Política y negocios turísticos han jugado siempre a aparentar indiferencia el uno del otro. Una apariencia que a veces se vuelve tan real como al mediodía del martes en la FIT, cuando el pabellón Nacional quedó en stand by durante al menos dos horas ante el rumor (sólo quedó en eso) de la inminente llegada del candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández. Mientras, a 100 m. de distancia, en el pabellón Internacional ni se enteraban del tumulto por la visita frustrada y seguían gastando los zapatos para tratar de sacar un negocio de la galera para pasar el mal momento que viven casi todos los segmentos de la actividad.
En FIT se vivió el clima político reinante.
Al margen de esa foto, el hiato es ficcional: negocios y política tienen muchos puntos de contacto en cómo afrontan el presente y el futuro inmediato. Ambos tienen la certeza de que 2019 (salvo para el receptivo internacional) es un año olvidable, que en diciembre habrá un nuevo Gobierno y que 2020 será otro año difícil, a nivel local y global.
Pero lo que mata es la incertidumbre, ya no sólo de no saber quién ocupara el despacho del piso 28 de Suipacha 1111, sino de cuántos jugadores llegarán enteros a la FIT 2020 y si las políticas del nuevo Ejecutivo aliviarán o recrudecerán los padecimientos de las empresas y agencias, en particular.
GOLPEADOS.
“Acá andamos, buscando deudores”, le confesó un empresario a otro cuando se saludaron en un pasillo de la Feria. El interlocutor se sorprendió y quiso saber más sobre la gravedad de los impagos. “El problema no son los que me deben, sino si a quienes les estoy vendiendo hoy me van a poder pagar mañana”, obtuvo por respuesta.
Al margen de la “risueña” anécdota, el diálogo grafica bastante bien el estado de ánimo del sector. Todos llegaron golpeados y desilusionados por la actualidad del negocio. Las ventas que habían muy tímidamente empezado a repuntar (de hecho, en agosto creció un 3,7% la cantidad de argentinos que viajaron al exterior después de 14 meses de bajas consecutivas) volvieron a pincharse después de la devaluación pos PASO. Pero lo que mejor transparenta el diálogo citado es esa mezcla entre temor e incertidumbre por lo que vendrá, tanto para la temporada que se avecina como para 2020.
Un sentimiento que no discrimina segmentos. Claro está que el emisivo es el más preocupado, ya no por el no retorno a los años de gloria (nadie tiene como horizonte volver a los volúmenes de 2017), sino por un mix de variables.
Los grandes jugadores saben que ya no pueden vivir del volumen que ofrecía el mercado local, pero tampoco el clima internacional ayuda. Los años de plata barata empiezan a ser pasado y los inversores se impacientan por la falta de retorno de sus inversiones.
Las pymes lidian de mala manera con los costos de mantener abiertas sus empresas y la imposibilidad de acceso a crédito, sumado a que lo que hoy vende son las promociones, no muy amigas de la rentabilidad.
Pero tampoco el tradicionalmente holgado nicho de alta gama afronta el futuro inmediato con el cielo despejado. Como explicaba un operador de lujo, está claro que hay que ir a buscar los clientes que tienen los dólares en el colchón, pero los rumores de que se avecina una reforma impositiva más gravosa para los sectores de altos ingresos tampoco ayuda a que ese nicho se mueva con prescindencia del contexto.
A los únicos que les brillaban los dientes en los pasillos de la feria es a los empresarios que trabajan de traer o recibir extranjeros en el país. Las megadevaluaciones hicieron al destino más apetecible y esta temporada se están cosechando los frutos. A priori, ninguna cuestión endógena de la actividad llevaría a pensar que eso fuera a cambiar. Sin embargo, también en este segmento prenden algunas luces amarillas. “Nos preocupa que se complique la calle”, reveló un operador receptivo, quien hizo alusión a que en las últimas semanas recibió consultas de clientes del exterior sobre la conflictividad social y las condiciones de seguridad del destino. Cuanto menos noticia sea Argentina en los medios internacionales en los próximos meses, más despejado estará el panorama.
Algo similar planteó un gran empresario del turismo de reuniones, quien dijo que le preocupan los rebotes que está teniendo el clima político local y regional a la hora de salir a buscar eventos. “Algunos creen que vuelven los controles y restricciones de años anteriores y no quieren hacer nada con Argentina hasta que se aclare el panorama”, confesó el directivo.
En este sentido, el titular de la Faevyt y presidente de la FIT 2019, Gustavo Hani, en el discurso de apertura llamó a la unidad de la voz de los empresarios: “Levantemos las voces unidas para potenciar nuestro futuro y llevar nuestro mensaje. Necesitamos reglas claras y políticas públicas que trasciendan de un gobierno a otro. Defendamos los logros obtenidos, que han transformado a nuestra industria durante estos años. Necesitamos políticas de Estado que nos potencien”.
