En lo que va del año el peso argentino se devaluó un 100% frente al dólar. Las dos caras de esa moneda tienen, por un lado, la profunda crisis de segmento emisivo y, por la otra, la expectativa cierta de que la mayor competitividad del destino produzca un boom de turistas extranjeros en el país.
El desmantelamiento presupuestario de la promoción internacional de Argentina
El Inprotur contará el año que viene con US$ 15 millones para todas las acciones de marketing en el extranjero. Lo que significa que el Instituto tendrá un 61% menos de recursos que en 2018. La participación en ferias y encuentros de comercialización se reducirá de 149 a apenas 30, reduciendo a una quinta parte la presencia de Argentina en eventos del trade. Por otra parte, por tercer año consecutivo, el sector volverá a ser despojado de los recursos que -según la ley- recauda para su autofinanciamiento.
En esa coyuntura el Gobierno ha decidido que sea la propia devaluación la que se encargue de llevar la buena nueva a los potenciales mercados emisores de turistas. Decisión que quedó confirmada la semana pasada con la presentación del Presupuesto 2019 del Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur). El brutal recorte de su capacidad económica implica, por un lado, un virtual desmantelamiento financiero del ente público-privado que tiene por objeto ejecutar la estrategia de mercadeo internacional de la imagen de Argentina en el exterior. Por otra parte, que por tercer año consecutivo el sector vuelve a ser despojado de los recursos que la ley prevé para su autofinanciamiento.
UNA TIJERA GIGANTE.
El presupuesto aprobado para 2018 del Inprotur fue de $ 741,7 millones, que al tipo de cambio proyectado ($ 19,3 cuando fue previsto en 2017) implicaban unos US$ 38,4 millones (muy similar a los US$ 39,8 millones del año anterior). Además, en el transcurso de este año se le dieron $ 100 millones adicionales.
Los recursos disponibles para 2019 del mismo organismo serán poco menos de $ 604 millones, lo que implica una reducción del 28% en términos nominales respecto al presupuesto vigente de 2018 (actualizado a septiembre). Incluso, es un 15% más bajo que los $ 717 millones presupuestados en 2017.
Ahora bien, el recorte es brutal en términos reales, es decir, midiendo en dólares lo que efectivamente podría contratar el Instituto en el exterior, que es donde desarrolla las acciones. A un tipo de cambio de $ 40,1 proyectado para 2019, el Inprotur contará el año que viene con US$ 15 millones para todas las acciones de marketing en el extranjero. Lo que significa que el Instituto tendrá un 61% menos de divisas que en 2018.
RECORTÁ, PEPE, RECORTÁ.
Ese desmantelamiento es reconocido por el propio presupuesto en las metas que se propone cumplir el año que viene. Lo más significativo es que Argentina reduciría en un 80% su presencia en ferias y encuentros comerciales en el exterior. Los números son elocuentes: de participar en 55 ferias en 2018 y 68 en 2017 (según lo presupuestado) pasará a tener presencia en apenas 15, o sea se reduce a una cuarta parte. En tanto que de intervenir en 94 encuentros de comercialización turística a lo largo de este año y 122 en 2017, en 2019 sólo intervendrá en 15. Es decir, menos de una sexta parte.
En definitiva, las acciones de cara al trade pasarán en apenas un año de 149 a apenas 30, reduciendo a una quinta parte la presencia de Argentina en eventos.
La explicación del organismo para semejante cambio apuesta a una supuesta estrategia planificada: “Uno de los objetivos es posicionar a Argentina con un incremento de la inversión en acciones dirigidas al consumidor final, ya que el público evolucionó y la elección de un destino de viaje se realiza en base a un concepto diferente” (SIC).
Una lectura que parece reafirmar las palabras del propio presidente del Inprotur -y entonces ministro de Turismo-, Gustavo Santos, cuando hace exactamente hace un año dijo que “el trade participa cada vez menos de los viajes” y que “el consumidor está tomando las decisiones en forma directa”.
El escándalo desatado por esa declaración publicada por este medio una semana antes de la FIT 2017 hizo que en el discurso inaugural el titular de la Faevyt, Fabricio Di Giambattista, respondiera que “el trade está más vivo que nunca”. Desde el organismo, por su parte, apelaron al clásico latiguillo de “me sacaron de contexto” -al que son tan afectos en Suipacha 1111- para responsabilizar al medio de comunicación y hacer las paces con la cadena de intermediación. Lo cierto es que hoy el Presupuesto elaborado por la cartera conducida por el secretario Santos viene a poner blanco sobre negro y a desmentir la desmentida del entonces ministro.
Así y todo, no son sólo las participaciones en ferias y encuentros de comercialización del trade donde se producen notables recortes. Las acciones promocionales dirigidas al público también se reducirán un 50%, pasando de 193 a solo un centenar.
Lo único que crecen son justamente las acciones promocionales en canales online, que se incrementarán de 21 en 2018 a 60 en 2019, o sea un 185% más.
VIENTO EN POPA Y DEVALUACIÓN A FAVOR.
