“La temporada de ‘verano’ se extenderá desde el 1° de diciembre hasta Semana Santa”. Noticia que en octubre inundaba los medios y llenaba de ilusión a quien quería viajar y a quienes tuvieron por meses los hoteles cerrados. ¿Qué pasa el día después de Semana Santa? Un escalofrío corre por la espalda y en algunos municipios ya alertan a hoteleros que a partir del 4 de abril no pueden tomar reservas, pero que no se preocupen por que se está trabajando en un programa de ‘invierno’. ¿Volver a cerrar? ¿Volver a licenciar gente? ¿Nuevamente gente sin trabajo, sin ingresos, sin resto económico? ¿Volver a concentrar la demanda en las semanas de invierno?", comenzó su análisis de la actual situación Marie Laure Gall, directora de Lihue Expediciones.
Marie Laure Gall, directora de Lihue Expediciones.
"Se demostró en estos meses que viajar y recibir huéspedes tomando recaudos de distanciamiento e higiene no aumentaba los casos. Viajar por la naturaleza, caminar por un sendero, remar en un rio, lago o mar, disfrutar de la vida de una estancia, quedarse admirados frente al glaciar o cualquiera fuera la experiencia al aire libre, no aumentó los casos. Es más seguro estar disfrutando de un jardín de una posada o del magnífico parque, por ejemplo, de la Estancia La Bandada, una buena cabalgata en la Estancia Nibepo Aike, estar navegando avistando toninas en Camarones, o disfrutando de una apacible tarde en el Delta a bordo de Chata Afrodita; que el quedarse hacinados en una ciudad, desmotivados y preocupados. El aire libre tonifica y levanta las defensas. ¿La vida saludable no es acaso la mejor forma de prevención? ¿Cuál sería la razón de dar fin a la libertad de poder viajar?”.
El día después de Semana Santa
Marie Laure Gall prosiguió: “Aumentos de contagio sí hubo entre gente imprudente, fiestas clandestinas, velorios multitudinarios y múltiples situaciones donde los recaudos básicos fueron pasados por alto. Hablar de ‘verano’ y de ‘invierno’ como opciones de vacaciones es no saber que hay gente, y mucha más de lo que uno piensa, que justamente busca viajar fuera de temporada, cuando hay menos gente; y en épocas de Covid, es una estrategia aún más valida: cuanta menos gente, menos chances de contagios. Gente que no depende de las vacaciones de colegios, ni universidades, gente que por sus actividades no pueden viajar durante el verano y/o durante el invierno. Hay viajes que son simples escapadas de fines de semana, sin necesidad que sean vacaciones, ¿qué sentido tienen prohibirlos a partir del 4 de abril? Todos estos viajes largos, cortos, o simples escapadas por el día, permiten mover las economías regionales y recargar baterías. También existen viajes corporativos, grupos pequeños de empresarios que podrían reunirse en una estancia o posada, buscando justamente la seguridad del aire libre y alejándose de oficinas donde uno puede contagiarse más fácilmente”.
Un cierre absurdo
“Desde el gobierno sin duda ya percibieron el absurdo de un cierre ‘el día después’, por lo cual los argentinos están ansiosos de escuchar que no les quitarán la libertad condicional que le otorgaron en diciembre. Claramente sería importante reforzar la difusión sobre la importancia de tenerle respeto al Covid-19 y mantener buenas prácticas de higiene, distanciamiento y uso de tapa boca cuando el distanciamiento no es posible. En este orden, cuanto más desconcentre la demanda, menores serán los riesgos de contagio. Quizás es momento de evaluar la anulación de 5 feriados nacionales y sumar 5 días de vacaciones, una medida inteligente para desconcentrar, aplastar la demanda, evitar accidentes de ruta y bajar costos. Pensando en el prójimo nacen las buenas practicas”, finalizó la profesional.
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