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La reforma impositiva es la obsesión del mundo empresario

La modificación de la estructura impositiva es la principal demanda de cara a 2018 para casi la mitad de las empresas, mientras que el 70% considera que es el camino para recuperar competitividad. De acuerdo a una encuesta de D'Alessio IROL, si bien la evolución del primer semestre no fue la esperada, se mantienen altos los indicadores de optimismo para el segundo semestre.

Desde hace años, en el sector privado turístico se alerta sobre los efectos nocivos del creciente peso de la mochila fiscal. La enorme mayoría de los componentes de la actividad industrial y de servicios vienen advirtiendo sobre los efectos de la voracidad estatal en la rentabilidad y en la generación de empleos e inversiones.
A 20 meses de la asunción del nuevo Gobierno hay temas que se han difumado en el universo de las preocupaciones corporativas, pero no ocurre lo propio con la carga tributaria, que sigue al tope en todas las encuestas que abordan los principales dolores de cabeza de los empresarios.
La muestra más reciente es la encuesta a 208 ejecutivos difundida por la consultora D'Alessio IROL para Idea, en la que queda claro que la reforma impositiva es la principal demanda para el 44% de las empresas. En la misma pregunta de respuestas múltiples, cuestiones como la obtención de crédito (16%), las tarifas (13%) o las condiciones del comercio internacional (7%) son secundarias frente a la necesidad de corregir la estructura impositiva de cara a 2018.
Pero la real dimensión del problema percibido está dada por la respuesta a la pregunta sobre cuáles son los principales factores para aumentar la competitividad. Siete de cada 10 de los empresarios consultados manifestaron que lo central es avanzar en la reforma impositiva. Seguido muy de lejos por el planteo de que es necesario bajar la inflación (45%) y avanzar en el buen funcionamiento de las instituciones y la Justicia (43%). La reforma laboral (35%) es otro tema que empieza a ganar consenso y a alinear a empresarios y al Gobierno. Asimismo, sorprende que cuestiones como las políticas del tipo de cambio (8%) estén muy lejos del epicentro de la idea de competitividad.
En este sentido, la propuesta oficial del Gobierno de que en un escenario pos eleccionario convocará a "mesas de competitividad" por sectores fue bien recibida por los empresarios.

 

BALANCE Y ALINEACIÓN.
Si bien la expansión del período no fue la esperada, se mantienen altos los indicadores de optimismo para el segundo semestre.
Para el 57% de los empresarios la situación del primer semestre fue "moderadamente mejor" al último de 2016, mientras que un 10% la percibió como "mucho mejor". Sólo un 14% señaló que el periodo enero-junio fue peor al anterior. De esta manera, la percepción de la situación económica para las empresas encuestadas alcanzó los valores más altos en casi dos décadas.
Entre los más optimistas, la desaceleración de la inflación, la reactivación de la obra pública y el agro, así como el cambio de expectativas y la mejora de la confianza, fueron los aspectos más valorados. Del otro lado, se reiteraron argumentos pero en sentido contrario: alta inflación, falta de reactivación, ajuste y pérdida de competitividad.
En esa línea, las expectativas para lo que resta del año son moderadas, pero positivas. El 68% cree que las ventas aumentarán un poco, el 48% dice que el nivel de empleo subirá y un 53% espera una mejoría de la inversión.
En términos de rentabilidad, un 40% sostuvo que no habrá modificaciones, e incluso un 14% estimó que disminuirá levemente. Pero, aunque esta vez por muy poca diferencia, la mayoría (41%) aguarda una recuperación moderada de la rentabilidad.

 

REFORMA GRADUAL.
La ansiedad evidenciada por los empresarios para que el Gobierno reduzca la presión fiscal contrasta con el tono del borrador de reforma impositiva elaborado por Economía (ya está a revisión por parte de Mauricio Macri). La gradualidad extrema es la base del proyecto que el Ejecutivo enviará al Congreso después de las elecciones de octubre. El plan es introducir modificaciones paulatinas en los próximos cinco años, de manera que sea compatible con el verdadero objetivo del Gobierno. "Vamos a plantear una reforma tributaria gradual; tenemos que bajar el déficit y los impuestos. La reforma pretende ser integral y comprensiva, pero de aplicación gradual", anticipó hace semanas el ministro Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda de la Nación.
Para recortar el déficit y los impuestos al mismo tiempo, la idea sería compensar algunas bajas de gravámenes con el aumento de otros o la aplicación de nuevos tributos (no se descarta que finalmente se incluya a las plataformas digitales de servicios que no tienen domicilio fiscal en el país). Lo cual haría neutra la reforma para el Tesoro.
De acuerdo a lo adelantado por algunos medios, el Gobierno no eliminaría el impuesto al cheque, pero extendería la posibilidad de tomarlo parcialmente a cuenta de Ganancias. El proyecto prevería que las empresas que reinviertan sus utilidades paguen menos.

 

FUENTE: la-reforma-impositiva-es-la-obsesion-del-mundo-empresario

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