El análisis más habitual entre los legos de la actividad turística ofrece una aritmética perfecta: si sube el dólar cae el emisivo y, por ende, suben el turismo nacional y el receptivo. Por eso, en los medios masivos el emisivo pasó en las últimas semanas de ser señalado como el enemigo número uno de las arcas del Banco Central a ser la principal víctima de una devaluación, que ya acumuló un 70% en el último año. Un panorama que se completa con una pintura que retrata a hoteleros y prestadores locales poniéndose la servilleta para empacharse con el inminente boom del receptivo y del turismo nacional.
El alza del dólar acrecienta la incertidumbre del sector
Empresarios están alertas de que el efecto devaluatorio no se traslade a los precios internos y bregan para que este escenario brinde oportunidades al turismo receptivo y al interno.
Lo cierto es que los actores que cotidianamente transitan los caminos del turismo saben que es hoy una actividad tan diversificada como compleja, en la que la aritmética dista de ser infalible.
De hecho, salvo en las jornadas con shock cambiario (y a lo sumo con la resaca del día siguiente), la venta al exterior no se frenó para todos por igual, depende del producto en sí, del target del cliente, del canal de venta... Por tanto, todavía es muy temprano para determinar un traspaso de pasajeros de Cancún a Mar del Plata sin escalas.
EL EFECTO INFLACIONARIO.
El colmo de un empresario turístico bien podría ser tenerle miedo al traslado. Curiosamente, esa es hoy la principal preocupación entre la dirigencia. “Está claro que el riesgo es que el efecto de la devaluación se traslade a los precios. De nuestra parte, vamos a insistir en no aprovechar la situación para salir a aumentar las tarifas”, señaló el presidente de la Cámara Argentina de Turismo y de la Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina, Aldo Elías, quien agregó: “No tenemos que matar a la gallina de los huevos de oro ni producir un efecto que neutralice el beneficio de la devaluación”.
Por caso, reconoció un mayor convencimiento de que la devaluación va a frenar la salida del turista argentino al exterior, pero “de ahí a que eso se traslade al interno hay que esperar hasta verlo. A priori, con un dólar caro debería revertirse la tendencia”.
Al respecto, comentó que debiera haber un efecto positivo de aumento de turistas de la región y de mercados lejanos en el corto y mediano plazo, respectivamente, en tanto y en cuanto no haya incrementos de precios internos.
Asimismo, Elías señaló que seguirán conversando con los funcionarios del Ministerio de Turismo para intensificar la promoción en la temporada invernal, “pero no haciendo hincapié en la devaluación, sino en la generación de paquetes con inventivos, que pueden ser el precio o algún extra”.
VASO MEDIO LLENO.
Remarcando que son una actividad de exportación, Graciela Fresno, presidenta de la Fehgra, admitió que el ascenso cambiario del dólar favorecerá, siempre y cuando el aumento no se traslade a los precios de los servicios. “Propugnamos por una cadena de comercialización consciente y con costos razonables que permitan sacar provecho del escenario actual”, comentó.
A su vez, y tras enfatizar que es necesario desarrollar el turismo interno, la dirigente resaltó la competitividad hotelero-gastronómica respecto a sus pares de la región. “Si bien los países vecinos también han devaluado, hoy estamos mejor posicionados en materia de turismo receptivo”.
Consultada sobre la gestión actual, Fresno aseveró que “Argentina debía transitar un cambio”; al tiempo que subrayó que “no podemos volver para atrás”. En este orden, reconoció que el camino no es sencillo, y afirmó que “es el que debemos transitar”.
GASTRONÓMICOS EN SITUACIÓN DE EMERGENCIA
Los restaurantes y bares de la Ciudad de Buenos Aires están ajenos al comportamiento del dólar y las expectativas que su escalada pueda implicar. De hecho, el consumo en estos establecimientos porteños acumula 18 meses seguidos de retroceso –en mayo la caída fue del 5%, respecto a abril–, y el presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés, Camilo Suárez, admitió que “aún no hay despidos porque es muy difícil dejar de lado a personal calificado”; mientras que comentó que no se están reemplazando las jubilaciones.
Tras la negativa del pedido al Ministerio de Energía para otorgarle al sector una reducción de las tarifas, Suárez recordó que el 42% del ticket de venta es solamente la carga impositiva. “A diferencia de otros años, en los que se retraía el consumo en pequeños emprendimientos, en esta ocasión la crisis afecta a los locales tradicionales y con muchos años en este negocio”, sostuvo, para subrayar: “Los bares y restaurantes están en emergencia. No estamos en situación de hacer frente a los mayores costos, y si a eso le sumamos una caída brutal del consumo, el panorama es muy difícil".
Para terminar, el titular de la Ahrcc enfatizó que la obra del metrobús del Bajo continúa afectando las ventas en el barrio de Puerto Madero, donde la rentabilidad de los empresarios no supera el 2%. "Para sostener el negocio el propietario tiene que desembolsar dinero todos los meses; como el costo del cierre es muy alto muchos empresarios intentan estirar la agonía lo máximo posible", puntualizó.
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