“¿Realmente necesitan cuatro meses para armar protocolos para que sea seguro poder volver a volar dentro del país? A fines de abril se anuncia que el 1° de septiembre retoman los vuelos de cabotaje. ¿Existe acaso una planificación a cuatro meses para llegar a esa conclusión? ¿Estadísticas? ¿Algo que indique qué es lo mejor para la salud del país y para el país, postergar el renacer del turismo? ¿El subte y el colectivo si, el avión no?
Pero nada de eso esta anunciado. Solo silencio con un anuncio sin mas explicaciones: hasta el 1° de septiembre no habrá vuelos. Cuando todo un sector, con tantos actores de todos los rubros, en todas las provincias, se prepara para volver a trabajar antes de quedar borrados del mapa, el gobierno les da la espalda con un anuncio sin fundamento aparente”.
“Tenemos varios ‘diarios del lunes’ de cada país del hemisferio norte para saber qué funciono y qué no. Argentina se anticipó a la cuarentena antes que sea incontrolable, tenemos un cuerpo médico y científico capaz, ya más de un mes de cuarentena y fronteras cerradas...¿Hacen falta realmente cuatro meses más para armar el protocolo en aeropuertos y en los vuelos?
Italia y Francia mantuvieron trenes y vuelos con menores frecuencias durante la cuarentena, Chile esta por arrancar con vuelos internos y Estados Unidos está estudiando la factibilidad de volar en junio a Chile. Mientras tanto, Argentina anuncia que hasta el 1° de septiembre no habrá vuelos”, siguió.
POLÍTICAS A CORTO PLAZO.
Haciendo un análisis apoyado en su experiencia, la directora agregó: “Sería mas creíble que se implemente una política a corto plazo, que se postergue mes a mes si no es seguro aún desplazarse, ir habilitando vuelos entre ciertas ciudades y con ciertas frecuencias. Protocolos serios, y eficientes. Se puede entender que la fecha se posponga si es por seguridad, pero ponerse un margen de cuatro meses por delante? Si el riesgo del virus esta más en las grandes urbes, incentivar a que la gente tome distancia y vaya a lugares abiertos y menos poblados sería parte de una estrategia para desconcentrar y bajar riesgo. Abrir el cielo en primera etapa al cabotaje, ajustar protocolos y preparar a Argentina para recibir vuelos del extranjero en una segunda etapa que podría ser en agosto o septiembre, que se postergue si el Covid-19 pulsea, pero que avancemos, a medida que se lo acorrala. Armar un plan para que la economía se mueva.
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