Como afirmábamos en la primera parte de este trabajo, dejando de lado los formatos de los reclamos, su carga de violencia, algunas de las cuestiones que se reclamaban podían llegar a esgrimir un basamento válido. Por eso quisimos convocar a una serie de expertos y estudiosos de la actividad a que respondieran algunos interrogantes sobre turismofobia.
Turismofobia: el desafío y la obligación de entender
Informe especial (2° parte). La Agencia de Viajes convocó a una serie de expertos (Carlos Gutiérrrez, Eduardo Pantano, Osvaldo Lombardi, Pablo Singerman y José Luis López Ibáñez), con diversas carreras y experiencias, a opinar y reflexionar no sólo sobre el fenómeno del rechazo al turismo, sino explorar en soluciones, buscar explicaciones y pensar mecanismos que atiendan las necesidades y reclamos de locales y turistas a la vez.
CUESTIONARIO
1. Dejando de lado el aspecto violento de las protestas, ¿tiene asidero el rechazo al turismo? ¿Es lógico que los habitantes de ciertos lugares lo pongan en discusión?
2. ¿Es posible que el turismo no siempre sea beneficioso?
3. ¿Es un problema del turismo y es irreversible? ¿O se puede corregir?
4. ¿Es viable algún otro modelo de turismo (con limitantes de carga y cupos, más caro para que sea menos masivo, etc.)?
5. ¿Es viable un turismo no masivo en una Tierra que ve cómo avanza el número de pobladores y en consecuencia el número de turistas?
"Es un tema no solamente del turismo sino de la gobernanza"
Carlos Gutiérrez, presidente de la Academia Argentina de Turismo (AAT), exfuncionario de la OMT, de la Sectur y del Ente Turismo de Buenos Aires.
"Efectivamente es un tema que preocupa y que fue motivo de tratamiento en nuestra última reunión de Comisión Directiva de la Academia. Inclusive propuse conformar un Ateneo sobre el tema en el marco del Año del Turismo Sostenible.
- Creo que es lógica la discusión sobre el turismo y su impacto tanto en lo social, en lo económico y en lo natural, la capacidad de carga de los destinos, a veces estudiada y no respetada y otras directamente ni analizada.La masividad del turismo en las ciudades es el fenómeno que ahora aparece más y en los medios, y las autoridades están tomando medidas en lo urbano, determinando la cantidad de turistas y excursionistas en destinos como Venecia, Florencia, Barcelona, y Brujas, por citar algunos y no todos, donde el turismo provoca reacciones adversas entre la población residente y la visitante.
- .Sí, es depredador
- Es un tema no solamente del turismo sino de la gobernanza, de los lugares, de la política gubernamental, del acuerdo público con los privados y de los necesarios equilibrios entre el turista y el residente, es decir no del laisez faire.
- Cada país y destino debe tener claridad en el tema turismo, es decir en la política turística respecto a sus destinos, posibilidades de carga, desarrollo y plantear la necesaria cohabitación entre visitantes y población residente, lo que hay, lo que se puede hacer, y coordinar esfuerzos públicos y privados.
- El turismo fuera de las fronteras, es decir, lo que se llama internacional, ha crecido mucho. En 1950 era de solamente 25 millones de personas. Ahora es de más de 1.600 millones, y esto es solamente el internacional, no toco aquí el doméstico o de los nacionales que es mayor y mucho, y que también coloca presión en los destinos. O sea el turismo ha crecido mucho más de lo que ha crecido la población, en el período considerado. ¿Por qué? Porque se ha convertido en una necesidad, un derecho y ha acompañado al desarrollo social, más allá de desigualdades e iniquidades, la promoción, las comunicaciones y las facilidades lo han convertido en un sector cada vez más importante, el primero desde el punto de su participación en el PBI aun en países desarrollados como es el caso de España, que se prevé llegará a 83 millones de turistas este año, contra 76 millones de 2016 ,7 millones más".
"En muchos casos los locales soportan el turismo solo porque es negocio"
Eduardo Pantano, director de la Licenciatura de Hotelería de la Escuela de Economía, Administración y Turismo de la Universidad Nacional de Río Negro.
Colaboró con la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Es miembro de la AAT, economista y autor.
- En muchos casos es lógico. Para los locales el turismo es, incómodo, suben los precios (hay inflación local), no hay donde estacionar, los restaurantes están llenos, etc., etc. Si no pregúntenles a los parisinos. En muchos casos los locales lo soportan solo porque es negocio.
- Es posible. Hay lugares turísticos cuyo atractivo es un lugar de naturaleza y es frágil. En Bariloche, por ejemplo, se discute cuál es la capacidad de carga. Aparentemente todavía hay mucho margen: en la actualidad la ciudad recibe un millón de turistas al año.
