Claramente a estas alturas ya se trata de cuestiones de gestión, de errores y decisiones equivocadas. En un cálculo rápido se puede afirmar que un tercio de los vuelos de Flybondi, desde que comenzó a operar, sufrieron demoras y/o cancelaciones. Según La Nación, se cancelaron 17% de los vuelos programados, pero se “alteraron” 156 de un total de 404. La diferencia sutil es que los vuelos cancelados no se efectúan, los retrasados son los alterados. Como sea, si tal como afirma el matutino la empresa planificó 404 vuelos, 156 es el 38%, o sea más de un tercio del total.
Flybondi sigue y sigue sumando problemas
La empresa fue denunciada judicialmente, por superar en dos ocasiones el límite de tres vuelos por día desde El Palomar, que impuso la Justicia. Y aunque admite haber cancelado y reprogramado el 38% de sus vuelos planificados, para el ministro Dietrich “funciona bien” y por eso no se la sanciona. Como conclusión, la venta de sus tickets aflojó: la ocupación de los vuelos en el primer bimestre del año alcanzó el 65%.
En un comunicado reciente, la empresa admite que deberá “reprogramar” 72 servicios, hacia el futuro, debido “a la limitación judicial a tres vuelos por día que pesa sobre el aeropuerto de El Palomar”. Hablamos de problemas de gestión porque Flybondi sabía desde el 1° de febrero pasado de la existencia de ese límite y sin embargo, por ejemplo, los vuelos a Corrientes que debían comenzar el 5 de marzo se cancelaron ese mismo día. Es decir, la “primera low cost argentina” esperó apenas unas horas antes del vuelo para cancelarlo y anunciar que tanto los vuelos a Corrientes como los que se dirigen a Jujuy postergarán su inicio hasta el próximo 28 de marzo.
Los problemas técnicos.
Pocos días antes del despegue oficial de la compañía, el primer Boeing B-737/800 de Flybondi tuvo un problema técnico menor. En ese momento, el inconveniente era una programación exigente, en cantidad de vuelos, para cubrir con una sola aeronave. Una errada decisión de gestión.
Ahora bien, el segundo avión sufrió posteriormente problemas en su tren de aterrizaje y a poco de llegar debió permanecer varios días sin volar, y aunque hay una tercera unidad ya en la flota, hace pocos días se habría desprendido parte del chasis de una de las turbinas en Córdoba, lo que generó la cancelación del vuelo. Ese episodio, incluso, derivó en incidentes con empleados de la compañía golpeados por pasajeros enfurecidos. Y allí reside otro problema de gestión: en conferencia de prensa se le preguntó a Julian Cook, CEO de Flybondi, sobre el porqué de la elección de aviones tan añosos y con tantos ciclos encima para integrar la flota. Que se entienda claramente, hay aviones de la Segunda Guerra Mundial en vuelo, el problema no es la antigüedad (las horas de vuelo acumuladas o los ciclos) sino que tal como sucede con los seres humanos: cuando más “viejo” es el avión, más tiempo pasa de “visita” en los médicos. Es decir, se reduce la disponibilidad técnica, que es el tiempo efectivo en que el avión puede volar.
Siguen y siguen los problemas.
Pero todo no acaba aquí. Más allá de la Audiencia Pública sobre el uso de El Palomar que se realizará a fin de marzo, surgió una complicación adicional porque la jueza Martina Forns, aludiendo “violencia moral” por parte del abogado que patrocina a la entidad “StopFlybondi” (que la acusó en un programa de TV de “prevaricato”), renunció a la causa. Esto supone que deberá elegirse otro magistrado, trámite que podría tomar varias semanas y por consiguiente demorar la resolución sobre los tres vuelos diarios permitidos.
Y por si fuera poco hay dos nuevas denuncias penales contra la compañía porque habría superado ese límite de tres vuelos diarios dispuestos por la jueza Forns. Las denuncias implican también a Aeropuertos Argentina 2000, el Ministerio de Transporte, la ANAC y el Orsna, además de la compañía, debido a que los días 28 de febrero y 9 de marzo pasado, se habrían realizado ocho y cinco vuelos desde El Palomar, respectivamente, en vez de los tres permitidos. Una causa está en manos del juez Luis Rodríguez y la otra en manos del magistrado Sergio Torres.
En esta instancia vale hacer una escala, porque justamente la denuncia habla de la “complicidad” de las autoridades que ante todo este cuadro no han hecho nada. La Nación afirma que la ANAC no ha sancionado a Flybondi. Tímidamente desde la Administración afirman que “se hicieron las actuaciones pertinentes y los pedidos de explicación”, aunque no hablan de sanciones. La realidad es que hablamos de un transporte público y como tal, ante una situación de incumplimientos tan flagrantes y reiterados, el Estado puede actuar claramente de oficio para sancionar a la empresa, incluso sin mediar ni necesitar denuncia de pasajeros involucrados. Pero según el ministro Dietrich, aunque la empresa admite que modificó el 38% de sus servicios: “Más allá de algunas cuestiones particulares en algún vuelo, Flybondi ha funcionado bien” (otra vez, el caballo del comisario es protegido). Tan bien funciona que el público parece empezar a pasarle factura por sus desprolijidades: según las estadísticas de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA) y aunque Julian Cook hable públicamente de una ocupación del 70%, la realidad es que en enero pasado Flybondi tuvo una ocupación promedio del 63% y en febrero del 67% (promedio 65%). Para tener un parámetro: Aerolíneas Argentinas/Austral, Latam Argentina y Andes registraron ocupaciones superiores al 80%, y Avianca Argentina, 75%.
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