El Bolsón es uno de esos lugares que en los años 60 del siglo XX estuvo a la vanguardia de una nueva filosofía de vida (fue la meca del hippismo vernáculo). En los últimos meses, que tanto el cuerpo como el alma nos vienen pidiendo un respiro, la Patagonia es uno de esos paraísos en Argentina que nos ofrecen una sensación donde el bienestar y la naturaleza se transforman en conceptos y fluyen.
PATAGONIA. El Bolsón, un paraíso donde reencontrarse
Coordenadas
El Bolsón se encuentra en un valle, 120 km. al sur de Bariloche, al sudoeste de la provincia de Río Negro y a 18 km. del Parque Nacional Lago Puelo en Chubut. Es un pueblo custodiado por altos cordones montañosos como el imponente Cerro Piltriquitrón, que en lengua mapuche significa “colgado de las nubes”.
El Piltri, como lo llaman, protege al valle de los vientos y forma una “gran bolsa”. Estas cualidades derivan en un microclima ideal para actividades productivas y recreativas como el cultivo orgánico de la tierra, las artesanías, la producción de dulces y cerveza, y el turismo.
La nieve, siempre presente
Patagonia es señal de nieve y por eso, el primer imperdible es la visita al centro de esquí del Cerro Perito Moreno, que vale la pena destacar por su impresionante plan de desarrollo.
Cerca de la base se prepara la construcción de una pequeña “ciudad de la nieve” que ya está loteada y comercializándose. El desarrollo cuenta con tres sectores claramente definidos, dos residenciales y una villa turística comercial y de usos mixtos. El proyecto tiene como primer objetivo armonizar en un todo con el entorno natural del Cerro Perito Moreno.
Es interesante destacar que el plan de expansión contempla 34 km. de potenciales pistas esquiables y siete mil pasajeros por día (actualmente ronda los dos mil). Al refugio se suman dos áreas gastronómicas en las cotas de 1350 y 1640 metros, donde se puede disfrutar de platos de montaña y exquisiteces dulces durante todo el día. Una de las ofertas claramente distintivas del cerro es la posibilidad de practicar ski ratrack en el Plateau, un lugar único que permite conectarse con la inmensidad de una montaña y desde donde se pueden tener vistas increíbles.
Durante la temporada invernal, el cerro cuenta con una variedad de pistas que permiten una excelente progresión técnica, por lo que pueden ser disfrutadas tanto por quienes quieran iniciarse en la práctica del esquí y snowboard, como para quienes ya tienen experiencia. El Snowpark del cerro es un atractivo para riders de toda la región.
Integrada en su totalidad por residentes de la localidad de El Bolsón, en el cerro funciona también la Escuela de Ski y Snowboard de Laderas, como así también un local de alquiler de equipos. Los medios de elevación incluyen una telesilla de dos tramos que llega hasta los 1700 msnm, pomas, t-bar, cuatro esquí-lift.
Los trekkings lideran las propuestas activas pero es indispensable consultar a la delegación de guías de montaña en en su Instagram.
Aquí proponemos hacer un alto y recargar las pilas en un clásico de la Patagonia: el restaurante Jauja, un pionero en la elaboración de platos y postres con productos locales. Tanto la heladería como los restaurantes de El Bolsón y Bariloche son recomendados por todos los que visitan la región y ya son puntos obligados antes de terminar el viaje.
Religar el cuerpo y el alma
Aluminé Honik nació y se crió en El Bolsón. Para ella el concepto de bienestar es algo con lo que convive de modo natural., y hace 25 años que trabaja con terapias complementarias a la medicina que proponen volver a unir el cuerpo y el espíritu.
En 2012 creó Lumina, un espacio holístico pionero en la zona, que fue la punta de lanza para que aparecieran otros emprendimientos y el destino redefiniera su perfil.
Retomando esta premisa, en clave actual, la villa se orientó hacia el diseño de productos que ofrecen una experiencia de turismo del bienestar, desde la construcción del espacio Lumina (declarado de interés municipal), que responde a los lineamientos de la permacultura: techos vivos, construcción sin ángulos rectos para que la energía circule, paredes de adobe.
Hay programas de tratamientos con actividades pensadas para turistas que quieran incorporar alguna de las experiencias o aquellos que llegan con el propósito de hacer una depuración profunda y total.
De esta manera, tomar una clase de yoga, recibir un masaje de sanación y limpieza energética, cuencos tibetanos, reiki, baños de gong, reflexología holística podal, aeroyoga, bio neuro emoción, barras de acceso al inconsciente o danzaterapia son algunas de las disciplinas que se volvieron habituales en la ciudad.
Otro de los espacios, Las Nalcas Boutique Hotel & Mountain Spa, localizado a 4 km. del Cerro Amigo, es ideal para pasar una estadía en familia, recibir un masaje o apuntarse al circuito hídrico.
