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Hoteles y restaurantes: baja rentabilidad a pesar de la alta demanda

El incremento de la demanda en julio no tuvo como contrapartida un aumento de la rentabilidad en los hoteles y restaurantes de los destinos de ocio.

La temporada de invierno mostró una reactivación de la demanda pero dejó al descubierto los problemas que enfrentan hoteles y restaurantes: dificultades para reponer mercadería, falta de recursos humanos y baja rentabilidad debido al aumento intempestivo de los costos que tuvo julio y que no pudo trasladarse a la carta o las tarifas.

A lo que se sumó las inspecciones de AFIP en plena temporada y derivó en clausura de establecimientos y multas millonarias.

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Más volumen de trabajo y menos rentabilidad

Como contrapartida los empresarios hoteleros y gastronómicos también hicieron su balance de las vacaciones de invierno pero los números no fueron tan alentadores.

Roberto Amengual, presidente de AHT, volvió a poner énfasis en que se ve una curva ascendente y de recuperación en la actividad. No obstante, marcó la diferencia entre lo que ocurre con el turismo de placer y el corporativo. Y aclaró: “Fue una buena temporada pero solo para los destinos más enfocados en el turismo de ocio. Además, los picos de ocupación se dieron unas semanas e, incluso, en algunos destinos solo los fines de semana. Cifras que bajan cuando se hace el promedio ocupación de todo julio”.

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Asimismo, en cuando a los desafíos de estos días de intensa actividad, el directivo detalló: “ Con relación a la falta de recursos naturales, los hechos de incidencias no fueron mayores a los de otros momentos del año. La mayoría de los hoteles de alta gama tienen reservorios de agua, generadores eléctricos y están preparados para las contingencias. Eso le permitió sortear las dificultades”.

De todos modos, “hay temas que nos afectan mucho como los límites a las importaciones porque impide el ingreso de los repuestos que necesitamos para los establecimientos hoteleros; estamos hablando de equipamiento de uso permanente y service regulares. Durante algunas semanas los proveedores de insumos importados no comercializaron y cuando retomaron la atención no tenían el flujo de productos habituales. Además, los servicios que se contratan en el extranjero, que debemos pagar en dólares, se vieron afectados por las restricciones para hacer los giros. Incluso hay dificultades para abonar los fee de comercialización al exterior”.

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A todo, el directivo sumó la programación de los vuelos internacionales con tres meses antelación, “que representa poco tiempo, porque el turista extranjero requiere más previsibilidad; sobre todo el europeo y el asiático, no tanto el regional”.

Por su parte el empresario Hernán Szkrohal, titular de la Cámara Gastronómica de Mar del Plata, detalló que “en el destino la actividad en hoteles y restaurantes fue bastante intermitente. Teníamos expectativas de muy buenas vacaciones de invierno pero el primer fin de semana de julio, cuando comenzó a hablarse de suba intempestiva del dólar y falta de algunos productos, se atrasó la llegada de turistas. A partir del día del amigo cambió esa tendencia y recuperamos la actividad: llegamos a tener el fin de semana del 23 y 24 de julio un pico del 70% de ocupación hotelera. Luego bajó a un promedio del 50% al 60%, hasta el fin de las vacaciones”.

Por otra parte, aclaró que “si bien el Ente Municipal de Turismo de Mar del Plata (Emtur) estimó un crecimiento de entre el 7% al 10% en la llegada de turistas (comparado con 2021), en la gastronomía no se notó un aumento en la facturación porque los turistas tuvieron más control en los gastos ”.

A lo que agregó: “El sector no trasladó a la carta los aumentos que se generaron en el canal de distribución de alimentos. Trabajamos con menor rentabilidad pero apostando a mantener el volumen de trabajo. Estamos hablando de un aumento de los alimentos que estuvo en el doble de lo que reporta el Indec, los incrementos en julio rondaron el 20%. Más aún las bebidas importadas tuvieron un incremento del 30% y hubo una retracción en la entrega”.

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