De todos modos, no hubo mención alguna al documento que elaboró la Cámara Argentina de Turismo -con la participación de la Faevyt- para entregar a quienes vayan a asumir la gestión de Suipacha 1111 en diciembre. En ese trabajo se plantea recuperar el estatus de Ministerio de Turismo perdido bajo la actual gestión (y que se le den los recursos que le corresponden); una participación más activa del empresariado en las definiciones de las acciones promocionales; así como se exige que se avance en una simplificación impositiva y en una reducción de los aportes y contribuciones al sistema de seguridad social.
VUELVEN, ¿CÓMO?
Es que si algo está claro para los empresarios y funcionarios es que el 10 de diciembre asumirá un nuevo Gobierno. Por eso, la habitual ansiedad de saber si el presidente de turno de la Nación visitaría la Feria o no (el año pasado Mauricio Macri se convirtió en el único que lo hizo en 24 años) pasó a un décimo plano y toda la atención estuvo puesta en la recorrida del triunfador de las PASO, Alberto Fernández.
Algo similar ocurrió con las elucubraciones sobre quién será el que conduzca los destinos de Suipacha 1111. Nadie ensayó escenarios con Gustavos Santos ocupando la SecTur el 11 de diciembre, ni tampoco se barajaron nombres en el caso de que un Macri reelecto decidiera renovar aires en el organismo.
Ni el propio Santos (con un pie en la Organización Mundial del Turismo junto a su amigo y secretario general, Zurab Pololikashvili) confía en permanecer. Por eso su discurso de apertura fue una despedida anticipada del sector: “Hay que cuidar los logros, le toque a quien le toque conducir esta historia. Porque somos circunstanciales, siempre lo seremos”. Un circunstancial Santos que el día de la abortada visita de Alberto Fernández prefirió no quedarse a ver desde su stand como muchos de los que hasta ayer lo palmeaban se codeaban para estar al frente de la fila que le daría la bienvenida al candidato del Frente de Todos.
Por eso no extraña que todos, empresarios y funcionarios, buscaran saber quién será el hombre a quien Alberto Fernández le dará las llaves de la degradada Secretaría. Único escenario verosímil después de las PASO, al menos para el 99,9% del sector.
Ahora bien, si bien los 20 puntos de distancia entre Fernández y Macri simplificaron el panorama macro, nadie está dispuesto a apostar demasiado en la tómbola de la SecTur. Cada vez surgen más nombres (sólo algunos se bajan) y operaciones en torno a quién sucederá al circunstancial Santos. El exsecretario de Turismo de la Provincia de Buenos Aires, Miguel Cuberos, hoy es “familia” (como graficó un funcionario) de Alberto Fernández y aspira a un despacho en Balcarce 50. En cambio, siguen en carrera y estuvieron muy activos en la FIT el exministro Enrique Meyer, el empresario Marco Palacios, y mueven fichas los tucumanos Sebastián Giobellina y Bernardo Racedo Aragón. El senador por Misiones Maurice Closs y el excandidato a la presidencia Daniel Scioli, son otros apellidos que rodaron por los pasillos, aunque sin su presencia en la feria no muchos estuvieron dispuestos a ponerles fichas. En realidad, la clave estaría no tanto en quién se imponga en la danza de nombres, sino a qué espacio del movimiento se premiará con las llaves de Suipacha 1111. Algo parecido a lo que pasó con Santos, cuando Cambiemos devolvió favores a Córdoba. Ahora, aunque para muchos es un premio menor, el Frente de Todos podría incluir a la SecTur en el paquete de agradecimientos a los gobernadores de Tucumán, Juan Manzur (quien habría pedido el Ministerio de Salud), o Santiago del Estero, Gerardo Zamora (quien estuvo en la FIT con una delegación muy dinámica). Pero también se habla de que le ofrecerían a Matías Lammens encabezar un Ministerio de Turismo y Deportes, en reconocimiento por haberse expuesto a competir con escasas chances -a priori- en el principal bastión de Cambiemos. Mismo Sergio Masa habría pedido que la SecTur quede bajo su área de influencia, con lo cual suenan nombre de autoridades de Tigre para desembarcar en Nación.
Habrá que esperar que se disipe el humo de las operaciones y ver cómo se pagan los favores para tener una idea cierta de quién arribará el 10 de diciembre a Suipacha 1111.
El amague de Fernández y un offside colectivo
Desde el mismo día de la inauguración empezó a circular la versión de que Alberto Fernández recorrería la FIT. El rumor se transformó el lunes en certeza para algunos, cuando emisarios del candidato visitaron La Rural para hacer los aprestos para una visita de “bajo perfil” al día siguiente. Esos arreglos incluyeron el haberle avisado a las actuales autoridades de la SecTur que al día siguiente Fernández se apersonaría en la muestra.