Contemplación desde el Cerro Amigo
Como todo enclave de gran belleza, vale la expresión “necesitamos ayuda para mirar”, y esa ayuda llega desde la misma naturaleza, porque la reserva Cerro Amigo, a 2,5 km de la plaza Pagano (en el centro del pueblo), nos propone acceder a tres miradores: el Sur, el Principal y el Norte, con fantásticas vistas al valle, la ciudad, las chacras, el Camino de Los Nogales, el camino a Mallín Ahogado y, a lo lejos, el Cerro Perito Moreno.
Sin embargo, la contemplación también puede ser activa y la Reserva propone animarse a clásicos del deporte de aventura como la escalada o el descenso con la técnica de rappel que consiste en descender (en este caso 24 m. de espaldas al precipicio) por la pared de la montaña, sostenido por arneses y cuerdas. Sin duda dos experiencias que nos entregan una percepción distinta del paisaje. El Cerro Amigo es el lugar ideal para iniciarse por su complejidad y exigencia física. Como premio obtendremos las mejores vistas de la comarca.
Cerca del camino de Los Nogales, desde la base de Canopy Patagonia, parte un circuito de ocho tirolesas de diversas alturas, longitudes y velocidades. Para entregarse a esta experiencia habrá que asistir a una charla técnica de seguridad, equiparse con arneses, cascos, guantes, poleas y un doble seguro, y luego dejarse llevar a la aventura.
Degustar los sabores locales
Luego de un par de horas movidas y aún agitados por la adrenalina, el espíritu reclama calma y el cuerpo necesita renovar energías. Si nos orientamos hacia el camino de Los Nogales nos adentramos en la historia del lúpulo.
Si bien la elaboración de la cerveza data de más de 3 mil años antes de Cristo, el lúpulo hizo su aparición hacia el inicio de la Edad Moderna, cuando se estandarizó la fabricación de cerveza a través de la Ley de la Pureza, que promueve el uso obligatorio de cuatro elementos: agua, cebada malteada, lúpulo y levadura.
Ya queda armado entonces un imperdible plan nocturno: visitar la cervecería artesanal Nordoeste en el centro de El Bolsón, donde además de conocer los secretos de este brebaje podremos conocer otro tipo de tragos que se elaboran allí (las preparaciones con gin y tónica son también un imperdible).
Retomando nuestro itinerario por el caminos de Los Nogales, sugerimos una parada en la casita de té La Encantada, una chacra arbolada por la que corre un arroyo donde hay que probar escones, bagels salados, bavaroise y pastelería elaborada con las delicadas frutas locales.
Por otra parte, en un entorno natural privilegiado como es la zona de Mallín Ahogado, Danilo Díaz y su familia, crearon hace 29 años su emprendimiento gastronómico: la parrilla El Quincho, un sitio declarado de interés turístico municipal y diseñado con materiales de la zona como las cañas que componen el techo, y el adobe de las paredes.
Con una larga tradición que incluye especialidades a la parrilla como cordero, asado, verduras y la especialísima preparación del “café carrero” –que prepara Danilo con gotitas de grapa, whisky, caña, ron, cointreau y otros licores, además de una brasa encendida–. El Quincho se hizo fama de boca en boca y llegaron hasta allí visitantes de todo el mundo. Ahora es tiempo de que los argentinos lo conozcan o redescubran.
La promesa del reencuentro
Como colofón de los imperdibles y luego de todo el periplo volvemos a la premisa inicial: reencontrarnos.
Para lograrlo hay una instancia de pasaje: encontrar la salida del Laberinto Patagonia, localizado a 4 km. de El Hoyo, una localidad lindera a El Bolsón.
Con 2.200 metros de sendero y nueve puertas, se trata del laberinto más grande de Sudamérica, que además regala una impactante vista panorámica de la cordillera de los Andes desde el predio de 8.500 m².
“Atravesar el laberinto puede funcionar como metáfora de la vida. Donde se pone en juego nuestra capacidad de tomar un camino u otro, atravesarlo como desafío, por eso se convierte en símbolo del mundo espiritual. En el laberinto se corre el velo del estatus social, económico y cultural. Hay que apelar a los sentidos. Todos estamos en igualdad de condiciones y hemos de resolver la salida apelando a nuestras herramientas personales: la intuición y los sentidos”, así explican Claudio Levi y Doris Romera su propia creación, que comenzó hace 25 años y que ellos mismos diseñaron en papel y lápiz, acompañando el proceso de desarrollo día a día.
Finalmente, con mas o menos dificultad del laberinto se sale. O como dijo el escritor Leopoldo Marechal: “Del laberinto se sale por arriba”, una frase que le da sentido al aprendizaje como instancia superadora.
Extramuros viene la celebración y sin duda habrá un manjar esperando en la casa de té del predio. Respiramos profundo, contemplamos y volvemos con la certeza de haber hallado un posible camino de reencuentro.
Una invitación especial
Viajando conoció El Bolsón respondiendo a una invitación del destino, coordinada por el Ente Patagonia Turismo. Allí el medio fue recibido por Néstor García, ministro de Turismo de Chubut; Martha Vélez, ministra de Turismo de Río Negro, y Bruno Pogliano, intendente de El Bolsón, viajamos hasta allí para conocer y compartir los imperdibles de temporada.