El reciente interés del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por volver a visitar a Argentina, manifestado en el marco de su reunión el presidente Javier Milei, pone nuevamente en el foco el vínculo diplomático bilateral y, de paso, despierta una curiosidad que trasciende la Casa Rosada: ¿A dónde van los presidentes de la principal potencia mundial en nuestro país?
De Roosevelt a Trump, el itinerario secreto de los 7 presidentes de Estados Unidos en Argentina
Posible regreso de Donald Trump a Argentina revive historial de visitas de presidentes de Estados Unidos. ¿Irá a Bariloche y Mar del Plata o solo a Casa Rosada?
Bariloche, Mar del Plata y la Patagonia: los destinos que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, podría elegir en su próxima visita a Argentina.
“Me gustaría ir a Argentina para ir a la playa, pero que no me vea nadie”, sostuvo Trump fuera de todo protocolo.
Al respecto, y si bien se mostró muy "honrado" por recibir la invitación, aclaró que por el momento "estoy muy ocupado", pero no descartó un regreso al país en el futuro.
Por su parte, la historia reciente de las relaciones entre Washington y Buenos Aires revela un patrón geográfico que se repite, contrastando las visitas netamente protocolares con aquellas que incluyen un componente de descanso, informalidad o una cumbre continental clave.
En los últimos 100 años, y si bien la Ciudad de Buenos Aires es la parada obligatoria, solo dos destinos fuera de la Capital Federal se han ganado un lugar en las agendas presidenciales de Estado Unidos: Mar del Plata y San Carlos de Bariloche.
La huella histórica: Franklin D. Roosevelt, el precedente de la "Visita de Estado"
La historia de las visitas de mandatarios de Estados Unidos a Argentina se remonta a un encuentro de alta diplomacia que sentó un precedente ineludible: la llegada de Franklin Delano Roosevelt (FDR) en 1936. Fue recibido y acompañado durante su estadía por el presidente argentino Agustín Pedro Justo.
Roosevelt no vino en busca de paisajes patagónicos ni cumbres de ocio. Su visita, la primera de un presidente estadounidense en funciones a suelo argentino, tuvo un propósito geopolítico crucial.
Era una época en la que Argentina era un país con un peso específico en la región, y en el marco de la guerra del Chaco (1932 - 1940), Roosevelt buscaba conformar un organismo interamericano, cuya misión sería la de mediar en los conflictos en el Continente y la defensa recíproca, bajo la política de la "Buena Vecindad
Asimismo, y en un mundo al borde de la Segunda Guerra Mundial, y con el ascenso de regímenes totalitarios en Europa, Washington buscaba alinear a los países latinoamericanos bajo el paraguas de la neutralidad.
El arribo de FDR no fue solo protocolar: fue un evento de masas. El presidente fue recibido con algarabía, un fenómeno que se repitió décadas después. Su agenda fue estrictamente capitalina: Casa Rosada, un discurso ante el Congreso de la Nación, y la conferencia de prensa.
Vale mencionar que a finales de 1928, Herbert Hoover visitó Argentina, aunque lo hizo en su carácter de presidente electo de Estados Unidos.
Ciudad de Buenos Aires, la trilogía protocolar
Tal como sucedió con Roosevelt, para todos los presidentes, la agenda en la Capital Federal se resume en una trilogía de poder y protocolo:
- Casa Rosada: allí se suscita el encuentro central e ineludible. Se suelen desarrollar reuniones bilaterales, firma de acuerdos y la conferencia de prensa conjunta.
- Congreso de la Nación: un clásico de la diplomacia. Tanto George H. W. Bush (1990) como Dwight D. Eisenhower (1960) ofrecieron discursos ante la Asamblea Legislativa, destacando la importancia institucional de su visita.
- Homenajes y Actos Simbólicos: Barack Obama, por ejemplo, visitó la Usina del Arte y el Parque de la Memoria en 2016, combinando los encuentros con jóvenes emprendedores con un gesto simbólico hacia los derechos humanos.
