Las cuentas de Turismo no cierran. Al ya llamativo bajo nivel de ejecución presupuestaria del MinTur se suma una brecha multimillonaria entre lo que el Ministerio de Hacienda dice que se recauda en el Fondo Nacional de Turismo (básicamente integrado por el impuesto del 7% sobre los pasajes aéreos, marítimos y fluviales al exterior) y lo que la cartera conducida por Gustavo Santos declara utilizar.
Los miles de millones que el sector recauda y no ejecuta
El Fondo Nacional de Turismo, con el que se financian el MinTur y el Inprotur, recaudó en los últimos dos años casi $ 3 mil millones más de los que se gastaron en la actividad. Además, el presupuesto para 2018 no sólo cae en términos reales contra el de 2017, sino vuelve a subestimar en otros $ 1.000 millones la recaudación del famoso DNT. El MinTur niega todo, hasta lo evidente. El techo del gasto lo estaría poniendo Hacienda.
De todos modos, la complejidad de las cuentas invita a ser paciente en la lectura de los datos para comprender cómo es que el sector se priva –y es privado- de miles de millones de pesos que administra y recauda para sí mismo.
EL FONDO SIN FONDO.
De acuerdo a los datos del propio Ministerio de Hacienda, el Fondo Nacional de Turismo recaudó hasta el 27 de octubre la friolera de $ 3.607,36 millones contra los $ 2.114,04 millones proyectados a principios de año. O sea, faltando dos meses para que concluya el ejercicio, se llevan acumulados un 70,64% más de recursos que lo previsto. No hay ingreso tributario de la Administración Pública Nacional que esté siquiera cerca de haber superado las metas con semejante holgura.
Hasta acá, son todos motivos para descorchar, porque lo mejor de todo es que ese Fondo es administrado por Suipacha 1111 y es de asignación específica. O sea, no puede ir a otro lado que no sea el MinTur o el Inprotur, que se lo distribuyen en un 60% y 40%, respectivamente. Como dice el artículo 23 del decreto reglamentario de la Ley Nacional de Turismo: “Los recursos que constituyen el Fondo serán de administración exclusiva de la Secretaría de Turismo para el cumplimiento de sus objetivos”.
La otra parte fácil de explicar en esta historia es por qué se subestimó de tal manera la recaudación. Por un lado, porque –como adelantó este medio en exclusiva hace un año- la Ley de Presupuesto de 2017 había modificado la Ley de Turismo aumentando un 40% el impuesto de los pasajes al exterior, que desde enero pasó del 5% al 7% del precio de cada ticket (el famoso DNT). Por otra parte, en lo que va del año se vendieron un 20% más de vuelos al exterior. Y, por si fuera poco, en los cinco primeros meses del año hubo un incremento del 14% de las tarifas en dólares, potenciado aún más por el impacto de la suba del tipo de cambio sobre la base del impuesto. Todo esto hizo que la recaudación con la que se financian el MinTur y el Inprotur pasara de los $ 2.348 millones de 2016 a los más de $ 3.607 millones que se llevan acumulados hasta fines de octubre de 2017. Es decir, casi un 54% más en 10 meses que en todo el año pasado.
FONDO RICO, SECTOR POBRE.
La ley está. Los ingresos también. Pero la plata se queda en el camino y una gran porción jamás llega a aplicarse al turismo.
Vamos por partes. De los $ 3.607 millones recaudados en las cuentas de Turismo, $ 1.442 millones (el 40%) deberían ir por autopista directo a financiar la promoción internacional del destino que realiza el Inprotur. Sin embargo (incluso sumando las reasignaciones de partidas a favor), el ente autárquico dependiente del MinTur recibió un presupuesto de $ 843 millones. O sea, sólo se le permite gastar un 58% de lo que la Ley de Turismo establece sin dobleces. Pero el panorama es incluso más triste si consideramos que de lo que puede gastar apenas usó hasta el viernes el 61% ($ 515 millones). Puesto de otra manera, según las normas el Inprotur debería haber recibido $ 1.442 millones por lo que le corresponde del DNT, pero de eso sólo percibió algo más de la mitad y apenas gastó el 35%. Para que quede más claro aún, por cada $ 100 que debería haber ingresado, obtuvo $ 60 e invirtió $ 35.
Naturalmente, con el MinTur el panorama es igual de grave. Por el 60% que le corresponde del Fondo Nacional de Turismo, la cartera conducida por Gustavo Santos debería haber contado con $ 2.162 millones, pero su presupuesto es de $ 1.773 millones, de los cuales –además- a dos meses del cierre del ejercicio no llegó a ejecutar el 60% ($ 1.055 millones).
A modo de resumen, los pasajeros argentinos que cruzaron las fronteras pagaron en lo que va del año –seguramente sin saberlo- $ 3.607 millones que el Estado se comprometió por ley a utilizar para propiciar el crecimiento de la actividad interna y receptiva (art. 29 ley 25.997: “Los recursos provenientes del Fondo Nacional de Turismo son administrados exclusivamente por la autoridad de aplicación para el cumplimiento de sus objetivos”). Sin embargo, en ese mismo período al sector sólo se le permitió usar $ 2.617 millones, de los cuales a su vez sólo gastó $ 1.571 millones.