El martes la feria abrió ya con un horario tentativo de recorrida (entre las 12 y las 14) y un organigrama preciso de la misma. El punto de encuentro y reunión sería el stand de Tucumán, donde al mediodía empezaron a llegar funcionarios con mandato vigente, candidatos a ocupar el piso 28 de Suipacha 1111 y casi todo el gabinete del ministerio durante la gestión Meyer, quien también fue uno de los primeros en arribar.
Era tan nutrida la presencia de funcionarios en el stand de Tucumán que hasta descartamos la versión de que antes de las 11 de la mañana desde el círculo íntimo de Fernández ya habían avisado que el candidato no iría.
Para colmo, ya cerca de las 13 la orden fue que la recepción se trasladaba al stand de San Juan, a donde se dirigió toda la comitiva. A esta altura toda intención de que fuera una visita de “bajo perfil” se había esfumado. Funcionarios provinciales, exfuncionarios y algún que otro empresario soportaban la espera entre fotos, selfies y dedos en V celebrando la vuelta. Mientras, más y más público y periodistas se agolpaban frente al stand. Las provincias aprestaban su vinos y exquisiteces regionales para convidarle al candidato y en la entrada al pabellón se improvisaba una pasarela para el ingreso más o menos ordenado de Fernández, que se hacía desear. “Estate atento porque en breve llega”, avisaban allegados a la organización vía WhatsApp.
“Ahí viene”, dijo uno que escuchó a uno que decía que otro había recibido el aviso de que estaba entrando el auto con el candidato a la Presidencia. Acto seguido, una marea de curiosos y fotógrafos, pero también de funcionarios, salió corriendo hacia el ingreso de la calle Sarmiento. Pero no era Fernández, así que a los cinco minutos volvieron a tranco lento al punto de reunión en el stand de San Juan.
Ya eran pasadas las 14 y los curiosos fueron los primeros en abandonar la guardia. Los funcionarios y exautoridades de Turismo aguantaron un rato largo más. Hubo reencuentros, abrazos, descorches y muchos comentarios sobre la portada de la edición especial del diario de La Agencia de Viajes.
“No viene”, volvió a avisar el WhatsApp de este cronista a las 15.30, quien hacía rato había vuelto al ritmo habitual de la Feria.
Una Feria que resiste los magullones
Con sus más y sus menos la FIT resiste los avatares del presente de manera mucho más decorosa que el ánimo de quienes recorrieron sus pasillos con una mochila cargada de preocupaciones.
El hecho de que la superficie expositiva no se haya visto resentida, que 52 países digan presente, que el público en general la colme durante el fin de semana y que pese a todo siga sumando espacios para hacer negocios son algunas muestras de que la centralidad de la Feria en el calendario turístico resiste. Por ejemplo, las ya instaladas rondas internacionales de negocios tuvieron una edición récord, con más de 4.500 citas concertadas, un 10% más que en 2018, con 204 compradores y 453 vendedores de Argentina, y cerca de 20 países.
Además, este año se habilitó por primera vez en sus 24 ediciones la venta in situ durante el fin de semana y una feria online de ofertas (FIT Sale). Algo que es un paso adelante, aunque el momento no haya sido el mejor para cosechar resultados más contundentes. Hani evaluó que la experiencia dejó cuestiones por mejorar, pero “cosechó buenos comentarios”. El dirigente, quien no presentó datos sobre las ventas concretadas, dijo que hubo casos puntuales en los cuales una agencia comercializó 100 paquetes promocionales en los dos primeros días del evento y otra que llegó a concretar una venta de $ 170 mil en su stand.
Otro punto destacado fue la interacción con grandes marcas de otros rubros que ven a la Feria como un espacio para poner un pie en el sector. Tal fue el caso de la automotriz FIAT Argentina, que se sumó presentando productos pensados para la industria turística y firmó un acuerdo con la Faevyt para que los agentes de viajes de todo el país puedan adquirir vehículos con descuentos especiales.
La que curiosamente no salió bien parada fue la tribuna política. A días de las elecciones generales ningún candidato a presidente o vice se hizo presente, lo cual muestra cuánto camino falta recorrer para que el turismo tenga un lugar central en la agenda política nacional. Paralelamente, este año fueron muy pocos los gobernadores que se mostraron por la Feria (Santiago del Estero, La Rioja y Neuquén fueron los más activos) comparado con la decena que asistió en 2018. También se resintió el número de visitas de ministros del Gabinete y secretarios de Estado. Sólo el de Transporte, Guillermo Dietrich; y el de Producción y Trabajo, Dante Sica, recorrieron la muestra.
Para agendar
3 al 6 de octubre es la fecha para 2020 de la Feria Internacional de Turismo de América Latina, en la cual celebrará sus bodas de plata al cumplir 25 ediciones.
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