Aunque nada tiene que ver con la realidad turística actual anulada por la pandemia, ni tampoco tendrá asociación alguna con la foto de los próximos meses, la publicación de los resultados de la Encuesta de Turismo Internacional (ETI), elaborada por el Indec, correspondiente a febrero, develan los alcances de las políticas económicas dictaminadas por el Gobierno de Alberto Fernández.
El turismo receptivo se recupera pero continúa el desplome del emisivo
Las primeras impresiones de los datos de arribos y partidas durante el segundo mes del año y antes de la expansión del coronavirus, muestran una recuperación del turismo receptivo: creció un 2,6% impulsado por los visitantes de Brasil, Estados Unidos, Canadá y Europa.
Cabe recordar que este segmento en enero había caído un 7,4% respecto al mismo mes de 2019; mientras que en el acumulado de 2020 registra una merma del 3,4%, con un saldo negativo de 102.300 pasajeros en la balanza turística.
Por su parte, el comportamiento del emisivo argentino no cambió de rumbo y sigue en caída libre: en febrero retrocedió un 14,3%, aunque como consuelo queda pensar que la caída de las salidas de argentinos al exterior fue menor a la sangría de febrero de 2019.
Además y mientras la balanza turística sigue en números rojos, en los dos primeros meses del año las salidas acumulan una caída interanual del 16,6%.
Desde junio de 2019, cuando la megadevaluación del dólar y la inestabilidad cambiaria empezaron a impactar en las estadísticas oficiales, el emisivo no ha parado de ahondar su crisis, la cual se agudizó con la reglamentación del Impuesto PAIS y la implementación del “cepo cambiario” para la adquisición de divisas.
Con la actividad turística reducida a cero, los resultados del próximo informe de la ETI, que será a mediados de mayo, probablemente registre unos de los peores meses de la historia del turismo nacional, dado que tras la declaración de la pandemia, el 11 de marzo, la operación fue prácticamente nula y las operaciones se limitaron a los vuelos de repatriación.