Esta semana, Luis Malvido, presidente de Aerolíneas Argentinas, presentó su renuncia y se lo comunicó a los trabajadores mediante una carta interna. "Me comunico con ustedes para despedirme. En el día de hoy he presentado mi renuncia como presidente de AR/AU. Esta renuncia se termina de hacer efectiva en el momento en que se designe un nuevo titular para las empresas, en el marco del recambio de Gobierno Nacional que se concretará el mes próximo". Y agregó: "Ha sido para mí un gran orgullo poder trabajar con ustedes en la búsqueda de una empresa más grande, más eficiente, más competitiva y más transparente".
Más allá de que no haya trascendido un reemplazante en firme (amén de la infinidad de rumores de nombres), lo cierto es que era absolutamente esperable que la nueva gestión le terminara pidiendo la silla de presidente a Malvido. Por otro lado, la alineación ideológica del ejecutivo con el gobierno de Cambiemos hacía prever que no continuaría bajo una Administración Nacional de otro signo político.
Ensayando un balance.
En definitiva, Luis Malvido estuvo poco más de un año al frente del grupo Aerolíneas Argentinas. Si se tratara de ser “resultadistas”, ir a las estadísticas duras, y si considerásemos septiembre de 2018 como su primer mes completo de gestión (llegó durante agosto), podríamos afirmar que en cabotaje, el número de vuelos creció en la comparación interanual un 1%, el número de pasajeros hizo lo propio un 4%, la ocupación creció 4 puntos porcentuales y la participación de mercado se desplomó 1 punto porcentual. En el tráfico internacional, las estadísticas son más positivas: 4% más de vuelos, 6% más de viajeros, 5 puntos porcentuales más de ocupación y 2 puntos porcentuales más de market share. Ahora bien, Malvido gestionó también octubre de 2019 y de hecho al irse en diciembre también será responsable por lo que suceda en noviembre. Y se puede afirmar que octubre fue “trágico” para AR/AU: -7% de vuelos, -5% en el número de pasajeros transportados, 3 puntos porcentuales más de ocupación y -4 puntos porcentuales de market share. En el mismo sentido se realizaron un 3% menos de vuelos en el internacional, no se incrementó el número de viajeros, creció la ocupación 5 puntos porcentuales y el market share hizo lo propio en 2 puntos porcentuales.
Hay algo de injusto en esta lectura: la compañía debió enfrentar al menos dos grandes devaluaciones, la que llevó el precio del dólar en torno a los $ 45 y la que lo llevó luego a $ 60. Y en consecuencia, la cantidad de dinero estatal que necesitará AR este año será mayor que la de los años anteriores. En 2015, el Estado aportó US$ 513 millones, esa cifra cayó a US$ 198 millones en 2018 y para este año podría necesitar casi el doble.
Otros elementos.
Si algo marcó la gestión de Malvido, también, fue su enfrentamiento con los sindicatos, en una relación inusualmente conflictiva. Y digo inusual porque la primera gestión de AR, durante el gobierno de Macri, en manos de Isela Costantini, recibió el respaldo y el visto bueno de los sindicatos. El siguiente gestor, Mario Dell’Aqua, tuvo una relación oscilante, por momentos mala, por momentos buena, pero no llegó a los niveles de conflictividad que mostraría Malvido posteriormente. Vale destacar que la situación macroeconómica se deterioró rápidamente en los últimos tiempos, empujando toda negociación salarial a los extremos.
Otro elemento por el cual será recordado Malvido es por la multiplicación de los negocios. Fue el presidente que autorizó y empujó al máximo los negocios colaterales.
Hace unos meses y en conferencia de prensa, el gerente comercial de AR, Máximo Amadeo, anticipó el desarrollo de negocios extra a través de los cuales se espera facturar anualmente unos US$ 200 millones anuales. Dos de los más resonantes fueron la posibilidad de que la empresa brinde servicios de mantenimiento aeronáutico a terceros y el desarrollo del sistema de compras puerta-a-puerta.
Un balance sindical
“Se retira sin pena ni gloria”, afirma la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), en un comunicado que lleva la firma de su secretario general, Edgardo Llano. “Mientras los trabajadores y trabajadoras de Aerolíneas Argentinas y Austral se pusieron una vez más al hombro el sostenimiento de las empresas y su prestigio de décadas, la gestión de Malvido y su antecesor Mario Dell’Acqua –que se declaraba ajeno a la actividad aerocomercial– dejaron una secuela de rutas canceladas, oficinas cerradas en el exterior e interior del país, malestar permanente en el personal, reducción injustificadas de flota tanto nacional como internacional y fuerte déficit a pesar del aumento de pasajeros, debido claramente a una equivocada política comercial”, detalla el comunicado.