Paradojas del destino. Cuando Bjørn Kjos presentó una solicitud de trabajo en Scandinavian Airline Systems (SAS), la aerolínea de bandera de su noruega natal, obtuvo un no como respuesta. Fue entonces que decidió estudiar derecho.
Una noruega ambiciosa busca seducir a Sudamérica
Mientras trata de superar complicaciones financieras, la tercera low-cost de Europa se propone crear una filial con base en Argentina, donde acaba de solicitar 155 rutas domésticas e internacionales.
Veinticinco años después, Kjos estaba fundando Norwegian Air Shuttle, empresa que terminó superando a SAS y que hoy, con un valor de mercado cercano a los US$ 1.000 millones, está considerada como la tercera low-cost europea.
En enero de 2012, la compañía anunció el mayor acuerdo para la adquisición de aeronaves en la historia del Viejo Mundo: firmó órdenes por 122 Boeing 737 y 100 Airbus 320, jugada que Kos justificó aduciendo los beneficios de precio por comprar en grandes cantidades. “Si no los llego a necesitar, los puedo vender o alquilar”, dijo.
Ese mismo año, el ejecutivo creo una subsidiaria irlandesa que le permitió volar hacia Estados Unidos en el marco de un acuerdo de cielos abiertos que exceptúa a Noruega y, al mismo tiempo, reducir costos laborales al pagar sueldos más bajos y tercerizar puestos de trabajo.
Gracias a ello se convirtió en la primera low-cost de largo radio del mundo, compitiendo en las rutas transatlánticas con los carriers tradicionales. Nadie hasta entonces se había arriesgado a unir Europa con la Unión a menos de US$ 500 (ida y regreso).
Ahora, Kjos está mirando al sur de las Américas, donde planifica crear en breve una base en Argentina. Solicitó 155 rutas domésticas e internacionales, y prevé invertir US$ 4.300 millones creando 3.200 empleos directos.
Pero la cosa no es tan sencilla. La Asociación Argentina de Aeronavegantes se opone a la llegada de Norwegian aduciendo que la compañía “es actualmente eje de las principales discusiones a nivel mundial por sus prácticas de dumping, de competencia desleal y sus políticas de precarización laboral”.
Mientras tanto el agudo presidente de Ryanair, Michel O´Leary, sentenció que la empresa “no podría sobrevivir al invierno” debido a su delicada situación financiera. “Tiene pedidos enormes de aviones, pero no el dinero para pagarlos; es una máquina de quemar plata”, aseguró.
Si bien Norwegian redobló la apuesta firmando una orden para adquirir 29 Boeing 787 Dreamliner, sus resultados financieros no son de los mejores. En 2016 se registró un incremento del 2% en los costos unitarios (sin tener en cuenta el bajo valor del petróleo), y todo parece indicar que los gastos de 2017 serán aún superiores. De hecho, ante la consecuente caída de las acciones, hace poco se produjo una rebelión de inversores que culminó con la renuncia de la directora financiera de la compañía, Frode Foss.
Al tiempo que asegura que las acusaciones son infundadas y que los problemas económicos se solucionarán, Kjos avanza con el proyecto sudamericano, donde –dicho sea de paso– ya comenzó a jugar Level, subsidiaria del holding IAG (British, Iberia y otras). ¿Se saldrá con la suya? El tiempo, siempre sabio, tiene la última palabra.
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