Sibaritas, sociables, conectados, cosmopolitas y comprometidos con el medio ambiente son algunas de las características que definen a los nuevos consumidores en el segmento de lujo. No dejan de ser exigentes con el servicio y están en busca de nuevos sabores, materias primas de excelente calidad y libres de pesticidas. Para este segmento que disfruta de comer un plato de ostras en una mesa comunitaria y llevarse del mercado gourmet un vino de guarda francés nacieron los food halls.
Los salones para los nuevos sibaritas
Estamos hablando de espacios que no son mercados de barrio actualizados, donde se puede tomar un café a metros de una vecina que hace las compras diarias; esa es otra experiencia. Tampoco se trata de los patios de comidas de los paseos de compras, dominados por franquicias y platos estandarizados.
Contrariamente, los food halls están pensados para un consumidor de lujo joven, al que ya no le interesa sentarse a la mesa con varios juegos de cubiertos, mantelería blanca impecable, cristalería y un maître a su disposición. Para este segmento los cánones tradicionales de las mesas de lujo ya están caducos; pero por eso no resignan sus aspiraciones de degustar lo mejor de la gastronomía mundial.
Asimismo, los food halls ofrecen un plus a la experiencia en torno a la mesa, al estar usualmente dotados de una estética atractiva, platos elaborados a la vista y a cargo de cocineros de elite. Ofrecen, además, una experiencia multisensorial a través de muestras de arte, espectáculos musicales y una atractiva arquitectura. Los estilos son de lo más variados: desde la belleza glam de El Nacional, el multiespacio gastronómico de Barcelona montado sobre un viejo café concert del Paseo de Gracia, hasta el diseño modernista del Markthal de Róterdam, en Países Bajos.
LOS EMBLEMAS GLOBALES.
Tal como se anticipaba, El Nacional es uno de los food halls más exitosos a nivel global. Se encuentra en Barcelona y dedica 2.600 m² a productos frescos y la cocina nacional. El interiorista Lázaro Rosa Violán fue el encargado de transformar esta gran nave inspirándose en el estilo de los años 30 y 40. Ofrece bocadillos y dulces, pintxos vascos, arroces, carnes, pescados y en el centro una zona de bebidas y coctelería.
Por su parte, en los Países Bajos se encuentra el imponente Markthal de Róterdam. Es una enorme obra de ingeniería con una zona gourmet ubicada en la planta baja de un enorme edificio con forma de herradura vidriada. Este espacio dedicado a la gastronomía tiene las dimensiones de un campo de fútbol y alberga 100 puestos de productos frescos y ocho restaurantes. Su valor agregado es la gigantesca obra de arte en la que está emplazado. El diseño exhibe un gran rompezabezas de vidrio en el que se forman las figuras de alimentos y vegetales.
Por su parte, otra gran propuesta glam y cosmopolita es la que ofrece el food hall del Hotel Plaza de Nueva York. En los sótanos de este establecimiento ilustre se encuentran opciones de panaderías, bares, pastelerías y comida japonesa, entre otras; que se pueden degustar en una mesa comunitaria. Todo en el marco espacio de lujo, con amplas mesadas de mármol, vitral en el techo y barras de madera.
Asimismo, en Manhattan se encuentra un food hall de estilo francés: Le District. Nació de la idea de un gran grupo americano, HPH, dirigido por el chef francés Laurent Vasseur. El amplio abanico de la comida francesa se encuentra en este espacio de 3000 m² donde destacan quesos, patés, carnes frías, jamones, pescados, ostras, caracoles, pastelería y panadería.
EL SELLO LOCAL.
En tanto, en Argentina también hay lugar para estas experiencias gastronómicas. En 2016 abrió sus puertas el Gourmand Food Hall en el Patio Bullrich. El espacio conjuga un bistró francés, un restaurante italiano y una barra de ostras. También hay un mercado de quesos, vinos, charcuterie, productos de pastelería, chocolates y tea blends; y se organizan actividades a cargo de los chefs de más renombre de la escena local.
En el nivel 1° del paseo de compras se encuentra esta isla diferenciada del patio de comidas tradicional y diseñada con materiales como el mármol, el hierro y la madera.
