El rumor comenzó a correr fuerte el jueves pasado y se confirmó horas más tarde: Sol Líneas Aéreas decidió bajar la persiana. La noticia se conocía al filo del mes asumido por todos los involucrados para resolver la situación. La iniciativa de vender la empresa aérea fracasó: primero fue la española Air Nostrum la que se alejó y posteriormente fue la boliviana Amaszonas, espantada por el anunciado arribo del hólding Synergy, dueño de Avianca, a nuestro país. Y entonces la suspensión temporal de actividades se convirtió en cierre definitivo. Se abre ahora el capítulo con los bemoles acerca del cómo. El mismo jueves comenzaron a enviarse los telegramas de despido para los 220 trabajadores. La disputa es que mientras ellos esperan poder cobrar sus indemnizaciones de una vez, Sol espera poder pagarlas en cuotas. Y en paralelo avanza la venta de activos para asumir otras deudas comerciales (entre ellas una bastante jugosa con el Aeropuerto de Rosario “Islas Malvinas”, cuya gestión está en manos del gobierno provincial, y con la AFIP, con quien habría ya avanzado la renegociación de lo adeudado en concepto de impuestos).
Y finalmente, llegó el anochecer para Sol
Se concretó el cierre de Sol Líneas Aéreas. El personal fue despedido y se apresta a cobrar las indemnizaciones: la disputa es si lo podrán hacer de una vez o en cuotas, como pretende abonar la empresa que, por su parte, enfrenta la venta de activos para cubrir sus deudas.
Justamente, los sindicatos fueron los primeros en reaccionar. En un comunicado, la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA, mecánicos) expresaba que los trabajadores “son las víctimas y no los culpables de malas administraciones y de maniobras ilícitas, concretadas en el Acuerdo de Cooperación que la compañía Sol tenía con Aerolíneas Argentinas, que por ruinoso para sus intereses nuestra aerolínea de bandera debió cancelar; aunque los exfuncionarios responsables siguen sin ser enjuiciados ni denunciados ante la Oficina Anticorrupción”. Y continúa: “El gobierno nacional no puede ser un simple actor pasivo ante hechos de estas características, si no sería un facilitador de despidos. Su deber es actuar activamente para lograr que otras aerolíneas nacionales den trabajo a esos 220 trabajadores dejados cesantes por Sol. Es imposible lograr pobreza cero, con más desempleados”.
La APTA concluye apostando a lograr el pago de las indemnizaciones y del sueldo de marzo, de una sola vez; así como negociar la reubicación del personal.
En un tono equivalente, los pilotos de la APLA se alinean con la FAPA (Federación Argentina del Personal Aeronáutico, la entidad que nuclea a la mayoría de los sindicatos del sector aerocomercial) y advirtieron que tomarían “legítimas medidas de acción sindical” si los reclamos no son atendidos, y abrieron un compás de espera para una próxima reunión con las autoridades del Ministerio de Trabajo y representantes de la empresa que se concretaría el 6 de abril.
BUSCANDO EXPLICACIONES.
La primera causa, a la hora de explicar por qué culminó, y de esta manera, el proyecto de Sol como línea aérea, suele ser la cancelación del acuerdo comercial que unía a la aerolínea regional con AR. Y es que no se trata solamente de si el convenio era beneficioso o no para Aerolíneas, sino que sobre esa situación se montaba la posibilidad de que Sol incorporara un socio, puntualmente Air Nostrum, y renovara su flota. Toda una ingeniería comercial y operativa que se vino abajo cuando la gestión de Isela Costantini dio por cancelado el acuerdo.
Ahora bien, señalar a ésta cómo única causa, siendo que actuaba además como salvavidas, revela que la situación previa de Sol no era de las más convenientes. Por eso y a la hora de buscar explicaciones más variadas y profundas, surgen otras cuestiones.
