“El Consejo Directivo Nacional de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) ha resuelto declarar un estado de alerta general ante la situación que afecta a 5.000 trabajadores de larga distancia por falta del pago de salarios. Las líneas involucradas son La Nueva Chevallier, Sierras de Córdoba, Urquiza, Flechabus y Pullman General Belgrano, que están paradas ante el incumplimiento de esa obligación primordial que es el abono de los salarios en tiempo y forma”, expresa contundente, el comunicado del sindicato. “Instamos a los responsables de este incumplimiento a solucionar esta situación con perentoria urgencia”, concluye el texto.
De la Revolución de los aviones a la ruina de los buses
El Gobierno promete quitar el piso a las tarifas de buses a partir de septiembre, pero la medida estaría llegando tarde. Cinco empresas del sector enfrentan una huelga por tiempo indeterminado debido al atraso en el pago de salarios.
En declaraciones a la prensa, el secretario de Prensa de la UTA, Mario Caligaris, aseguró que se produjeron ya varias reuniones con el Ministerio de Trabajo, el de Transporte y con representantes de las empresas, pero no se arribó a una solución. “Esperamos que el sector empresarial brinde un ofrecimiento que sea positivo para los empleados”, dijo Calligaris. Según el gremialista, las empresas argumentan dificultades para pagar los salarios y por eso comenzaron a saldar los sueldos en cuotas. Aunque desde el Gobierno aseguraron que el viernes mismo se abonarían los sueldos, al cierre de esta edición no había novedades al respecto.
¿Tarde y mal?
Pocas jornadas antes, el Ministerio de Transporte difundió mediante un comunicado que desde septiembre eliminaría el piso de las tarifas de buses para los tickets comprados con 10 días de antelación. “La nueva modalidad ‘bajo costo’ forma parte de una serie de medidas que está llevando adelante el gobierno nacional para la modernización del sector mejorando su competitividad”, afirma el texto.
“Los colectivos de larga distancia juegan un rol muy importante. Esta nueva posibilidad, junto al plan de infraestructura que estamos haciendo –duplicando las autopistas de la Argentina–, van a ayudar a que cada vez más gente viaje y que por lo tanto crezcan las oportunidades y el empleo en todo el país”, comentó el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich.
Pero además, se establece la posibilidad de que las empresas de buses establezcan “consorcios de cooperación”, que el propio ministerio asimila con ”lo que en el sector aéreo se denomina ‘código compartido’, para que dos o más operadores de un mismo corredor puedan explotar las trazas de manera conjunta, unificando parque, boleterías, predios, etc., con el objetivo de eficientizar los servicios y, de esta manera, disminuir los costos de operación”.
Está claro que el sector de transporte automotor de larga distancia se asoma a un gran cambio, no solo por la guerra de tarifas que se avecina, sino por la posibilidad de que el mercado se concentre en pocas manos, ante un panorama donde además de enfrentar la competencia de las líneas aéreas low cost y una caída en la demanda (se estima que el mercado de pasajeros de buses interurbano se habría desplomado un 15% en la primera mitad del año), tienen que afrontar un incremento de precio importante del insumo esencial: el combustible, que ha aumentado ya más de 20% en lo que va del año.
La política de la prepotencia: a reconvertirse o morir
Casi premonitoriamente, el domingo 5 de agosto, La Nación publicó una entrevista al ministro de Turismo, Gustavo Santos. Y en ese contexto habló de la situación de los micros y la competencia que les presenta el transporte aéreo. “En Chile vuela más gente que en la Argentina, pero también viaja más gente en colectivo, con lo cual no es que un sistema canibalizó al otro”, dijo el funcionario. Y prosiguió: ”Sin lugar a dudas va a impactar en un nicho de larga distancia, pero si se reinventa y se recicla donde no hay competencia, y si se genera una relación de feeder entre el sistema aerocomercial y los colectivos [que el avión le abra más oportunidades al transporte terrestre], va a andar bien”. “En mi visión, en un país donde cada vez viaja más gente porque tiene mejores condiciones y han bajado los precios, va a crecer tanto el movimiento aerocomercial como el terrestre, porque va a crecer la base de personas que van a viajar”.
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