A la hora de buscar explicaciones, de encontrar una respuesta al porqué se van las líneas aéreas internacionales, hay una posible combinación de elementos, relacionados todo con el comportamiento de la demanda. Estadísticas oficiales de la ANAC, muestran que el tráfico aéreo internacional en nuestro país, fue positivo hasta mayo de 2018. A partir de junio de 2018 fue negativo por el resto del año (-4% en junio; -2% julio, -4% agosto, -7% octubre, -7% noviembre y -2% diciembre) y si bien el balance anual del tráfico no cerró de modo negativo, lo hizo gracias al crecimiento registrado de enero a mayo: cerró con un incremento del 2%.
Aerolíneas internacionales: ¿por qué se van?
Ya para todo 2019, el signo fue negativo: -4% con apenas dos meses positivos en el año, junio (5%) y agosto (1%). Pero, además, se ve claramente un “agravamiento” puesto que el tráfico en noviembre fue de -7%, en diciembre llegó a -11% y los dos primeros meses del año, enero y febrero, fue de -18% y -15%, respectivamente.
Correlación económica.
Cuando uno contrasta los momentos de “agravamiento” de esta curva negativa del tráfico internacional, ve una correlación con devaluaciones del dólar. En mayo de 2018, cada dólar valía (cotización oficial), $ 24. Para agosto, la paridad era US$ 1=$ 30. Como dato anecdótico, en junio de 2018, la turbulencia cambiaria se llevó puesto al presidente del Banco Central: Federico Sturzenegger, que renunció. Ese mismo mes de junio de 2018, se produjo la primera caída del tráfico internacional: -4%. Y la caída mantuvo su estabilidad hasta septiembre de 2018. En agosto de produjo una nueva “corrida cambiaria” que llevó la paridad a US$ 1=US$ 40, y allí el déficit del tráfico internacional que se había mantenido entorno al -4% se amplió al -7% que registró en octubre y noviembre.
Posteriormente el tráfico se recuperó parcialmente, volviendo a un rojo promedio de -4%, hasta que en octubre de produjo una nueva devaluación que llevó la paridad a US$ 1=$ 63. En octubre el déficit del transporte aéreo internacional fue de -5%, en octubre del -7% y en diciembre de -11%. Y la tendencia se mantuvo en el primer bimestre el 2020: -18% en enero y -15% en febrero.
Algunas conclusiones.
Que muestra entonces esta situación: que el turismo emisivo (el protagonizado por los argentinos que salen al Exterior) gravita más sobre el total de tráfico internacional, que el receptivo (el ingreso de turistas internacionales). Esto lo confirma, en parte, el hecho de que según las encuestas del Indec, el arribo de turistas internacionales creció en 2019 un 16%. Cada vez que Argentina devalúe se afectará más el emisivo pero el país se pondrá más “competitivo” de cara al turista internacional, pero esa “sustitución”, de un tráfico por otro, no basta aún para que las cifras finales de tráfico sean positivas. Y de hecho como muestran las estadísticas, no lo son desde mediados de 2018.
Y cuando hablamos del tráfico internacional hablamos del que gravita sobre la ocupación de los vuelos de empresas como Air New Zealand, Emirates y Qatar, hacia Ezeiza.
Mirando hacia delante.
Poco queda por agregar. La situación económica argentina, complicada por la pandemia, no augura tampoco un 2020 positivo. Ergo, las compañías aéreas internacionales que operan en el país, enfrentaron casi un año y medio de números rojos y no hay una perspectiva cierta de que eso mejore para lo que resta de 2020. Hacia fin de año, si el signo no cambia, se cumplirían dos años de caída sostenida en el número de viajeros internacionales. Dejando de lado la data respecto de si se trata de emisivo o receptivo, lo cierto es que es una tendencia difícil de sostener en un contexto donde todo el resto del mercado será también negativo en cuanto a la demanda. Y vaya la última reflexión: todo el mercado indica que primero se recuperarán los tráficos de cabotaje y luego los internacionales. De hecho, hace pocas horas la Autoridad China de Aviación Civil (CAAC), reveló que su cabotaje se encuentra casi al 100% ya. Tanto en el caso de Emirates como de Qatar, por su diseño geográfico, casi no tienen cabotaje que recuperar, esto las pone en una cierta desventaja porque dependen sí o sí del tráfico internacional y éste a su vez, está sometido a los vaivenes de los rebrotes del Covid y la posibilidad de que las fronteras aéreas entre países se vuelvan a cerrar o se reinstalen cuarentenas. Es decir, un entorno, en un futuro inmediato, más que desafiante.
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