- Sin duda es un problema del turismo y en muchos casos se puede corregir. Actualmente la mayor parte del turismo masivo es turismo urbano y las grandes ciudades lo soportan.
- En algunos casos como Machu Picchu, Islas Galápagos, etc., de alguna manera funciona. Pero hay que tener en cuenta que en ambos casos hubo una limitante, los medios de transporte, el tren en Perú y los barcos en Galápagos. Barcelona y Venecia acaban de poner limitantes, veremos cómo funciona. El problema de las cuotas de ingreso más caras es que se limita el acceso a muchos nacionales que en última instancia también son dueños del lugar.
- Aparentemente no es viable y si no fijémonos en China".
"El Estado debe generar una planificación que evite los impactos negativos"
Osvaldo Lombardi es responsable de Turismo Cultural en el Museo Isaac Fernández Blanco de la Ciudad de Buenos Aires.
Además se desempeñó como director de Promoción Turística y director general de Desarrollo Turístico de la Ciudad de Buenos Aires y director de Modernización y Competitividad de la Sectur.
"Tiene cierto asidero el rechazo de residentes al turismo, en algunos lugares donde se producen distorsiones económicas como aumentos de precios o impactos negativos al medio ambiente que modifican sensiblemente el modo de vida de los habitantes del lugar.
Pero no tiene lógica si el turismo es uno de los pilares de desarrollo económico del lugar o se lo entiende como instrumento para el desarrollo económico del territorio.
El turismo es beneficioso no solo por su faz económica, sino también por su influencia en el terreno de lo cultural, educativo y social, pero si en algo debe intervenir el Estado a través de políticas públicas es en una planificación que evite los impactos negativos del mismo.
En algunos territorios (islas) los límites de visitas de acuerdo a la capacidad de carga del lugar son opciones válidas, el encarecimiento del lugar es negativo para el habitante pero en general se desarrollan ciudades satélites al destino principal. Acá el estado debería planificar estas ciudades satélites permitiendo se genere una verdadera urbanización con todos los servicios necesarios para una vida digna y permitir así que el turismo contribuya al desarrollo humano.
También existen pueblos y ciudades pequeñas con potenciales turísticos alrededor de destinos consolidados. Estas opciones descentralizan las visitas si están debidamente promocionados o están elaborados e incorporados a un catálogo de nuevos productos turísticos.
La previsibilidad de un turismo masivo debe prender una luz de alarma a los responsables de las políticas públicas. En este sentido la herramienta planificación debe cumplir con los objetivos de prever un desarrollo equilibrado. Las comunidades en general no tienden a rechazar al visitante, ni a negarse al desarrollo turístico y sus beneficios si se atienden las limitaciones necesarias que hagan a la seguridad, al respeto de las culturas y a la vida cotidiana de los habitantes, cosas que por otra parte comienzan a ser valoradas por los turistas en general".
”Cualquier modelo de desarrollo turístico es viable si se trabaja con profesionalismo y eficiencia”
Pablo Singerman, director de la Consultora Singerman & Makón, consultor, docente y economista, subdirector de la Maestría en Economía y Gestión del Turismo (FEC-UBA) y exdirector de Estudios Económicos y del Turismo del gobierno porteño.
- Rechazo cualquier protesta violenta. Puede tener lógica para los habitantes de cierta localidad que no hayan regulado correctamente la actividad y el crecimiento del Turismo les genere perjuicios en lugar de beneficios.
- Si no es manejado por parte del Sector Público y el Sector Privado con eficiencia y profesionalismo, reglamentando lo necesario para un crecimiento sustentable, armónico y con respeto por las sociedades y el medio ambiente, puede no ser beneficioso.
- Turismo no es un problema para nada. Siempre, como dije, que su crecimiento sea manejado con respeto por los locales, su cultura, su medio ambiente, logrando los consensos y regulando lo necesario para su correcta administración.
- Cualquier modelo de desarrollo turístico es viable si se trabaja con profesionalismo y eficiencia, realizando todos los estudios necesarios para evitar el deterioro del medio ambiente, el perjuicio de las comunidades locales, evitando empeorar su calidad de vida. No tiene por qué ser más caro. Es solo cuestión de manejarlo con eficiencia. Como toda actividad económica, el Turismo en algún aspecto lo es, entonces el crecimiento puede provocar algún tipo de crisis, y cuando se unen el Sector Público, el Privado y el Académico con su aporte de estudios, se logran los resultados deseados vía reglamentaciones eficientes.
- Cada destino tiene su particularidad, los hay masivos y los que no. Propongo que se trate cada uno en particular según sus características, no podemos generalizar. Es muy auspicioso el aumento de turistas año tras año en el mundo. El Turismo genera empleo, inversión, consumo, actividad económica, y cuando es manejado eficientemente no tiene por qué provocar crisis”.
