La erosión en la representatividad de muchas gremiales empresarias no quita que ocupen espacios de poder centrales para cada actividad, sean estos utilizados o no con eficacia para alentar los negocios e intereses colectivos de sus miembros directos e indirectos. Al margen del puñado de dirigentes que las conducen, son pocos los empresarios que podrían identificar un incremento de facturación con la labor de estas entidades. Por caso, no es común escuchar decir que por lo bien o mal que se hacen las cosas en la Cámara Argentina de Turismo llegan más o menos viajeros al país, aunque justamente “promover el desarrollo masivo y racional de la industria turística” haya sido uno de los objetivos con los cuales se la creó en 1966.
Esta semana se define el cambio en la Cámara Argentina de Turismo
Este jueves, tras siete meses de demora de lo previsto por el estatuto y después de una campaña de alto voltaje, se elige el sucesor de Oscar Ghezzi. Historia de un recambio dilatado y un recuerdo del potencial que significa presidir la Cámara.
Sin embargo, la CAT no sólo está consagrada por la Ley de Turismo como “socio” estratégico del sector público, sino que a partir de esa misma norma debe ser consultada –al mismo nivel que las provincias- a la hora de definir reglamentaciones. Es la que se reúne con el presidente de la Nación de turno para llevarle la voz del sector o sólo sonreír para la foto.
También ocupa tres de las 11 sillas del Inprotur, donde no sólo se definen las políticas de promoción, sino también el destino de los $ 717 millones que el Estado le destina al Instituto y que provienen del impuesto que pagan todos los argentinos que viajan al exterior. No sólo eso, la CAT gestiona la contratación de stands y escritorios en ferias y misiones de empresarios en el mundo (con el margen de discrecionalidad propia de cualquier relación de poder).
La CAT también es socia del Ministerio de Turismo en la fundación del Instituto de la Calidad Turística Argentina (el cual además preside Oscar Ghezzi hasta abril), desde donde administra las herramientas y programas desarrollados durante años con fondos públicos.
Quién asumirá la conducción de todo eso es lo que se define el jueves próximo entre Aldo Elías y Ricardo Boente. Pero también cargará con la mochila de la confusión en el imaginario público que ve a la Cámara como un mero apéndice de Suipacha 1111, desde donde definen a dedo el sucesor (como pasó hace más de seis años cuando asumió Ghezzi) o se dictan los tiempos del devenir institucional (como en esta ocasión con el ministro pidiendo que se difiriera la realización de la Asamblea hasta después de las elecciones).
Por lo pronto, tras una campaña larga, dura y con un proselitismo inédito, en lo que coinciden ambos candidatos es en que “la Cámara tiene que cambiar”. A partir del 26 de octubre deberán demostrarlo.
Cronología de una sucesión dilatada
10/2016 En el marco de una Asamblea realizada en la FIT, el representante de Tucumán, Héctor Viñuales, es electo por unanimidad como nuevo presidente de la Fedecatur. La sucesión fue seguida con atención por el resto de las entidades del sector, porque en caso de imponerse la nominación de Córdoba (con Enrique Finnochietti a la cabeza) seguramente Ghezzi hubiera reunido en la CAT los votos necesarios para volver a modificar los estatutos, de cara a habilitar una re reelección (la provincia mediterránea estaba a favor). Con Viñuales al frente ese proyecto se desactivó y la Fedecatur se convirtió en un aliado clave de la nominación de Elías.
11/2016 Con un Ghezzi sin chances de re reelección, Elías se reúne con el ministro Santos para informarle su voluntad de presentarse como candidato a la CAT, con el apoyo de la AHT, la Fedecatur, la Faevyt y el visto bueno de la Fehgra, por entonces comandada por Roberto Brunello. El funcionario responde que no pondrá palos en la rueda, pero que no quería “sangre” en la transición (es sabido que mientras tanto pedía por la continuidad de Ghezzi).
04/2017 Si la situación hubiera sido regular, la Cámara debería haber tenido su Asamblea para elegir el sucesor de Ghezzi. Sin embargo, las elecciones en abril no se hicieron y los amagues de convocarla se fueron dilatando una y otra vez. Uno de los motivos para el impasse fue apoyar la inclusión de Ghezzi como representante sectorial en la lista de candidatos a diputados por Cambiemos. Pero el dirigente empresario finalmente desestimó la posibilidad.
06/2017 Finalmente la Cámara convoca a la Asamblea para elegir autoridades. Sorpresivamente, en vez de hacerlo en julio, la llama para agosto. Esta vez el argumento esgrimido fue que las vacaciones de invierno podían entorpecer la asistencia al encuentro.
07/2017 Surge un tapado. Con la nominación de los hoteleros de la Ahrcc (y los votos de la Fehgra, ahora con Graciela Fresno al frente), empieza a conocerse que Ricardo Boente también se postularía a la presidencia de la CAT.
08/2017 Se realiza finalmente la dilatada Asamblea y se confirman dos cosas: la candidatura de Boente y el pedido de un cuarto intermedio. El recambio queda bloqueado por otros 77 días. La sorpresa es que fue la propia AHT encabezada por Elías la que pidió el cuarto intermedio hasta el 26 de octubre, en vez de forzar la definición con Boente. En el reportaje al ministro Santos publicado en esta edición, el funcionario confiesa que fue él quien pidió que la sucesión se postergara hasta después de las elecciones legislativas nacionales.
10/2017 Esta semana y tras seis años al frente de la CAT, se define el sucesor de Oscar Ghezzi.
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