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Ante un enero “gasolero”, la temporada continuó retraída

El tipo de cambio alto desalentó los viajes al exterior y los parámetros registrados en el primer mes del año superaron levemente los índices del mismo periodo de 2018. Sin embargo, la tendencia para febrero no es alentadora y la foto final muestra más turistas, pero menos consumo.

Quizá la sobreestimación del impacto positivo que tendría la devaluación del dólar en el turismo interno llevó a que se generaran expectativas que, a la luz de los resultados, terminaron siendo como mínimo exageradas.

“El tipo de cambio, la economía ciclotímica y la inflación confabularán para que la cantidad de argentinos que estén dispuestos a cruzar las fronteras durante la temporada estival sea inferior a la registrada en años anteriores”, repetían los empresarios ilusionados al comienzo del año, pero a días de que el verano culmine, el panorama general es otro.

No obstante, y tal como habían pronosticado, acertaron de que este período se caracterizaría por su consumo retraído, el cual fue de hasta un 30% respecto a 2018.

La Costa Argentina, Córdoba, Mendoza, Cataratas del Iguazú, Las Grutas y Bariloche estuvieron entre los destinos más buscados por los argentinos; mientras que los traslados a Chile, Uruguay y Brasil cayeron un 25%, 32% y 50%, respectivamente.

De hecho, en el primer mes del año se trasladaron por Argentina, para pasar sus vacaciones, un 2,2% más de turistas (12,4 millones) que en el mismo mes de 2018. La estadía media fue 4,3 días y realizaron un gasto directo de $ 67.933 millones.

Cabe destacar que este verano contó con una mayor conectividad aérea, y en enero 1.352.000 pasajeros viajaron en vuelos comerciales internos: un 14% más que en el mismo período de 2018.

Aún sin cifras oficiales, y con un guiño del factor climático, febrero generó cierta expectativa de que el consumo por turista aumente, aunque la cifra en pasajeros que se movilizaron habría sido significativamente inferior: la baja en relación a enero sería del 40%.

 

CON DEVALUACIÓN Y RECESIÓN.

"La temporada fue aceptable, pero la recesión jugó un papel importante y, en movimientos internos, se impuso a la suba del dólar”, explicó Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT), quien reconoció que los establecimientos hoteleros tuvieron una buena ocupación, aunque enfatizó que disminuyó el consumo de los turistas.

Asimismo, reconoció que los extranjeros no compensaron la baja de turistas locales, y dijo que confía en el feriado de Carnaval para ayudar a levantar una temporada difícil. “Este año tuvimos un episodio de hantavirus en Epuyén, que tiró los porcentajes a cero. Hubo inundaciones en el Litoral que generaron muchas complicaciones, y en las principales ciudades hubo un incremento en las plazas disponibles”, enumeró, para explicar la baja federal de la ocupación promedio (70%) en comparación con el año pasado.

A su turno, Gustavo Santos, secretario de Turismo de la Nación, calificó de "buena" la temporada: "Hay un efecto sustitución importante, entre los que salían y se quedaron. También se destaca la distribución federal; el turismo es un factor productivo que impacta en todo el país. Este verano hubo destinos como las termas, Salta o Jujuy –tradicionales en invierno– que registraron números interesantes. Eso muestra el cambio de conducta de los argentinos".

En esta tesitura, desde la CAME recalcaron que, más allá de que las estadísticas sean alentadoras en cuanto a cantidad de personas que se movilizaron, en materia de consumo la realidad parece ser diametralmente opuesta. “Lo que notamos es que el número de movilizados será igual o superior al de 2018. A pesar de eso, en el consumo se notará una gran disminución y no tenemos cifradas grandes esperanzas con respecto a este tema”, alertó Gregorio Werchow, secretario de Turismo de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

 

CON TURISTAS, PERO SIN NEGOCIO.

Alejandro Moroni, coordinador de la región Centro de la Fehgra, declaró que la crisis económica nacional golpea principalmente al “target del turismo interno”; mientras que estimó una baja del 30% al 40% en la ocupación registrada en este verano en comparación con el anterior.

Además, señaló que los índices de ocupación que se están planteando, “punto más o menos, no son operativos para la industria turística”. Y sostuvo que “lo que la mayoría del sector trata de hacer es llegar al fin de la temporada y pagar los gastos operativos”.

En este contexto, subrayó que “de negocios es imposible hablar”, y recordó que “$ 63 de cada $ 100 que se facturan son impuestos”.

FUENTE: ante-un-enero-gasolero-la-temporada-continuo-retraida

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