No se puede negar que Sol siempre tuvo iniciativa comercial, es decir, más allá de iniciar su negocio a partir de acuerdos con las provincias, lo que le permitía realizar ciertos vuelos con subsidios, siempre fue muy activa buscando nuevos mercados y rutas. Dicho de otro modo: probando. Claro que esto también tuvo el lado negativo de no afianzarla, territorialmente, en ninguna región más allá de Santa Fe. Sin embargo, el accidente de mayo de 2011, cuando un Saab 340 de la compañía que había despegado de Neuquén hacia Comodoro Rivadavia se desplomó cerca de Prahuaniyéu y le costó la vida a 22 personas, pareceió establecer una bisagra. Los costos financieros de este accidente, la asunción de las indemnizaciones de los deudos y demás podrían haber generado un daño difícil de sobrellevar para la empresa.
Y en tal sentido, siguiendo con la búsqueda de explicaciones, la propia Sol brinda la suya, en un comunicado de hace un mes emitido con motivo del cese de operaciones temporal. Para ubicar la secuencia temporal, Sol comenzó a volar en 2006, el accidente de Neuquén fue en 2011, pero en 2008 se produjeron un par de hechos simultáneos: el petróleo crudo por barril alcanzó su precio histórico más alto (US$ 140) y se produjo la reestatización de Aerolíneas Argentinas. Para Sol y desde ese momento, AR se transformó “en un elemento distorsivo del mercado aerocomercial argentino debido a que los operadores privados deben desarrollar su actividad dentro de las reglas del mercado mientras que una aerolínea al amparo del Estado, y con un market share de un 80%, vende el 100% de su producción en forma permanente por debajo de sus costos de producción”. “Es razonable que el Estado nacional aplique políticas de preservación del empleo en la aerolínea que administra, lo que no es beneficioso para el sector es un aumento de la producción y con la obligación de bajar sus precios para colocar esta sobreoferta”, afirma Sol en el texto. “Colocar esa producción por debajo de los costos en forma permanente genera una clara competencia desleal y prácticas de dumping, lo que vuelve inviable la operatoria de cualquier empresa privada sin acuerdos de código compartido o cooperación como los descriptos.”
El tema no es menor y genera una situación curiosa: acusada de empujar a Sol al borde del mercado, el acuerdo de AR era su tabla de salvación, como una especie de reivindicación, de compensación tácita.
UNA DEUDA PENDIENTE.
La experiencia de Sol deja finalmente al menos dos marcas claras. Por un lado, la enorme dificultad para que prospere un proyecto de característica regional y feeder, sobre todo en función de la demanda del mercado. Si uno compara mapas de rutas de Argentina de los ’50 y ’60 verá un país más interconectado que el actual. Tomando en cuenta las demandas de pasajeros actuales, queda claro que es una conectividad que no puede montarse hoy en aviones de 100 plazas, requiere un vector más pequeño (tácitamente es lo que ha entendido Efromovich cuando habla de que traerá aviones turbohélices para que vuele Macair).
Y el otro aspecto, relacionado al anterior, es que el desarrollo de una interconectividad más capilar y profunda y con más destinos sumados a la red es una deuda pendiente. Es destacable, como afirmó AR por mucho tiempo, volver a volar a todas las capitales provinciales, pero el paso siguiente es llegar a destinos de segundo y tercer nivel. Y en este caso queda claro que el Estado tiene mucho que decir. Solo basta recordar que el año pasado Brasil aprobó un régimen para subsidiar a la aviación regional mediante las tasas aeroportuarias y el costo del combustible, entendiendo el rol que tiene este segmento del mercado para conectar el país y generar movimiento económico positivo aun en ciudades de segundo y tercer orden.
Se acabó la paz
Si bien al cierre de esta edición el Ministerio de Trabajo dictaba la conciliación obligatoria y conseguía con eso impedir el paro de pilotos en AR, lo concreto es que la decisión de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) de ir a la huelga refleja que la paz sindical se acabó. “Con prudencia, planteamos nuestros reclamos en cada instancia de diálogo, tanto con la administración anterior como con las nuevas autoridades de la compañía. Lamentablemente, la empresa mantuvo una actitud intransigente negándose a dar una respuesta satisfactoria”, explica la APLA en un comunicado. El reclamo principal de los pilotos es la aplicación de las condiciones obtenidas y negociadas en la última paritaria (la de 2015).
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