Bodega López produce vino con una identidad propia y también definió un estilo en la manera de gestionar su negocio. En una entrevista exclusiva con Hospitalidad & Negocios, su director Eduardo López Laurenz, cuarta generación en este proyecto familiar, dialogó sobre la visión que tiene del sector vitivinícola, las estrategias que aplica para sus negocios, las nuevas modalidades de consumo y la actualidad del sector gastronómico -uno de sus canales comerciales-.
“Somos una de las pocas bodegas que tienen integrada toda la cadena comercial”
La Bodega López es un proyecto que nació en Argentina en 1898. Desde entonces, hace 118 años, cuatro generaciones de una misma familia trabajaron hasta convertirlo en una de las marcas más grandes del sector vitivinícola. Una de sus estrategias es llegar a los restaurantes de manera directa y, si bien este sector hoy atraviesa una crisis, López sigue apostando a los restaurantes como espacios donde vender y darle visibilidad a sus vinos.
- Bodega López es uno de los proyectos vitivinícolas de mayor envergadura en el país, ¿cuál es el volumen actual de producción?
- En la actualidad producimos 15 millones de litros de vinos por año, contamos con 1.200 ha. propias en Mendoza y nuestro portfolio es de 43 productos, integrado por vinos de distintas variedades y precios, champán y aceite de oliva. Además, tenemos todo el ciclo del negocio integrado, desde la producción de la uva hasta la entrega del producto en un quiosco, en un restaurante chico o en una cadena de supermercado. La comercialización en Buenos Aires, el Gran Buenos Aires y Mendoza la hacemos de manera directa.
- Integrar la comercialización al negocio tiene sus pros y sus contras, ¿cuáles son los motivos que impulsaron este decisión?
- En primer término entendemos que es una ventaja, una manera de tener un control total del producto. Debo aclarar que también trabajamos con algunos distribuidores que llegan a clientes a los que nosotros no podríamos alcanzar, como es el caso de algunas provincias en el interior del país.
- ¿Cuál cree que es otro diferencial de la empresa en la manera de gestionar sus productos?
- Manejar tantas líneas de vinos es otro diferencial porque podemos llegar a todo tipo de consumidor. A un restaurante pequeño le vendemos las líneas Vasco Viejo y López porque su público no consume etiquetas con un rango de precio más elevado. Mientras que a una vinoteca especializada llegamos con un Gran Reserva o una cosecha especial de los años 70. Además, un portfolio grande nos permite conocer y explotar las distintas calidades de la uva. Un gran volumen de producción es lo que nos permite tener una estructura comercial grande y una logística directa; manejamos una economía de escala.
Por otra parte, otro diferencial en la gestión es que tratamos de estar muy pendientes de la información que brinda el mercado, ya sea sobre precios, nuevos consumidores, tecnología, movimientos que hace la competencia o acciones de los restaurantes y las vinotecas para poder responder a esos cambios.
- En la instancia de producción en viñedos y en la bodega, ¿qué estrategias de gestión aplican?
- Tenemos viñedos en varias regiones de Mendoza. En Maipú tenemos cabernet y merlot; en Luján de Cuyo el malbec; y en Tupungato tenemos las uvas blancas para base de champán, por citar algunos casos. Buscamos las mejores zonas para cada cepa. Mientras que la fase industrial está concentrada en General Gutiérrez, dentro de Maipú. Ahí se hace desde la molienda de la uva hasta la elaboración, el añejamiento y el embotellado. En todas las instancias hacemos inversiones permanentes. Tener un estilo clásico en vitivinicultura no implica ausencia de tecnología, siempre hay que mejorar los procesos.
- En el resultado final, ¿cómo definiría a los vinos López?
- Nuestros productos tiene un estilo muy particular dentro de la industria. En los 90 se dio un cambio muy grande en el estilo de vinos que se producen en Argentina. Pero nuestra bodega decidió mantener el método de producción; un estilo clásico basado principalmente en el uso de la tonelería grande (entre 5 mil y 35 mil l. de capacidad) y no la barrica de 220 l. aproximadamente. Esto hace que la transferencia de olor y sabor a madera sea mucho menor. Nuestras líneas tampoco tienen alcoholes altos. Siempre buscamos el equilibrio, que no haya exceso de fruta o de madera. Además, nuestro método demanda más tiempo de guarda en tonel para lograr un añejamiento correcto. De modo que hoy estamos vendiendo, por ejemplo, en la línea Monchenot las cosechas 2005/2006. Todos estos factores hacen que el resultado sea un vino con un sabor particular y fácil de tomar, con el ‘Estilo López'.
MERCADO Y ACTUALIDAD.
- Recién comentaba que producen grandes volúmenes de vino, ¿qué porcentaje del mismo se exporta?
- En la empresa siempre tuvimos una visión del negocio muy enfocada en Argentina. Por eso nuestros porcentajes de exportación nunca superaron el 10% desde que comenzamos a hacerlo en 1969. Los vaivenes de la economía local y las fluctuaciones en la cotización del dólar hace que haya épocas en las que es conveniente exportar y otras en las que no. Por eso siempre tuvimos claro que nuestro mercado es el interno y que debemos producir los mejores vinos para este consumidor.
- En cuanto al canal gastronómico, ¿qué parte del negocio ocupa?
- Para nosotros siempre fue un canal relevante, no por el volumen que demanda sino porque los restaurantes son espacios donde se muestra el vino. Hay que entender que para poder vender en un establecimiento hay que haber construido un consumidor de tu marca. Siempre el mercado de botella cerrada y el de botella abierta se necesitan mutuamente. A su vez, en este canal tenemos integrada la comercialización y la distribución, no la tercerizamos.
- Dentro del sector, ¿se enfocaron en algún segmento particular?
- No, abarcamos toda la gastronomía. Para cada mercado tenemos un producto. Atendemos desde bodegones tradicionales hasta restaurantes de alta gama.
- La gastronomía no está atravesando un buen momento, ¿qué análisis puede hacer hoy de este sector?
- Los restaurantes vienen sufriendo una caída de la demanda desde hace tres años, aproximadamente. Sin embargo, así como algunos cierran también surgen nuevos proyectos. Veo que está asomando una gastronomía a base de platos más sencillos y más rápidos de elaborar, como sándwiches y hamburguesas. Y a ese tipo de oferta tenemos que saber llegar con una línea de vinos específica. Además, el concepto del maridaje cambió mucho en los últimos tiempos, hay un concepto más desestructurado.
- En los últimos años se amplió exponencialmente el sector vitivinícola, ¿qué acciones de comunicación llevan adelante para diferenciarse?
- Hoy es tan importante tener productos de calidad como comunicarlos bien. Se puede elaborar el mejor producto del mundo pero sino se promociona nadie lo va a comprar. La comunicación es una herramienta que trabajamos mucho, mostrando lo que hacemos y cómo lo hacemos. Uno de los canales son las redes sociales, que aportaron a la comunicación un cambio muy fuerte, con un lenguaje más visual, más dinámico, menos estructurado y más informal. También buscamos la comunicación directa a través de degustaciones y la participación en ferias.
- Más allá de su bodega, ¿cuál es la actualidad de la vitivinicultura en Argentina?
- En general este tipo de negocios requiere infraestructura, caminos y medios de comunicación, que hoy en Argentina no están muy desarrollados. Particularmente lo que necesitamos del sector público son reglas claras de juego. La inflación nos afecta mucho en los costos de mano de obra, insumos y tecnología. Mientras que no tener un dólar competitivo nos afecta en la posibilidad de vender los productos en el exterior. Además, en este sector siempre fue necesaria la apertura de mercados para importar tecnología.
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