“El café es un buen negocio”
El empresario chileno, fundador de Central de Café, desembarcó en Argentina en 1998 y encontró en el país una tierra fértil para hacer negocios. En diálogo con Hospitalidad & Negocios, relató cómo fueron los orígenes de su empresa en plena crisis de 2001, la fórmula para lograr el crecimiento sostenido en 15 años y las proyecciones para el corto plazo, tomando en cuenta el nuevo escenario político y económico en el país.
Central de Café es uno de los productores, comercializadores y distribuidores de café de alta gama de Argentina. Ofrece una propuesta integral a los clientes profesionales, que abarca la selección de la materia prima en el mercado internacional, el tostado, la comercialización, la distribución, la capacitación y el equipamiento en máquinas y molinos, y el servicio de mantenimiento.
Actualmente, provee a más de 350 locales y proyecta cerrar el balance de 2015 con una facturación de $ 27 millones.
Su dueño, el empresario chileno Jorge García Puigrredón, accedió a una charla exclusiva con Hospitalidad & Negocios. Habló del negocio del café en Argentina, de la necesidad de servicio que demanda el cliente profesional y la posibilidad de salir a conquistar la región con un producto altamente competitivo.
LA GÉNESIS.
–Central de Café nació en Argentina en plena crisis institucional de 2001, ¿cómo fue el origen de este proyecto?
–Esta empresa nació a partir de una iniciativa personal. Yo venía del ámbito de la gastronomía, había trabajado como gerente general de algunas compañías grandes y tenía la inquietud de desembarcar en la industria del consumo masivo. Además, dado que mi último cargo había sido el de gerente general de Coffe Store, decidí dedicarme a este rubro.
–¿Con qué objetivos creó la empresa?
–La misión que me planteé en ese momento fue ser el primer proveedor de café de alta calidad en Argentina. El primer paso fue comenzar a investigar de qué orígenes se podía importar esta materia prima, cuáles eran los granos más perdurables en el tiempo y cuáles se podían trabajar en el país, garantizando un estándar elevado de calidad. Así empezamos a tostar nuestro propio producto de alta gama y a comercializarlo exclusivamente en los locales gastronómicos. En esos años había una debilidad en el mercado y era que no existía una opción de calidad en este rubro. A esto quería sumarle un servicio profesional para los clientes hoteleros y gastronómicos.
–En estos 15 años, ¿cómo fue el devenir de la firma?
–Intentamos mejorar constantemente. Por ejemplo, iniciamos con un solo café de alta gama que era el blend característico de la empresa. Después sumamos cuatro o cinco más, como el orgánico o el oriundo de Costa Rica. Luego hicimos nuestra propia marca Luggiani, como una manera de adaptarnos a los cambios que se dieron en materia de importación. En la actualidad estamos rediseñando los drips de cerámica (portafiltros que se utilizan en Estados Unidos para servir café de origen), las chemex, las cafeteras y otros equipamientos que le permitan al gastronómico brindar un servicio diferente y adaptado a las nuevas tendencias globales.
–Para asegurar la calidad del producto deben evaluar cuáles son los mejores productores de café. En base a eso, ¿con qué mercados trabajan actualmente?
–Con Brasil, Colombia y Costa Rica. En los tres casos las economías están muy ligadas a la comercialización del café, de modo que son mercados muy serios para trabajar. Además, Colombia y Costa Rica poseen una producción de muy alta gama. En el primer caso, es un país ideal para hacer negocios porque tienen una federación muy potente que cuida mucho el producto; de modo que se trabaja con mucha tranquilidad. En el caso de Brasil, si bien disponen de un producto más masivo, hacemos acuerdos con las propuestas de mayor calidad y las variedades de café orgánico.
–¿Qué niveles de crecimiento tuvieron en los últimos años?
–Actualmente contamos con clientes en todo el país; además de Chile, Paraguay y Uruguay. Incluso queremos entrar en el mercado de Brasil, aunque sea un país cafetero, pero llevando nuestro servicio y nuestro know how.
Internamente, la empresa está compuesta por 18 profesionales, distribuidos en el área de franquicias, la operativa, la comercial, la técnica y la academia de baristas. Cuento con un equipo humano espectacular, muy involucrado con el proyecto, motivado y bien pago.