De todos modos, si bien los montos de este año son gigantescos para el sector, lo cierto es que no es novedoso que el MinTur esté a la cola en materia de ejecución presupuestaria. En 2016 estuvo entre las tres carteras que menos dinero del disponible utilizaron (80%). Pero, además, incluso ese año (el último con el DNT al 5%) se recaudó un 35,5% más en el Fondo de lo previsto. Por lo cual, de los $ 2.348,4 millones sólo usó $ 1.643 millones.
Sumando los dos años de la actual gestión, hasta el momento no se aplicaron al sector $ 2.741,4 millones de los que por ley debería haber recibido. Mientras tanto (al margen del incumplimiento normativo), se recortan gastos en acciones promocionales y se invierte en las provincias a un ritmo que no deja conformes a la mayoría. Pero el silencio al respecto es atronador, tanto del sector público como del privado, socio en el Inprotur.
¿YO SEÑOR?, NO SEÑOR.
El desconocimiento de este problema, lejos está de abrir puentes para solucionarlo. “Nosotros tenemos una partida presupuestaria que proviene del DNT. Ese 5% de los pasajes al exterior (SIC) es lo que mantiene nuestro financiamiento. Con eso nos manejamos y no tenemos problema”, respondió el ministro Santos en el reportaje publicado la edición pasada por este medio. A la repregunta de si efectivamente recibían el 100% de lo recaudado por el DNT, el funcionario insistió: “Sí, sí, eso es lo que recibimos, según lo que está en la Ley de Turismo”.
ACÁ NO PASÓ NADA.
Más llamativo aún es que los cálculos en el Presupuesto para 2018 insistan en desvirtuar la aplicación de la ley. El año que viene el Ministerio de Turismo tiene permitido gastar un 6,9% más que en 2017, lo que en términos reales (con un 15,7% de inflación estimada) implica un ajuste del -7,9% de la billetera de Suipacha 1111. Aunque, nuevamente, Gustavo Santos no lo reconozca: “No hay una baja en términos reales del presupuesto. No tenemos altas o bajas. Tenemos lo que recaudamos del DNT”.
En este sentido, es interesante ver que para el año que viene el Ejecutivo le asignará unos $ 2.608 millones al Ministerio. Lo cual, considerando que sólo en los 10 primeros meses el Fondo de Turismo recaudó $ 3.607 millones, implica una subestimación de nada menos que $ 1.000 millones, que seguramente será mayor si consideramos que el emisivo no para de crecer de a dos dígitos.
POR QUÉ.
De las múltiples y diversas fuentes consultadas fueron pocos los que estaban al tanto de estos manejos. Ni siquiera los diputados que habían votado el aumento del DNT para Turismo bajo el apercibimiento de que el organismo deje de subejecutarlo mostraron alarma por los datos. La vicepresidenta 2ª de la Cámara baja, Patricia Giménez (UCR Mendoza), fue una de las que hace un año le dijo a este medio: “Se les dijo que estos fondos no podían ir a Rentas Generales (…) Si esa plata no va a parar a Turismo van a tener que justificarlo”. Consultada la semana pasada sobre los reveladores datos del Ministerio de Hacienda, la legisladora sólo atinó a decir: “La ejecución de Turismo mejoró. En cuanto a la infraestructura, el año pasado durante el primer semestre habían aplicado el 14% de lo previsto. En el mismo período de 2017 ya están en el 30%”.
Por su parte, el titular de la Comisión de Turismo, Maurice Closs, quien fue el autor del cambio que hizo que los dos puntos adicionales del DNT que el Gobierno quería para Rentas Generales se mantuvieran en el Fondo de Turismo, directamente no quiso opinar al respecto.
EL TECHO DE HACIENDA.
Dicho esto, la explicación más lógica de lo que pasa con los miles de millones que Turismo recauda pero no puede gastar la aportó el presidente de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), Rafael Flores. “Lo que hay es un límite de gasto que le pone Hacienda, por el cual ellos no pueden aumentar las erogaciones aunque recauden más que lo que tienen aprobado en el presupuesto”, señaló el experto, quien añadió: “Por más que recauden $ 10 mil millones, si en el Presupuesto le pusieron $ 2.500 millones sólo van a poder usar eso. Si en la ley de creación del Fondo dice que esa plata una vez finalizado el ejercicio tiene que quedar en el Ministerio entonces quedará como un fondo específico. Si no, lo que sobra va para Rentas Generales”.
La Ley de Turismo nada dice sobre remanentes del Fondo Nacional de Turismo, aunque sí se incluye la salvedad en el capítulo del Inprotur (art. 21: “En caso que existiera remanente presupuestario no utilizado luego de cerrado el ejercicio anual, el mismo integrará automáticamente el presupuesto del año siguiente. Este excedente será considerado intangible para todo fin no relacionado con los objetivos del Instituto”).
Pero la hipótesis más plausible (siendo que el MinTur niega todo lo evidente) se puede construir uniendo las puntas de esta historia, que no conducen a Roma sino a Rentas Generales. El proyecto enviado originalmente por el Ejecutivo en 2017 preveía que el 28,5% de la recaudación total del DNT pasara directamente al Tesoro Nacional. Contra lo cual se levantaron los diputados provinciales, con la amenaza velada de que esos recursos serían entonces coparticipables. Por eso finalmente –al menos en los papeles- el MinTur se quedó con todo. Hoy, a un año vista, parece que el Tesoro rió último y mejor, contra un sector que ni se entera.
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