”Los locales están en contra del turismo masivo, no en contra del turismo ”
José Luis López Ibañez es docente, fue asesor de la Vicepresidencia de la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados, subsecretario de Turismo de Chubut, y trabajó en la Sectur y el área de Turismo del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
- Obvio que sí. No todo proceso de desarrollo turístico está de acuerdo con los deseos y expectativas de los locales. Uno de los graffitis más elocuentes es el que dice ‘Turistas, vuelvan a casa. No destrocen nuestras vidas’. Es terrible que los locales piensen que aquello que hacemos para que vivan mejor les destroza la vida. Algo está mal y se debe solucionar. El tema para mí es claro: los locales están en contra del turismo masivo, no en contra del turismo. Es decir cuando es ‘demasiado’ el turismo. Como en todo, los excesos son malos. Esto sucede cuando el turismo crece de manera descontrolada, desbocada. Prácticamente ningún destino tiene definido hasta donde puede o quiere crecer. Tenemos que ser conscientes que todo tiene un límite.
- Sí, claro. No es beneficioso cuando los locales sienten que los costos que pagan para recibir turismo son mayores que los beneficios que perciben. Porque hay costos. Esto se da cuando la voracidad de lucro es mayor a la voluntad de generar un negocio a largo plazo, que no es otro que el negocio sea que los turistas tengan una experiencia satisfactoria (o aún mejor) y los residentes vivan con un mejor nivel y calidad de vida. La única respuesta válida para mí es para que los locales vivan mejor. Cuando gana la idea de que se desarrolla para que los empresarios (y solo ellos) hagan muchos negocios estamos en problemas. Cuando los residentes sienten que los únicos beneficiados por el turismo son los empresarios y que los residentes pagan los costos y no se derraman en ellos los beneficios, es lógico que sientan enojo.
- Lo ideal es pensarlo antes de generar el problema, pero claro que se puede corregir. Pero para ello hay que poner límites a qué tipo de turismo, cómo se desarrolla, subir los precios y sobre todo generar mecanismos para que los residentes de ese destino se beneficien del turismo. Ése, me parece, es el gran secreto. Si el residente siente que se beneficia, está dispuesto a pagar ciertos costos. Cuando siente que él no se beneficia y los costos son muy altos, obvio que va a quejarse. Y cuando esa queja no es escuchada, los reclamos son cada vez más violentos.
- Sí, es posible. Cuando se habla de sustentabilidad se está hablando, entre otras cosas, de generar un tipo de turismo que no se destruya a sí mismo ni destruya a los destinos ni a sus habitantes ni a sus empresas. No debemos caer en soluciones facilistas, ni hipócritas, ni luchar contra la normal evolución que generan nuevas modalidades turísticas y por lo tanto nuevas modalidades de negocio. Por ejemplo, la solución debe contener al turismo low cost que es una realidad mundial, las nuevas plataformas, la planificación urbana, la identidad de cada lugar, su historia. Las soluciones para muchos destinos son muy complejas y van a requerir esfuerzo, medidas que pueden parecer antipáticas y tiempo. Yo creo que vamos hacia un modelo que tenga límites.
- Sí, pero debemos ser cuidadosos. Los productos turísticos más buscados pueden convertirse en productos masivos y deben generar mecanismos para ordenar su desarrollo. Parte de la solución es planificar buscando que crezcan de una manera y hasta un tamaño y después se desarrolla otro centro turístico. Otra parte es ordenar el proceso. El orden legal, pero fundamentalmente el cultural: las empresas y los ciudadanos del destino deben estar convencidos de que lo mejor para ganar a largo plazo es respetar los principios que se han definido (en lo posible entre todos) y en las normas que se establezcan.
Una inquietante alineación de intereses
Por supuesto que no se puede poner “todo en la misma bolsa”, pero los atentados en Barcelona, fugazmente, alinearon los intereses de terroristas y turismofóbicos. Los primeros intentando lesionar una de las industrias más pujantes del mundo y central para la economía catalana, además de atacar en una zona (de la economía, la sociedad y el territorio) que está bajo todas las miradas, con lo cual su accionar tiene una enorme repercusión. Y los segundos en definitiva, tampoco quieren al turismo.
Pero la actividad volvió a mostrar todo su poder de resiliencia. Si bien las acciones de las principales empresas del sector y de las aerolíneas cerraron en baja al día siguiente, a mediano plazo no se esperaban cambios sustanciales.
“La gente que tiene planificadas sus vacaciones no cambia así como así su decisión y continuará viniendo”, aseguró Martí Sarrate, presidente de la Asociación Corporativa de Agencias de Viajes Especializadas (Acave).
“La vida tiene que seguir y todo el sector turístico continuará trabajando en la misma línea”, agregó la directiva y sentenció: “Creo que no se perderán turistas por los atentados”. La pregunta final, entonces, es si el turismo, desde 2001 en adelante, no está comenzando a naturalizar estos golpes.
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