De la meta aspiracional del Plan Nacional de Turismo (curiosamente realizado por la consultora del quien al mismo tiempo era asesor económico del MinTur, Juan Pablo Tarelli) de aumentar a 9 millones la cantidad de turistas extranjeros solo quedó lo aspiracional (y un vergonzoso copy paste en los lineamientos generales del Presupuesto). Lo real es que para 2019 el Inprotur apuesta a alcanzar los 8 millones de visitantes. Una meta muy optimista, teniendo en cuenta que el último dato firme fueron 6,6 millones de 2017 y la estimación de que este año se reciban en torno a los 7 millones. O sea, un millón más son los que se esperan en 2019, lo que implicaría un crecimiento del 20% del turismo receptivo en sólo un año. Claro que la devaluación y la mejora de la competitividad en precios del destino (más la mayor oferta de conexión aérea) le dan aires de verosimilitud al pronóstico oficial, aun pese a reducir un 61% el presupuesto en dólares del Instituto que tiene por misión incrementar el número de viajeros que ingresan al país.
OTRO EXPOLIO MÁS.
En la macro, la singularidad del Presupuesto 2018 para la Administración Pública Nacional es la meta del déficit cero. Con lo cual, todas las billeteras del recortado Gabinete y las Secretarías de Estado deberán ajustar sus gastos a unos ingresos menores. Pero, como venimos señalando en los últimos años desde este medio, la situación de Turismo no solo no es deficitaria, sino que es la más superavitaria de todo el Gobierno (al margen de los niveles de eficacia con la que gestionan la situación).
Como es sabido, las actividades y estructuras de la actual Secretaría de Turismo y el Inprotur se financian enteramente con lo recaudado en el Fondo Nacional de Turismo, básicamente integrado por el impuesto del 7% sobre los pasajes aéreos, marítimos y fluviales al exterior. Ese Fondo es administrado por Suipacha 1111 y es de asignación específica. O sea, no puede ir a otro lado que no sea el MinTur o el Inprotur, que se lo distribuyen en un 60% y 40%, respectivamente. Como dice el artículo 23 del decreto reglamentario de la Ley Nacional de Turismo: “Los recursos que constituyen el Fondo serán de administración exclusiva de la Secretaría de Turismo para el cumplimiento de sus objetivos”.
Pero expliquemos brevemente cómo desde hace tres años se expolia al sector turístico de los recursos que genera y que la ley establece como inviolables. En lo que va de 2018 los pasajeros argentinos que cruzaron las fronteras pagaron –seguramente sin saberlo- $ 4.173 millones que el Estado se comprometió por ley a utilizar para propiciar el crecimiento de la actividad interna y receptiva (art. 29 ley 25.997: “Los recursos provenientes del Fondo Nacional de Turismo son administrados exclusivamente por la autoridad de aplicación para el cumplimiento de sus objetivos”). Sin embargo, en ese mismo período al sector sólo se le permitió usar $ 2.895 millones, de los cuales a su vez sólo gastó $ 1.270 millones.
¿Es algo nuevo y desconocido por las autoridades? Para nada, en 2017 Turismo recaudó por el fondo de asignación específica $ 4.371 millones, pero recibió un crédito presupuestario de $ 2.645 millones del cual gastó casi $ 2.000 millones. Dicho de otro modo, sólo se le permitió usar un 60% de lo que la Ley de Turismo establece sin dobleces y ejecutó apenas un 45% de lo que recaudó.
Más llamativo aún es que los cálculos en el Presupuesto para 2019 insistan en desvirtuar la aplicación de la ley y que el sector mantenga su pasividad frente a semejante expolio. Tal vez por eso mismo esta vez se animaron a más. Para el año que viene se estima que los ingresos del Fondo que deberían destinarse al Inprotur para la promoción internacional serán $ 2.800 millones, o sea un 140% más de los previstos para 2018 y casi un 50% más de lo que se terminará embolsando en el año en curso.
Sin embargo, pese a prever que el Inprotur contará en 2019 con $ 2.800 millones de ingresos tributarios, sólo se le destinarán al ente $ 604 millones. Algo más de una quinta parte de lo que la ley prevé destinársele. Como explicamos en notas anteriores, es Hacienda la que informalmente le pone el techo para que esos miles de millones que Turismo recauda no conduzcan a Roma sino a Rentas Generales. “Por más que recauden $ 10 mil millones, si en el Presupuesto le pusieron $ 2.500 millones sólo van a poder usar eso”, le explicó a este medio un experto en Presupuesto y Administración Financiera Pública.
En números
61% se recortará el presupuesto en dólares del Inprotur.
80% se reducirá la presencia del Inprotur en ferias y encuentros de comercialización, según lo que cuentan los presupuestos.
$4.800 millones es la diferencia entre lo que prevén recaudará el impuesto a los pasajes al exterior en 2019 y la plata que efectivamente le permitirán gastar al MinTur e Inprotur (teniendo en cuenta que por ley son de asignación específica).
8 millones de turistas son los que espera recibir el país a fin de 2019, un millón menos de lo que aspiraba en el Plan Nacional de Turismo, pero un millón más de los que terminaría recibiendo en 2018.
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