Es una obviedad, pero lo primero para aclarar es que para poder concretar la privatización de Aerolíneas Argentinas, debe haber interesados. Y en esto hay algo central: no se trata solo de analizar y ver lo tentadora de la empresa en sí, sino también del contexto.
Aerolíneas Argentinas: ¿Cómo sería la privatización?
Lejos de ser una venta sencilla, la privatización de Aerolíneas Argentinas, tiene rincones grises y muchos interrogantes.
Más allá de Aerolíneas Argentinas en sí misma, juega en contra del interés de los posibles compradores el hecho de llegar a un mercado con su cabotaje abierto a empresas extranjeras operando como en ningún otro país del mundo. De hecho, gracias a esto, ¿para qué querría Latam Airlines comprar Aerolíneas Argentinas si como aerolínea chilena puede volar por todo el cabotaje argentino?
En la Rosada, desde el gobierno de Javier Milei, juran y perjuran que hay interesados. Avianca admitió estar analizando la compra de Aerolíneas Argentinas, pero Abra Group decidió en las últimas semanas cambiar deuda por acciones para sacar a Gol del Capítulo 11. Y como accionista mayoritario de la brasileña, Abra/Avianca deberá invetir fuerte. ¿Le alcanzarán los fondos para eso y para comprar, a la vez, Aerolíneas Argentinas?
Delta Air Lines tiene experiencia en comprar acciones de otras aerolíneas (Virgin Atlantic, Aeroméxico, China Eastern, etc), pero ya tiene como estrecha aliada regional a Latam Airlines. ¿No sería redundante comprar Aerolíneas Argentinas?
Aerolíneas Argentinas: Formatos de la venta
La privatización puede ser total o parcial. Si es total es venta total del paquete accionario. Se puede licitar, como se hizo en los ’90 (es decir buscar al mejor postor) o recibir ofertas y decidir.
La venta parcial implica mantener al Estado como socio. Esto da al privado menos capacidad de maniobra y de toma de decisiones. En este formato se puede tambien salir a cotizar en Bolsa pero para eso se necesitan finanzas y una gestión muy puntillosas, transparentes y precisas. Ese emprolijamiento de Aerolíneas Argentinas podría tomar al menos un par de años.
Una venta a lo ITA Airways, como se rumoreó, implica poner dinero. Recordemos: el estado italiano armó una aerolínea nueva (ITA Airways), que fue capitalizada y con esos fondos le compró activos a Alitalia. Adquirió desde aviones a la marca, pasando por oficinas y hasta transfirió parte del personal para poder operar.
Con lo recaudado Alitalia saldó sus deudas y se encaminó a su liquidación. Con lo "adquirido" ITA pudo despegar, con la promesa de privatizarse en cuanto fuera posible.
ITA Airways como empresa nueva nació sin problemas y con un prospecto más interesante para ser vendida. Pero este formato implica poner dinero por parte del Estado y, como el start up es progresivo, el paso de Alitalia a ITA implicó un achique de rutas, flota y personal.
Finalmente, aunque nunca trascendieron detalles de forma y procedimiento, la idea de "dársela a los trabajadores", otra forma de privatización, nunca se formuló seriamente, nunca se presentó ni un solitario y timorato paper al respecto.
Especulando hacia el futuro
La alarma generalizada es que la privatización debe pasar por el Congreso y allí podría empantanarse. Cabe recordar que ya se bajó la idea una vez de la Ley Bases, y por otra parte debe ser refrendada por ambas Cámaras, Diputados y Senadores. Por eso hay dudas de que el proyecto pueda progresar. De hecho, las informaciones periodísticas de las últimas semanas hablaban de que, justamente, el oficialismo “no tenía los votos”, para aprobar la privatización.
Ahora bien, si el Congreso puede decir NO a la privatización, no puede por otra parte obligar al Estado a sostener con fondos a la compañía. El consecuente desfinanciamiento pondría a la empresa de cara a su liquidación, casi sin alternativas.
Vale detenerse en este punto y preguntarse por los manejos y la gestión de la cosa pública. Aerolíneas Argentinas le pertenece al Estado, es decir a todos los argentinos (incluso a los que denostan a la compañía) y más allá de que Javier Milei "ame ser el topo que destruya al Estado desde adentro", la impericia, el daño y la destrucción de recursos y activos del Estado está penado por la ley.
Aerolíneas Argentinas no es de Javier Milei, es de toda la Argentina y su gestión en consecuencia debe ser responsable. Ni el presidente tiene derecho a dinamitar lo que es de todos simplemente porque así lo quiera. Y la constante amenaza de cierre mina la confianza en Aerolíneas Argentinas, y atenta contra sus oportunidades de venta.
Sin embargo, algo parece haber cambiado en las últimas semanas que llevó a que la empresa se siente, nuevamente, a la mesa de negociaciones con los sindicatos, luego de clausurar el diálogo por casi tres meses. El resultado de esas negociaciones ya fue motivo de varios de nuestros artículos periodísticos, pero el cambio de postura podría estar acompañado de un cambio de perspectiva. Quizás sea un sencillo y corto “desensillar hasta que aclare”, patear la pelota hasta marzo o abril de 2025, logrando que la propia Aerolíneas Argentinas esté un poco mejor y sea un poco más vendible. O incluso apostando al recambio legislativo que se debe producir en 2025 y que podría cambiar el panorama del Congreso, en este tema.
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