Para intentar recomponer la imagen pública del Gobierno tras el affaire con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y su empleada Sandra Heredia, el presidente de la Nación, Mauricio Macri, copó momentáneamente la escena con dos anuncios. Uno, el ajuste de un 25% de la planta de “cargos políticos” en la Administración Pública Nacional. Dos, el decreto contra el nepotismo en el Estado, al menos para los familiares de ministros.
El gesto de austeridad de Macri y el alineamiento del MinTur
Las medidas anunciadas por el Presidente (recorte de puestos políticos y decreto contra la designación de familiares) impactaron de lleno en el Ministerio de Turismo de la Nación. Por un lado, el organismo confirmó la renuncia del hijo del ministro, Matías Santos, a efectivizarse el 27 de febrero. Además, le propondrán a Macri recortar 16 cargos jerárquicos, que permitirían un ahorro de $ 1,6 millones por mes. Ya habría dado un paso al costado el subsecretario de Inversiones Turísticas, Ramiro Alem.
Ambas medidas impactaron en Suipacha 1111, donde el alineamiento con las decisiones del presidente fue inmediato. Por momentos, al menos mediáticamente, pareció desatarse una carrera para ver qué cartera cumplía primero la tarea.
LA RENUNCIA IN PECTORE.
Cuando Macri dijo que “ningún ministro podrá tener familiar alguno designado o contratado en dependencias de la Administración Pública Nacional”, no hacía falta que se publicara el decreto para entender que los días de Matías Santos, hijo del ministro de Turismo, como jefe de Asesores del Gabinete del MinTur, estaban contados.
Matías Santos había sido nombrado por un decreto firmado por el propio Macri. Desde el 13 de enero de 2016 estaba en el cargo, que tiene rango y jerarquía de Subsecretaría.
Dos años después de avalarlo, el Presidente de la Nación realizó el llamado a que “si los argentinos hacen su aporte, quienes somos parte de la política tenemos que redoblar el esfuerzo y dar el ejemplo”. Y el resultado será la renuncia de Matías Santos, quien venía colaborando con su padre desde la época en que fue legislador y posteriormente en la Agencia Córdoba Turismo.
Una curiosidad es que en esa carrera por cumplir con la orden del Presidente el diario La Voz de Córdoba le colocó la medalla al propio Gustavo Santos: “Fue, por cuestión de minutos, el primer funcionario en comunicar de manera pública esa decisión (la renuncia de su hijo)”. A través de un mail personal al matutino, el funcionario dijo: “Acompañamos la decisión del Presidente y cumpliremos al pie de la letra lo que disponga el decreto presidencial correspondiente”.
Con el correr de las horas y la publicación del decreto oficial (con los medios dando por renunciado a Matías Santos) las ínfulas cumplidoras se fueron aplacando. Lo cierto es que la salida del jefe de Asesores del Gabinete del MinTur se hará efectiva recién el 27 de febrero, último día permitido por el decreto para desvincularse. Voceros del Ministerio le dijeron a este medio que todavía no hay nombres para el reemplazo de Matías Santos, lo cual implica –por otra parte- que el cargo en sí no caerá bajo las tijeras del recorte de “cargos políticos”.
EL OTRO GESTO.
El otro gesto de austeridad promovido por el Presidente de la Nación es la reducción de casi 1.000 “cargos políticos” del Poder Ejecutivo. Esta búsqueda de empatía de la política con “los argentinos que hacen su aporte” pareciera a priori más significativa en términos de ahorro que las cuatro decenas de renuncias del plan contra el nepotismo.
Efectivamente, se espera que se concrete un recorte de mil empleados jerárquicos, que le implicarían un ahorro de $ 1.500 millones al año al Estado. Lo cierto, es que, más allá del gesto, en cuanto a trascendencia económica la relevancia es escasa. La erogación que se evita la Administración Pública es apenas el 0,02% del gasto público y el 0,2% del actual déficit fiscal.
