El mapa turístico de Argentina durante agosto de 2025 dibujó un escenario de contracción generalizada que no da tregua a ningún destino, pero revela una preocupante dispersión en la intensidad del golpe. El Norte argentino (NOA) se ha consolidado como la región más castigada por la retracción del turismo interno.
Norte Argentino en rojo: de liderar junto a Patagonia la reactivación pospandemia a víctimas de la contracción
Arrastrada por el turismo interno, el Norte argentino sufre la mayor contracción del país: -34% de caída en pernoctaciones. ¿Replantean una estrategia regional?
Crisis NOA: el Norte Argentino, la región con mayor caída turística según el Indcec.
Los datos de la Encuesta de Ocupación Hotelera (EOH) del Indec son contundentes: la región sufrió una contracción del -34% en el total de pernoctaciones, la caída más marcada a nivel nacional.
Esta crisis en el NOA, que ve cómo su participación en el turismo nacional se desploma del 13% en 2023 a menos del 11% en 2025, no es solo estacional, sino estructural, con el turismo interno como el principal motor de la caída.
Turismo interno, factor de desequilibrio turístico argentino
La actividad turística formal se contrajo cerca del 25% en pernoctaciones a nivel nacional, impulsado principalmente por la caída del movimiento interno. Sin embargo, la geografía del ajuste golpea con especial dureza a dos polos clave: el Norte Argentino y Cuyo. (Ocupación hotelera: el turismo interno impulsa la hotelería argentina y compensa la caída internacional)
Estas regiones encabezan la lista con la mayor retracción en pernoctaciones, con caídas del -34,0% y -34,5% respectivamente. Este desplome en dos de las zonas con mayor potencial de turismo de naturaleza, cultural y enológico evidencia una debilidad crítica en la base de la demanda interna: el poder adquisitivo y la conectividad.
El Litoral, por caso, registra la contracción más moderada del país, con un -17,2% de caída en pernoctaciones, gracias al sostén de Iguazú y Rosario.
De igual forma, Córdoba (-13,8%) y la provincia de Buenos Aires (-15,8%) lograron amortiguar el impacto, apoyándose en escapadas y turismo de eventos o playas de alta estacionalidad, aunque con la constante de estadías más cortas.
Por su parte, la Patagonia (-22,6%) y CABA (-28,2%) enfrentan la crisis desde volúmenes más altos. La primera mantiene su atractivo de producto nieve y naturaleza, sosteniendo las estadías más largas del país (2,6 noches); mientras que la Ciudad de Buenos Aires sufre la retracción del flujo extranjero fuera de temporada alta y el acortamiento de las estadías, aunque su ocupación se mantiene por encima del promedio nacional.
Puntos clave y el factor de la demanda interna
La notica más punzante se centra en la profunda afectación del turismo nacional para la región del NOA, reflejo directo de la crisis económica y el encarecimiento del transporte, que se vislumbra en los números del doméstico:
- Viajeros hospedados: entre agosto de 2023 y agosto de 2025, el número de turistas que optaron por una alojamiento formal se derrumbó un 25,3%, pasado de 225.809 a 168.624 en la última medición. (Turismo y elecciones: ¿el voto cómo límite a números lapidarios?)
- Contracción amortiguada del receptivo: si bien el turismo de no residentes también retrocedió (-12,5% en pernoctaciones), su caída es significativamente menor, lo que subraya que el problema regional es, fundamentalmente, una retirada del viajero argentino.
- Estadías más cortas: la estadía promedio en la región bajó de 2,0 a 1,9 noches, confirmando la tendencia nacional a las escapadas más cortas y el ajuste del gasto.
Radiografía NOA: de liderar la actividad pospandemia a víctimas de la contracción
El análisis por provincias revela que incluso los destinos considerados "faros regionales" sufren duramente:
- Salta pierde casi la mitad de sus huéspedes: a pesar de mantenerse como el destino más visitado del Norte, Salta sufrió una fuerte retracción del flujo, con una caída de -42% en viajeros hospedados (de 57.516 en 2023 a 33.269 en 2025). Esto se atribuye a la menor conectividad aérea y la baja en las escapadas nacionales.
- Jujuy muestra un descenso pronunciado afectado principalmente por el menor turismo interno en circuitos icónicos como la Quebrada y Puna.
- El ancla de Santiago del Estero: este territorio muestra la mayor resistencia a la caída regional (-12% en pernoctaciones), gracias al sostén de Termas de Río Hondo y su segmento termal-salud. Esto la posiciona como el único caso con una caída moderada, confirmando a este tipo de turismo como un ancla fundamental.
- Tucumán muestra una estabilidad relativa del segmento corporativo y educativo; aunque no puede disimular la baja en escapadas y los fin de semana. Estadías cortas y alta rotación en San Miguel de Tucumán. (La paradoja del fin de semana largo: más turistas, menos noches y gasto a la baja)
Por su parte, Catamarca está afectada por una menor conectividad y marcada estacionalidad; al tiempo que La Rioja sufre un descenso del flujo nacional y una significativa reducción de vuelos. El potencial en Talampaya y enoturismo siguen intactos, pero limitado por estadías cortas.
El desafío estratégico para 2026: una salida regional
Frente a este panorama, expertos y profesionales del sector aseveran que el futuro del NOA depende de un cambio de estrategia profundo que revierta la tendencia de menor conectividad y menor poder adquisitivo.
Los ejes de trabajo urgentes apuntados por los analistas son:
- Estrategia regional integrada: pasar de la competencia a la colaboración. Es clave impulsar la promoción cruzada entre Salta, Jujuy y Tucumán con rutas temáticas (cultura, naturaleza, vino).
- Mercados prioritarios y paquetes cortos: foco en residentes del NOA y Mercosur con el diseño de paquetes de 2 a 3 noches para potenciar el turismo de escapadas.
- Negociación de conectividad: reforzar las frecuencias aéreas en temporada alta y utilizar hubs alternativos como Córdoba para compensar la baja de vuelos.
- Segmentos ancla: potenciar nichos de alta rentabilidad como el turismo termal-salud (Santiago), el enoturismo (Valles Calchaquíes) y el turismo religioso/cultural para estirar estadías y elevar la ocupación fuera de picos.
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