el gobierno de Javier Milei en el campo aerocomercial, podrán ser rechazadas o aceptadas desde la perspectiva filosófico-política, pero la realidad es que los instrumentos elegidos para su aplicación, generan inestabilidad. En vez de hacer las modificaciones pertinentes por ley para privatizar Aerolíneas Argentinas, o enviar un proyecto de ley al Congreso para modificar el Código Aeronáutico, se eligió un DNU. La condición propia de DNU lo vuelve discutible y de hecho hay varios amparos judiciales en marcha que amenazan con voltearlo. Si es así, todos los cambios en materia aerocomercial, volverían a foja cero.

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