La semana pasada, los principales sindicatos aeronáuticos (el personal aeronáutico de APA, los técnicos de APTA, el personal superior de UPSA, y los pilotos de APLA y UALA) remitieron una dura carta al ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, con motivo de la realización de una nueva Audiencia Pública fechada para el 6 de septiembre próximo. En ella expresan, entre otras cuestiones: "Vemos con profunda preocupación que los máximos responsables de la ANAC y del Ministerio de Transporte siguen sin querer reconocer que nuestros sistema de transporte aerocomercial se encuentra colapsado integralmente y que está inmerso en una crisis crónica, y que solo el esfuerzo y colaboración excepcional de los Trabajadores Aeronáuticos, permite que se mantenga operativo".
Y continúan: "La falta de cobertura y control radar en la totalidad del territorio argentino, aeródromos degradados en su operatividad, áreas de movimiento y estacionamiento de aeronaves saturadas, congestionamiento del tránsito aéreo, radioayudas fuera de servicio, sistema de comunicaciones sin back up y con interferencias sobre áreas críticas que vuelven dificultosas o imposibles las comunicaciones, falta de personal en el área de la autoridad de aplicación y control restringiendo la operatividad del sistema, Sistema de Búsqueda y Salvamento (SAR) obsoleto e ineficaz, precarización de los trabajadores involucrados, son algunas de las deficiencias y falencias que violentan nuestra actual seguridad operacional y que se observan clara y permanentemente".
"Lamentablemente y pese a todo lo expuesto en forma verbal y escrita, vemos que el Gobierno Nacional se obstina en imponer un nuevo sistema de actividad aerocomercial, bajo el falaz lema de propaganda política denominado ‘Revolución de los Aviones', el cual agravará hasta el extremo todos los serios y múltiples problemas que nuestros sindicatos han denunciado", concluye la carta no sin antes anticipar que los citados gremios se declaran en "estado de alerta y movilización".
Los sindicatos aeronáuticos prendieron las alertas
Los principales gremios del sector aerocomercial manifestaron su oposición a una nueva audiencia porque aseguran que el sistema está saturado y más aviones y empresas sólo incrementarán los riesgos en la seguridad operativa.
Para muestra, un botón.
Aunque el ministro se vanaglorie de que el Mitsubishi Lima/Víctor- Mike/Charlie/Víctor (LV-MCV) fue encontrado tras "apenas 26 días", "porque hay otros casos en los que los aviones desaparecen y no se sabe más de ellos" (dixit de la entrevista que Dietrich mantuviera con Jorge Lanata en su programa de radio Mitre), lo cierto es que lo sucedido puso al desnudo varias falencias, algunas de las cuales denuncian justamente los sindicatos. La más indiscutida tiene que ver con el equipamiento para SAR (Search and Rescue, Búsqueda y Rescate). Durante todo el proceso de búsqueda se fue sumando cierto equipamiento especial y adicional (sistema de rastreo láser, drones con sensores multiespectrales, equipo radiogoniométrico aportado por la Enacom y hasta un radar submarino de la empresa privada Falcon High Tech), que no estuvo a disposición del operativo desde el principio y que evidentemente no se encontraba entre los recursos disponibles previamente. Pensar en incrementar notoriamente el volumen de operaciones aéreas cotidianas en nuestros cielos demanda inversiones y reequipamiento de todo tipo. Es cierto que se están haciendo obras, ampliando terminales; mejorando pistas, plataformas y calles de rodaje; y que EANA, por su parte, está renovando los equipos de ayudas a la navegación aérea y el control de tráfico, pero es un proceso lento que posiblemente no esté a ritmo.
La otra queja de los mecánicos.
Pocos días antes de la carta conjunta que remitieran al ministro Dietrich, la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA) emitió un documento en solitario titulado "Seguridad Aérea en Argentina amenazada". En él, los técnicos aeronáuticos señalan una serie de aspectos preocupantes y que para ellos constituyen "nuevas y estridentes alarmas de advertencia. Serias amenazas que pueden convertirse en desgraciadas realidades".
El documento marca varios aspectos (uno de ellos es la cultura low cost y sus riesgos operativos), pero dos parecen singularmente importantes. El primero de ellos tiene que ver con la política de alineamiento regional que propone la sustitución de las RAAC (Regulaciones Argentinas de Aviación Civil) por las LAR (Latin America Regulations). La APTA define que las primeras son "estrictas y eficaces", en tanto que las segundas son "mucho más laxas y menos exigentes". "En el caso de los Técnicos Aeronáuticos, el cambio menoscaba su formación, habilitaciones y capacitación, a la vez que precarizan su ejercicio profesional", dice el texto. Los técnicos disparan contra la sustitución de la RAAC 43, referida al mantenimiento aeronáutico (el preventivo, y el que involucra la reconstrucción y alteraciones de cualquier aeronave); la RAAC 65 sobre el otorgamiento de Certificados de Idoneidad Aeronáutica, Licencia y Habilitaciones); y la RAAC 47 referida a la Capacitación de los Técnicos Aeronáuticos, los mínimos para la certificación y las reglas de funcionamiento y operación. "Si dicho cambio de normas se concreta, se degradará peligrosamente la seguridad aérea nacional", dice el texto y acusa: "La verdadera causa por la que el Ministerio de Transporte y la ANAC quieren imponer su reemplazo es para bajar drásticamente los costos e incrementar exponencialmente las ganancias empresariales".
Y el otro aspecto inquietante son las que la APTA denomina "Deficiencias en el Control de Tránsito Aéreo". Aquí la Asociación se cita a sí misma y a una carta anterior que remitiera a Agustín Pérez Grellet, presidente de EANA y al ministro Dietrich en la que afirma: "Actualmente hay un promedio de 50 aeronaves por hora, que son atendidas en el sector Baires Control, del Centro de Control de Área Ezeiza. Esta situación está potenciando peligrosamente los riesgos operacionales de nuestros vuelos. Dado que es desproporcionada la cantidad de aeronaves para controlar, en relación a la capacidad de un sistema que se encuentra degradado, entre otros motivos, por: fallas en las comunicaciones entre piloto y controlador; no hay frecuencias para comunicaciones alternativas; intermitentes fallas y cortes en el radar; la información del radar se multiplica, lo que genera confusión en saber cuál es la verdadera aeronave; por la falta de frecuencias para las comunicaciones entre el controlador y la aeronave, hay sectores de control que se suprimen, lo cual sobrecarga en un solo sector la prestación de dos servicios; cortes de energías periódicos; falta de capacitación para el personal; y deterioro de las radioayudas para la navegación".
EANA acometió un proceso de inversión y mejora general del sistema, pero claramente los tiempos que ello demanda no se condicen con una apertura para la entrada de nuevas empresas al mercado (y más aviones al sistema) que será más rápida.
La APTA critica también la decisión de EANA de eliminar el Centro de Control de Área Comorodo, que cubre buena parte de la Patagonia y traspasar sus atribuciones al Control regional de Córdoba. Y también se refiere a las consecuencias nocivas de eliminar el despacho de vuelos en cada escala en favor de un despacho centralizado a distancia. "Eliminar personal idóneo y controles en cada escala, inevitablemente potencia la inseguridad aérea", dice la APTA.
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