El Juzgado Federal en lo Contencioso Administrativo Nº9 falló a favor de Royal Class. En la sentencia, el tribunal le ordena al Ministerio de Transporte que en el plazo máximo de 10 días se expida sobre el tema.
La Justicia emplazó a la ANAC a expedirse sobre la operación de Royal Class
Una cuestión tan escandalosa como inexplicable, el pedido de Royal Class para operar servicios regulares, terminó en la Justicia, que en primera instancia, le ordenó a la ANAC que en 10 días se expida sobre la autorización pertinente.
El proceso es siempre el mismo, las empresas presentan su documentación, participan de la Audiencia Pública convocada por el Estado, solicitan rutas, la JATA las respalda (casi siempre todas, a veces deniega algunas rutas puntuales y rara vez dice un no rotundo al pedido completo de una empresa) y finalmente, se autorizan las rutas. A grandes rasgos el proceso desde los escritorios a la plataforma comercial se completa con la recepción del CESA (Certificado de Explotador Aéreo). Sin embargo, la historia no fue la misma para Royal Class. La tradicional empresa de taxis aéreos de Miguel Livi participó de la Audiencia Pública que se realizó el 6 de septiembre de 2017. De hecho, compartió el proceso con otras empresas que ya han debutado en el mercado como Norwegian, Avian (la exAvianca Argentina) y el grupo LASA. A decir verdad, también con otros proyectos fallidos como los de Argenjet, Buenos Aires International o Polar Líneas Aéreas.
A poco menos de un mes de la Audiencia, la JATA (Junta Asesora del Transporte Aéreo) dio su visto bueno al pedido de Just Flight, razón social de Royal Class, como lo hizo con el resto de los pedidos de rutas que estaban sobre la mesa.
LA DILACIÓN INEXPLICABLE.
Y aquí comienza la demora inexplicable. Desde diciembre de 2017 a diciembre del año pasado, se fueron otorgando las autorizaciones formales para que las empresas que participaron de esa Audiencia, iniciaran sus operaciones. Las líneas aéreas respaldadas incluyen a Norwegian, que de hecho pudo comenzar a operar poco después; y a Buenos Aires International, polémico proyecto relacionado con exejecutivos de Southern Winds (SW) que por lo que se sabe, nunca avanzó. Vale marcar la diferencia en este punto porque empresas que no existían en la práctica, eran apenas una S.R.L. constituida y punto, recibieron el respaldo oficial. Pero esa no fue la suerte de Royal Class, una empresa que ya está operando desde hace años (desde hace 26 años dispone de su hangar en Aeroparque) y que de hecho opera una flota de 12 aviones. Vale aclarar que el Ministerio de Transporte no le dijo “no” a Royal, y tampoco “sí”… simplemente no respondió.
Por eso el dictamen del Juzgado Federal en lo Contencioso Administrativo Nº9 no habla de darle el OK, sino sencillamente, de emitir una respuesta, por sí o por no.
Tal y tan inexplicable fue la demora del Ministerio de Transporte que Livi decidió judicializar la cuestión y de hecho manifestó ante los medios su queja.
“El libre mercado que pregona el Gobierno no es tal. Todo cobra sentido cuando se profundiza el análisis y uno se da cuenta de que algunas cosas fueron direccionadas. La Revolución de los Aviones fue pensada para algunas pocas empresas y no para los argentinos que quieren invertir y progresar. El Estado podrá apelar o no esta decisión, pero al ser resolutorio la orden de la Justicia es clara: ‘déjenlos trabajar’”, declaró Livi por estos días.
Las rutas que pidió Royal Class
La empresa tiene un importante hangar de mantenimiento en el Aeroparque Jorge Newbery y espera poder constituir allí su hub. Por eso pidió vuelos desde Buenos Aires a Rosario, Mar del Plata, Santa Fe, Villa Gesell, Santa Rosa, San Rafael/Mendoza, Sunchales/Reconquista, Tandil, y Sunchales/Villa María. Y una única ruta internacional a Punta del Este. La flota escogida sería el Fairchild Metro III.