Por su parte, en la ciudad de Córdoba, el concepto de food hall se ubicó en el predio de la Plaza de la Música, con el nombre de Mercado Alberdi. En esa locación funcionaba una vieja usina eléctrica, aunque el sector culinario ocupa un edificio nuevo dotado de una fuerte impronta industrial. Allí se ofrece sushi, lomos, vermús, tapeo, cafetería, vinos, tablas, comida árabe, helados y el primer Cosquín Rock Bar. A esto se suma una cartelera cultural que incluye presentaciones de libros, charlas, clases magistrales, degustaciones de vinos y delicatessen, tardes musicales con bandas y DJs, ferias de productos orgánicos, de diseño, picnics urbanos, cine al aire libre y actividades para niños.
En tanto, en el Alto Comahue Shopping se encuentra el primer food hall de la Patagonia. En sus 1.500 m² alberga 11 propuestas gastronómicas en base a materias primas de primera calidad. Un detalle con sabor local es el Wine Bar, donde imperan las etiquetas de la bodega Familia Schroeder y se puede degustar vinos de alta gama por copa.
DESARROLLO DE MARCAS
A nivel global, también se han abierto las puertas de food halls con una identidad muy marcada o desarrollos que llevan la impronta de marcas internacionales.
Tal es el caso de la revista Time Out, que abrió un food hall en Lisboa en 2014 y más tarde otro en Miami. Un equipo de periodistas especializados seleccionó a los exponentes gourmet más trendy de Florida y los reunió en el Time Out Market, en pleno corazón de Miami Beach. Sus propuestas van desde los platos del rey de la fusión, Norman van Aken, hasta las famosas cremas heladas que Suzy Batlle ideó en un rincón de la Pequeña Habana. Los próximos destinos de la marca serán Nueva York, Montreal, Londres y Praga.
En sintonía, Eataly es un reducto de gastronomía italiana que tuvo su primera experiencia en Manhattan y hoy tiene sucursales en lugares tan distantes como Tokio y Moscú.
Por su parte, Ferran Adrià junto al chef José Andrés abrió un food hall de cocina española en el barrio neoyorquino de Hudson Yards. Se trata de Little Spain y es una auténtica embajada gastronómica de España, donde se sirven paellas valencianas, tortillas de papas, pulpo y churros con chocolate.
EN ESPERA.
Con el fin de consolidar a la Ciudad de Buenos Aires como capital gastronómica de Latinoamérica, el gobierno local abrió varios mercados que diversificaron las propuestas de sabores en barrios como Caballito, Belgrano y Balvanera, entre otros.
Sin embargo, en Retiro aportó a una propuesta de lujo en torno a la mesa, bajo el nombre “Mercado de los Carruajes”. El proyecto se lanzó en 2018, prometía una inversión de $ 6 millones y la apertura se estimó para diciembre de ese año. Pero el proyecto aún sigue en obra.
Desde la Ciudad, Ignacio Rodríguez Mugica, responsable de Prensa y Comunicación de la Subsecretaría de Bienestar Ciudadano, aclaró que “aún no tienen una fecha exacta de apertura pero estiman que será en marzo de 2020”.
Cabe recordar que el Mercado de los Carruajes estará dividido en dos sectores. Por un lado, habrá un área de productos envasados de despensa, regionales, bio e importados de España, junto con carnes premium, frutas, pescados, mariscos, quesos, fiambres, flores, bombones, panaderías y pastelerías. Por otro tendrá un área gourmet con parrillas, heladería, bar, patio cervecero, un sector de tapeo y otro de cafetería.
Funcionará en la esquina de la avenida Alem y el pasaje Tres Sargentos, en el predio donde estaban las caballerizas y cocheras de carruajes que utilizaron los presidentes argentinos a principios del siglo XX. Como se trata de un edificio histórico, las reformas no afectarán los valores patrimoniales del lugar, por lo que se mantendrá su fachada original y se destacarán las paredes azulejadas, los marcos de bronce en las puertas, los vitrales y la cúpula central.
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