–¿Cuál es el volumen de café que venden mensualmente?
–Cerca de los 8 mil kg. En cuanto al segmento de clientes, crecemos principalmente en el mercado de alta gama porque les ofrecemos un café de excelente calidad a un buen precio.
–¿Desarrollaron alguna estrategia de marketing para vender mejor su producto?
–El servicio que ofrecemos, el conocimiento que tenemos y el café que comercializamos hablan por sí solos. Nuestra estrategia es estar en la calle todo el tiempo y salir a golpear puertas para ganar clientes.
EL ENTORNO.
–En el tiempo que lleva en el mercado local, ¿qué cambio encontró tanto en el cliente profesional como en el final?
–Los empresarios hoteleros y gastronómicos buscan mejorar la oferta porque entienden que así venden más. Dentro de los establecimientos, el sector del café se fue convirtiendo en un módulo destacado del negocio. Mientras que el público en los últimos años fue aprendiendo y exigiendo cada vez más calidad. En hotelería, si bien el cliente es eventual, no está acostumbrado a tomar café torrado como se sirve en Argentina. Por eso se busca ofrecerle una propuesta alternativa a la que el cliente europeo está habituado.
–¿Cuáles son las proyecciones para para el corto y mediano plazo?
–Estamos negociando con fondos de inversión de Estados Unidos para que participen de nuestra compañía porque queremos entrar en ese país. Además, en marzo estaremos desembarcando en Paraguay, Uruguay y Chile. Mientras que en el mediano plazo llegaremos a Perú, Bolivia y Brasil.
–En este contexto de cambio de gobierno a nivel nacional, ¿qué expectativas tiene para su empresa?
–Mi proyección es buena, esté el gobierno que esté. Argentina es un país muy democrático, aunque hoy las posiciones estén polarizadas. De hecho es más democrático que Chile y eso ya es esperanzador.
-¿Cómo proyectan afrontar las futuras medidas económicas?
–Vamos a enfrentar lo que venga, nos acomodaremos. Si se abre la importación tendremos que competir y para eso nos prepararemos mejorando los costos. Si viene un escenario más restrictivo vamos a trabajar igual. La gente espera mucho del Estado, en vez de concentrarse en ver qué puede hacer para obtener lo que quiere. En este país existe un nivel de clientelismo muy fuerte y la gente se concentra más en lo que le dan y no en lo que puede hacer.
CON SELLO PERSONAL.
–Una de las innovaciones que incorporó la compañía fue la Academia de Maestros Baristas, ¿de qué se trata esta propuesta?
–Es un programa de desarrollo y formación profesional que incluye el tasting, la teoría y Latte ART, entre otros contenidos. En un establecimiento, el rol del barista es fundamental pues es quien realza la calidad del producto. Este curso profesional de 24 horas está abierto a todo público y el precio es accesible. Buscamos democratizar el conocimiento y si quieren venir baristas de la competencia también son bienvenidos.
–Con respecto a las franquicias de distribución de Central de Café, ¿de qué se trata este modelo de negocio?
–Es atractivo para los inversores y para nuestra empresa es una manera de expandir la red comercial, siempre enfocados en el cliente profesional. El desembolso inicial, con facilidades de financiación, ronda los $ 800 mil, incluyendo equipos y maquinarias con 20 años de vida útil. El recupero de la inversión es de 24 meses, las regalías de un 1,5% sobre las ventas, la rentabilidad bruta mensual estimada es de $ 40 mil pesos aproximadamente. El café es un buen negocio, por eso este sistema de franquicias es rentable y de probada eficacia".
CRUZAR LA CORDILLERA
Proveniente de una familia de empresarios gastronómicos de Chile, Jorge García Puigrredón nació en Santiago en 1964. Cursó la carrera de Administrador hotelero en el Instituto Nacional de Capacitación Profesional (Inacap), donde también realizó posgrados y especializaciones. A los 22 años llegó a ser subgerente de un hotel 5 estrellas en Chile y ascendió al puesto de gerente de Operaciones de la firma multinacional Aramark, entre otros cargos. Con el paso de los años logró adquirir una amplia trayectoria en el mundo de la gastronomía. Desembarcó en Argentina en 1998 y a los 51 años aún reside en el país junto a su familia.
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