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Hoteles: la crisis de la reactivación

Los hoteles deben ponerse en marcha luego de 18 meses de mínima actividad. Finanzas en rojo, conflictividad laboral y una baja ocupación incrementan la crisis.

Hoteleros de todo el país coinciden en que el proceso de reactivación del sector genera enormes desafíos luego de 18 meses de escasa o nula actividad. La puesta en marcha de los establecimientos pone al descubierto la crisis financiera en la que están inmersos, la alta conflictividad laboral, la presión tributaria y el incremento de los costos internos. A lo que suma una demanda aún muy incipiente y oferta de hoteles diezmada en varios destinos nacionales.

La crisis de la demanda

Consultado sobre el escenario de reactivación a corto plazo para la hotelería nacional Roberto Amengual, presidente de AHT, explicó: “Para que vuelva el viajero internacional con el que trabajamos muchos hoteles, hay que darle tiempo, previsibilidad y confianza; sobre todo en lo que tiene ver con conectividad y que no se tomen medidas restrictivas intempestivas, como se viene haciendo en Argentina. No obstante, es cierto que comenzaron a haber muchas consultas y cotizaciones”.

Sin embargo, aclaró que “algunos destinos que trabajan con un turismo vacacional están trabajando muy bien, en el Norte y en el Sur del país. Aunque no se compara con los números previos a la pandemia. En tanto, los destinos que trabajando con turismo internacional y eventos aún no están en etapa de reactivación, como sucede con Ciudad de Buenos Aires”.

Al hablar de lo que sucede en la Ciudad de Buenos Aires, Gabriela Akrabian, presidenta de la Cámara de Hoteles de Ahrcc, describió: “Extranjeros aún no están llegando, solo notamos un leve reflote de la ocupación con el turismo interno. Hoy la ocupación ronda el 25%, un porcentaje muy bajo para sostener el negocio. Además, hay que remarcar que cerca del 40% de los hoteles de la Ciudad sigue cerrado”.

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Mientras que Daniel Gaona, socio del Hotel Boutique Del Pomar (Chaco), aportó: “Recién estamos viendo la reactivación de los eventos, que siempre fueron el principal generador de ocupación hotelera en Resistencia. En el caso de la nuestra plaza hubo muchos cierres de hoteles y muchos solo abrieron con una capacidad reducida. Esto generó una merma importante en la plaza. Por ejemplo, tenemos dos eventos un fin de semana en octubre y la capacidad ya quedó completa”.

Por su parte, Edmundo Day, vicepresidente de AEHG Mendoza, hizo su aporte desde un destino donde la hotelería trabaja desde julio de 2020. “Los hoteles urbanos fueron los más perjudicados, por la falta de turismo corporativo e internacional; además son los más grandes y los que más costos operativos tienen. Los hoteles con más contacto con la naturaleza y más pequeños fueron los que más rápidamente se recuperaron. Sabemos que hubo cierres definitivos pero de hoteles pequeños e independientes; mientras que otros trabajan aún hoy con pisos o cuartos bloqueados. Nuestro principal desafío hoy como empresarios es bregar por la recuperar los vuelos internacionales, que pasaron de 40 a 8 diarios”.

La puesta en marcha

Más allá de los escollos conyunturales que deben enfrentar los hoteleros, la reapertura de sus establecimientos también trae aparejados otros desafíos propios del negocio.

“Poner en marcha un hotel que estuvo cerrado casi 20 meses implica hacer una inversión para revisar todas las instalaciones, equipos, maquinarias, computadoras y servidores. Esto llega en un momento de crisis financiera, cuando no hay capital de trabajo. Sabemos que existen hoteles que hoy no tienen el capital para reabrir e incluso que hay cierres todos los meses. En este último caso la estructura de costos fijos erogó las reservas y los préstamos tomados; y los empresarios debieron salir a negociar con los acreedores”, comentó Amengual.

Mientras que Akrabian sumó: “Reabrir un hotel después de tanto tiempo genera un costo enorme, porque implica hacer servirse a maquinarias, volver a comprar stock, hacer una limpieza profunda y convocar a los empleados. Con la subocupación que hay, esa inversión implica perder más plata que tener el hotel cerrado. De todos modos, entre los empresarios hay mucho acompañamiento, se recomiendan profesionales o se juntan para contratar servicios en conjunto y negociar un mejor precio; es una manera de abaratar costos”.

A la vez, que Gaona explicó: “El cierre de los establecimientos generó un proceso de desinversión muy grande durante muchos meses. Volver a abrir implica un enorme desembolso, sobre todo para establecimientos muy grandes y con una demanda muy incipiente. Por eso muchos deciden abrir pero al 50% de su capacidad”.

Al sumar desafíos, Day mencionó: “Los hoteles buscan invertir en nuevas tecnologías y para eso necesitan acceder a créditos a tasas atractivas u otras formas de financiamiento. A lo que suma la necesidad de bajar la presión fiscal, principalmente el IVA e Ingresos Brutos, y redefinir los plazos de las moratorias”.

Con relación a los recursos humanos, Akrabian comentó que “es un tema muy complicado. Cuando volvemos a convocar al equipo, muchos están trabajando en otros lugares, aún cobrando el sueldo durante el período de suspensión; a otros les cuesta reincorporarse después de muchos tiempo de aislamiento. Aunque también hay que mencionar que hay empleados que se muestran muy predispuestos a volver”. A lo que Amengual agregó: “La reconformación de los equipos de trabajo es un desafío. En algunos casos, cuando se los convoca deciden renunciar y hay que salir a buscar nuevos empleados”.

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Ajuste de tarifas

Al respecto de las tarifas de los cuartos, Amengual analizó: “Se van a actualizar a medida que se reactive la demanda, por eso los destinos con baja ocupación aún no pudieron actualizarla. Mientras que los trabajaron bien en vacaciones de invierno sí pudieron hacerlo. La tarifa también dependerá de la conformación de la oferta hotelera en la pos pandemia, hay casos de sobre demanda pero son muy puntuales y por un período de tiempo corto; como puede ser la oferta de cuarto cerca a los centros de esquí en vacaciones de invierno; pero son casos particulares”.

A lo que Akrabian adicionó: “Dentro de Argentina y comparando entre establecimientos de igual categoría, la Ciudad de Buenos Aires es una de las plazas más baratas; la hotelería porteña está regalada”.

Finalmente Gaona sumó: “Sabemos que va a haber una readecuación de la tarifa a partir de la posibilidad de dar un servicio completo. Hasta hace pocos ofrecíamos un desayuno básico, estaba cerrado el spa o la pileta y había menos personal; eso impacta directamente en lo que se le cobra al huésped. Trabajar plenamente va a requerir una adecuación”.

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