Por su parte, el contraste con el presidente Donald Trump es notable. Su única visita a Argentina, en 2018, fue de carácter exclusivamente laboral y estuvo limitada a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ya que su propósito era participar en la Cumbre del G20 durante la administración de Mauricio Macri. (El turismo de Latinoamérica contiene el aliento ante el retorno de Trump)
Mar del Plata, un imán para la política internacional
La "Feliz" no es solo un destino de verano, sino un centro de coordinación geopolítica. Mar del Plata ha atraído a dos presidentes en funciones:
- Eisenhower (1960): la localidad bonaerense fue su punto de ingreso al país en una gira que buscaba redefinir las relaciones con América Latina.
- George W. Bush (2005): la razón de su visita fue la IV Cumbre de las Américas, un evento que convirtió a la ciudad en un polo de atención mundial.
Cabe destacar que Mar del Plata ofrece la infraestructura y el simbolismo de una gran ciudad costera, ideal para albergar cumbres continentales o servir como la primera parada oficial.
Bariloche, el escenario natural y seguro que eligen los presidentes de Estados Unidos
Si hay un destino argentino que funciona como un imán para el jet set político estadounidense, ese es San Carlos de Bariloche. La ciudad rionegrina se ha convertido en el refugio predilecto para los momentos de distensión de los líderes de la Casa Blanca.
El patrón comenzó con el propio Eisenhower en 1960, buscando un entorno más distendido y natural para su reunión con el entonces presidente Arturo Frondizi. Tres décadas después, el presidente Bill Clinton y Carlos Menem reforzaron este vínculo al trasladar su diplomacia al césped, con la icónica postal de ambos mandatarios jugando al golf en la Patagonia. en 1997.
La tradición fue ratificada por Barack Obama en 2016. Tras los actos oficiales en Buenos Aires, Obama eligió Bariloche para pasar la Semana Santa con su esposa Michelle y sus hijas, confirmando el lugar como el espacio ideal para combinar seguridad con descanso familiar.
La elección de Bariloche no es casual, y los propios equipos de seguridad presidencia aseveran que, más allá de su belleza natural, los presidentes eligen esta locación por su capacidad de ofrecer un perímetro de seguridad casi inexpugnable, la convierte en el lugar perfecto para las agendas secretas o las vacaciones presidenciales.
La visita de Donald Trump como potencial de una "Ruta de la Inversión" en la Patagonia
El eventual regreso del primer mandatario de EEUU, un escenario que se vuelve plausible si La Libertad Avanza se impone en las elecciones de medio término, trasciende lo meramente protocolar.
Esta visita no solo confirmaría la consolidación de Argentina como el socio estratégico principal de Estados Unidos en la región, sino que enviaría una señal clara a la arena global: el alineamiento con Washington frente a la creciente influencia de China en América Latina.
La implicancia inmediata de este espaldarazo diplomático es el potencial de un incremento en las inversiones del sector privado estadounidense. El simbolismo de la visita podría desencadenar una "Ruta de la Inversión", enfocada en sectores clave como la tecnología y la energía.
El ejemplo más notable de esta sinergia es el anuncio de OpenAI y Sur Energy de un desembolso de hasta US$ 25 mil millones para la construcción de un mega data center de inteligencia artificial en la Patagonia. El proyecto, liderado por Sam Altman (creador de ChatGPT y una figura influyente en la política tecnológica de EE. UU.), tiene un trasfondo que se conecta directamente con el expresidente.
Dado que Altman mantiene lazos y es un actor relevante en el círculo político que apoya a Trump, no es descabellado que, si el Presidente concreta su visita, decida romper el estricto circuito capitalino de 2018 y se sume a la tradición de sus predecesores.
De esta forma, podría visitar la Patagonia, un destino que no solo ofrece el ya reconocido perímetro de seguridad, sino que se convertiría en el nuevo centro neurálgico de la alianza tecnológica con el país. Su llegada sería el sello geopolítico a la conversión de Argentina en un polo de desarrollo e inteligencia artificial, alejándose de los compromisos con las potencias rivales.
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