El turismo interno, más que una actividad económica, es una expresión social y territorial que revela la organización real de un país. En Argentina, por su magnitud territorial, diversidad ambiental y desigual distribución de infraestructuras, su evolución expone con nitidez las virtudes y las carencias del modelo de desarrollo.
La mítica Ruta Nacional 40, la columna vertebral del país, tiene tramos que requieren obras de mantenimiento.
Hablar de turismo interno, por tanto, es hablar de la crisis vial, del deterioro ferroviario y de la falta de una estrategia intermodal capaz de vincular transporte, ambiente y desarrollo productivo bajo una visión federal y sostenida.
El turismo interno requiere sustentabilidad
Durante años, el turismo fue entendido como un motor de dinamismo local y generación de empleo, pero su consolidación depende de una base material y normativa mucho más compleja: caminos transitables, conectividad ferroviaria, servicios públicos de calidad, seguridad vial y, sobre todo, un ordenamiento territorial que preserve los ecosistemas y regule el crecimiento.
Donde la infraestructura se degrada, el turismo pierde sustentabilidad, y con ello se debilitan los lazos sociales y las oportunidades de arraigo. La crisis no se limita sólo a cuestiones técnicas o presupuestarias; es el resultado de políticas fragmentadas que no logran integrar las dimensiones económica, ambiental y territorial.
Las desigualdades estructurales de Argentina
Más del 60% de la red pavimentada del país requiere intervenciones mayores. Las rutas provinciales, esenciales para conectar pueblos y corredores turísticos, dependen de fondos escasos y esquemas de mantenimiento inestables. Al mismo tiempo, los proyectos viales de envergadura se concentran en corredores de exportación, relegando accesos a parques, reservas y localidades con potencial de desarrollo
Así, el mapa de conectividad reproduce las desigualdades estructurales: regiones integradas con infraestructura consolidada y vastas áreas periféricas desconectadas, donde la movilidad se convierte en un privilegio y no en un derecho.
Trenes en crisis, el adiós a un gran articulador
A este cuadro se suma la crisis del sistema ferroviario, cuya contracción histórica significó la pérdida del principal articulador territorial del país.
Ramales abandonados, estaciones sin servicio y talleres desactivados implicaron también la interrupción de redes económicas y culturales que daban cohesión al interior argentino.
En un contexto global que revaloriza la movilidad sustentable, el tren podría ser un componente clave de una nueva política turística. No solo por su bajo impacto ambiental y su eficiencia energética, sino porque permite experiencias inclusivas, accesibles y vinculadas al paisaje.
La recuperación ferroviaria -como muestran el Tren del Valle, el Tren de las Sierras o el Tren Patagónico- puede devolver vitalidad a los pueblos intermedios y diversificar la matriz turística con un criterio de sustentabilidad real.
Hacia un modelo de transporte sostenible
Pensar el turismo sin integrar la dimensión ambiental y la del transporte es mantener un modelo fragmentado e insostenible. Los impactos acumulativos del crecimiento desordenado -deforestación, contaminación, erosión, presión sobre los recursos hídricos- revelan la ausencia de una planificación territorial preventiva.
La infraestructura turística, cuando no se acompaña de mecanismos de control ambiental y participación ciudadana, termina degradando el recurso que la sustenta: el paisaje. El ordenamiento del suelo, la capacidad de carga y la evaluación ambiental estratégica deben ser herramientas de uso obligatorio en cada proyecto que altere ecosistemas sensibles o áreas naturales protegidas.
El desafío es concebir la movilidad como un derecho y no como una variable residual del desarrollo. Las rutas, los ferrocarriles y los aeropuertos secundarios no son simples infraestructuras: son soportes de ciudadanía y de integración.
La política pública debe asumir que la accesibilidad es una forma de justicia territorial. Cada camino rehabilitado, cada servicio ferroviario reactivado y cada vía segura construida contribuyen no solo al turismo, sino también a la equidad, al empleo y al fortalecimiento del tejido social.
Compromisos climáticos y bajas emisiones
La planificación del transporte, además, debe alinearse con los compromisos climáticos asumidos por el país (Ley 27.520) y con una transición hacia una movilidad de bajas emisiones.
Un turismo sustentable requiere inversiones orientadas a la eficiencia energética, el uso racional de recursos y la preservación de áreas de valor natural o cultural. Los programas de promoción deberían incorporar criterios ambientales en la asignación de fondos, premiando a los proyectos que reduzcan huella de carbono, recuperen patrimonio ferroviario o generen empleos verdes en comunidades locales.
El deterioro vial y ferroviario es el reflejo de un modelo de gestión atomizado, donde Nación, provincias y municipios actúan sin articulación efectiva. Los caminos turísticos dependen de fondos transitorios, las trazas ferroviarias se reactivan de modo esporádico, y las obras prioritarias cambian con cada administración.
Esta discontinuidad debilita la confianza social y encarece el desarrollo. Resulta indispensable recuperar una visión de infraestructura como política de Estado, capaz de sostenerse en el tiempo, más allá de los ciclos políticos y económicos.
Obras públicas para superar la crisis
La dimensión ambiental no puede seguir siendo un apéndice formal. Cada obra pública debe responder a un enfoque de sostenibilidad integral, con control social, transparencia y evaluación de impactos. La experiencia internacional demuestra que la inversión en infraestructura verde y en transporte público de calidad no solo reduce desigualdades, sino que dinamiza economías regionales. La Argentina tiene capacidad técnica y experiencia institucional suficiente para iniciar ese proceso; lo que falta es una decisión sostenida de priorizar la planificación sobre la urgencia.
Superar la actual crisis exige políticas estructurales y no paliativos. La creación de un Plan Federal de Turismo Territorial podría constituir el instrumento articulador de esta nueva etapa: integrando caminos, ramales, aeropuertos, áreas protegidas y centros urbanos bajo una visión de desarrollo equilibrado.
Dicho plan debería combinar inversión pública con cooperación privada, establecer indicadores ambientales y promover una red de movilidad sustentable que conecte regiones turísticas de manera inclusiva. La infraestructura debe volver a concebirse como un bien público que garantice equidad territorial, sostenibilidad ecológica y cohesión social.
Turismo interno, instrumento de integración nacional
El turismo interno puede y debe ser un instrumento de integración nacional. En un país de distancias extensas y economías desiguales, la accesibilidad representa una forma concreta de desarrollo humano. Rehabilitar caminos, reactivar ramales, fortalecer la red secundaria y coordinar políticas de transporte y ambiente son pasos esenciales hacia un modelo territorial más justo. Si la infraestructura se entiende como vector de inclusión y el turismo como política de Estado, la Argentina podrá transformar su diversidad geográfica en una fortaleza estratégica, generando arraigo, empleo y oportunidades.
El futuro del turismo interno dependerá de la capacidad del Estado para poner en marcha una visión a largo plazo. Las crisis viales y ferroviarias son, en definitiva, síntomas de un mismo problema: la falta de continuidad en la planificación. Reconstruir esa continuidad es un desafío político, técnico y cultural.
Pero también una oportunidad: la de demostrar que el desarrollo puede ser federal, equilibrado y ambientalmente responsable. De lograr la Argentina integrar su territorio logrará integrar su destino. Y el turismo, en ese proceso, puede ser mucho más que una industria: puede ser el rostro visible de un país que se reconcilia con su geografía y apuesta al futuro.
En estos términos cabría formularse una pregunta: ¿Estamos listos para pasar de la improvisación a una planificación de largo plazo que conecte a todo el país?
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