De hecho, por izquierda y por derecha criticaron la pompa dada a la medida. Un informe de la Fundación Libertad y Progreso reveló que mientras hoy se plantea un recorte del 25% en los “cargos políticos” desde la asunción de Macri la estructura del Estado creció en la misma proporción respecto a la heredada: pasando de 16 a 20 ministerios, de 68 a 87 secretarías, de 165 a 207 subsecretarías, 687 direcciones y 905 unidades de coordinación o articulación. “Quedarse solamente en prescindir de algunos funcionarios políticos y no de las reparticiones que lideraban es simplemente un gesto político que tiene poco impacto en términos de aligerar el peso del Estado”, señaló Aldo Abram, director de la Fundación, que plantea adelgazar la estructura a ocho ministerios.
TURISMO SE SUBE A LA OLA.
Al igual que en el caso del decreto contra el nepotismo, la reducción de cargos políticos también abrió una carrera entre los organismos para ver cuál cumplía más rápido con el mandato presidencial.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, picaron en punta anunciando recortes del 38% en las funciones jerárquicas. En el primer caso se trata de 96 cargos y en el otro de 104.
En ese mapa el Ministerio de Turismo también sumará su aporte, pese a ser una de las carteras con menor dotación de personal. Voceros de la cartera le confirmaron a este medio que le propondrán a Macri un recorte del 26% en la cantidad de cargos con funciones ejecutivas, extraescalafonarios y políticos. Esto implica pasar de 61 a 45 los funcionarios jerárquicos. Ese reajuste, a su vez, permitiría un ahorro de $ 1,6 millones al mes. Lo que significa una economía de sueldos promedio de $ 100 mil por cada uno de los 16 cargos que se prescindirían.
Dónde y cómo aplicarán el bisturí no es algo que quieran revelar, ya que esperan que el propio Macri apruebe la propuesta.
Sin embargo, en forma paralela a los anuncios del primer mandatario empezó a circular la versión de que Ramiro Alem, quien ocupa la Subsecretaría de Inversiones Turísticas, habría presentado su renuncia al cargo y ya no pertenecería al MinTur. Si bien ni el funcionario, ni desde el Ministerio confirmaron el rumor, en el sector lo dan por hecho.
La dimisión de Alem dejaría el terreno libre para hacer un reajuste de estructuras. La idea sería eliminar una Subsecretaría, cumpliendo con el pedido de ajustar líneas jerárquicas directas del ministro, para transformarla en una Dirección de Inversiones, dependiente de la Subsecretaría de Coordinación a cargo de Sebastián Slobayen.
El resto de los movimientos se irán viendo una vez que el Presidente de el visto bueno al plan del ministro.
En números
26% es la cantidad de cargos con funciones ejecutivas, extraescalafonarios y políticos que se reducirían en el MinTur.
61 son actualmente los puestos jerárquicos en el Ministerio.
16 los funcionarios que dejarían su actual puesto.
$ 100.000 es el ahorro promedio mensual por cabeza estimado con los recortes.
Hijos del rigor
Por Arturo García Rosa*
En la edición del 22 de febrero de 2016 de este semanario, ni bien se conoció la designación del hijo del señor ministro de Turismo de la Nación como Jefe de Asesores de Gabinete, escribí la columna “La importancia de los gestos”.
Manifesté entonces que era probable que pudieran sobrar razones para justificar dicha decisión, pero lo más seguro es que todas ellas resultaran insuficientes para sostener lo que surge naturalmente como una actitud reñida con las señales de cambio que se esperaban del nuevo gobierno.
Hicieron falta que transcurrieran dos años y cincuenta días para que la decisión presidencial lograra lo que debió ser una actitud propia de cada uno de los funcionarios. La cual debió ser evitar cualquier designación de familiares directos, para no caer en la figura que Joaquín Morales Solá acaba de definir como “nepotismo expreso”.
En aquella nota de 2016 sugería que “valdría la pena un gesto que reconcilie al señor ministro no sólo con todos los que le deseamos el mayor de los éxitos en su gestión, sino con la sociedad en su conjunto”.
Lamentablemente aquel gesto nunca llegó. Hizo falta que un decreto presidencial logrará poner las cosas en su lugar.
Ni el señor ministro ni su hijo, ni todos aquellos que hacen posible esta industria, merecían este desenlace.
De la oportunidad de enmendar el error a la exposición como hijo del rigor.
Una pena que, sin duda, pudo ser evitada.
*Presidente y fundador de SAHIC
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