Desde que en septiembre Diputados empezó a trabajar en público el proyecto de ley de “re reordenamiento” de feriados dijimos que el Gobierno, aliado a los legisladores de la oposición con los que trabajó la idea, había encontrado la martingala para que todos festejaran. Tanto los que odiaban el régimen de findes XL vigente hasta 2016 como los que se animaron a reclamar ante su desaparición hoy saludan el nuevo esquema.
El Gobierno y su fórmula para dejar contentos a todos con los “feriados”
Tanto los que no querían el régimen de findes XL vigente hasta 2016 como los que se animaron a reclamar ante su desaparición hoy saludan el nuevo esquema y los tres puentes turísticos decretados para 2018 y 2019. La clave es el haberle dado a los exferiados turísticos la posibilidad de travestirlos en días no laborables. Eso hace que sea facultad del empleador dar el día libre o no y que tampoco tenga que pagar costos extra por la jornada trabajada.
Los comerciantes y empresarios no turísticos, así como los propios funcionarios del Ejecutivo, ahora festejan un calendario con tres fines de semana turísticos XL. Uno más que los que había criticado el anterior régimen era el propio ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quien tiene competencia en la materia y había dicho que “los feriados con fines turísticos han afectado a gran cantidad de pequeños y medianos comerciantes que sufrieron pérdidas económicas y competitivas de significativa importancia, viéndose impedidos de cubrir sus costos”.
Por su parte, los empresarios y funcionarios vinculados a la actividad –sobre todo en las provincias- hoy tocan el cielo con las manos. Ni el propio ministro Gustavo Santos esperaba un mes atrás que el Ejecutivo hiciera uso de los tres días para promover la actividad que la ley le facultaba dictar. De hecho, fue él quien planteó la alternativa de que solo el último día de 2018 fuera declarado como puente: “Me pareció una fecha muy obvia, con muy bajo impacto para otros sectores y uno fuerte para nosotros”, le había dicho a este medio.
LA MARTINGALA.
Como dijimos entonces, el ardid para conseguir el apoyo de quienes no querían los feriados y quienes querían que volvieran es el haberle dado a los exferiados turísticos la posibilidad de travestirlos en días no laborables. Esto dista de ser un juego de palabras y fue lo que limó las asperezas con el empresariado no turístico, que tan reacio fue al esquema anterior. Es que mientras que los días feriados son de cumplimiento obligatorio y los que deben cumplir tareas perciben el doble de remuneración; en los no laborales la decisión es facultativa del empleador, que no tiene que pagar a sus trabajadores ni un peso por encima de una jornada normal.
Uno de los festejos más llamativos –y reveladores- fue el de la CAME, donde el régimen anterior era más tolerado que apoyado (de hecho protagonizó cruces con la CAT frente a pedidos de que se limitaran). También es cierto que la posibilidad de declarar los puentes como no laborables era justamente uno de sus reclamos. “La CAME fue la primera y única entidad en poner en valor el impacto de los feriados largos sobre las economías regionales”, remarcó su presidente, Fabián Tarrío, quien recordó que “desde 2012 propusimos la idea de 'día no laborable' como término medio para no afectar al sector industrial”.
LOS OBVIOS.
Muchos más obvios son los descorches de quienes más o menos tímidamente hicieron muecas frente a la eliminación de los puentes turísticos: los empresarios y funcionarios del sector.
Por un lado, consiguieron que el Ejecutivo aplicara el máximo de días turísticos a los que lo habilitaba la norma (podían ser tres, dos, uno o cero). Por el otro, que los fijaran para los próximos dos años, cosa que la ley ni siquiera le pedía (tenían que hacerlo 50 días antes de cada comienzo de año). Además, es cierto que al aplicarlos a fin de año se consigue un adelantamiento de la temporada alta.
En este sentido, el ministro Santos destacó la importancia de los fines de semana largos para la economía nacional, ya que “representan el 27,5% de los viajes que realizan los argentinos durante el año y el 21% del gasto turístico”. Y al mismo tiempo saludó que “definimos los dos años próximos ya que para el sector turístico es fundamental la previsibilidad, para poner la oferta en sintonía con la demanda”.
El resto es lo sabido por todos: en 2018 serán días no laborables por turismo el 30 de abril y el 24 y 31 de diciembre; y para 2019, el 8 de julio, el 19 de agosto y el 14 de octubre.
“El objetivo de nuestra gestión es tener un promedio de nueve fines de semana largos por año, ya que son útiles y responden a una nueva demanda del turista que estila realizar varias escapadas durante el año”, señaló Santos.
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