La pandemia de Covid-19 ha representado una estrangulación de los ingresos. Algunos mercados han ido directamente a cero. En ese contexto y sin olvidar las limitaciones que impone la situación, varias aerolíneas se lanzaron a generar nuevos negocios, paralelos y bilaterales, tratando de encontrar fuentes de facturación.
Los muebles de Lufthansa
La principal compañía aérea germana desprogramó varios de los primeros Airbus A320 que ha operado. En una iniciativa que combina el aprovechamiento económico con el reciclaje, decidió convertirlos en muebles mediante la iniciativa Upcycling 2.0. El primer avión troceado llevaba la matrícula Delta-Alfa/India/Papa/Alfa (D-AIPA) y comenzó a volar para Lufthansa en octubre de 1989. Las propuestas son diversas en estilo y precios: desde estanterías a mesas de café, pasando por bares. Los valores van desde los € 20 a los € 3.000. “No es de extrañar que los productos de Upcycling disfruten de un estatus tan simbólico. Cada pieza tiene una historia que contar, ha volar decenas de miles de kilómetros y ha superado tormentas, rayos y granizo”, comentó Stefan Wolf, jede Adjunto de la Flota A320 de Lufthansa.
Los kits de Qantas
Del mismo modo, paralizados los vuelos ante la crisis, la australiana Qantas ha puesto a la venta sus kits que entrega habitualmente en primera clase. De modo que por AD$ 25 (dólares australianos, unos US$ 18) pueden comprarlos en www.qantas.com y enviarlos a cualquier lugar de Australia. También pueden comprarlos los pasajeros frecuentes y enviarlos, utilizando hasta 4.350 Qantas Points. Cada kit incluye un pijama Qantas Business Class L/XL; un kit de amenidades Qantas Curates Business Class con ASPAR Travel Essentials (crema de manos de naranja dulce y karité, humectante facial ultrahidratante y bálsamo labial de naranja dulce); 12 Tim Tams envueltos individualmente; un paquete de 200 gr. de almendras ahumadas (servido en Qantas First Class); y un paquete de 10 bolsitas de té T2 Lemongrass y Ginger.
Una cuestión de experiencias
Técnicamente no se inauguró producto de la pandemia, fue casi tres meses antes, pero sirvió como un modo de “no extrañar”. Y es que la empresa Santan, asociada a la low cost indonesia AirAsia, inauguró en diciembre pasado un local en Kuala Lumpur. Allí sirve los mismos menúes que comercializa arriba de los vuelos de la compañía aérea.
Pero si de no extrañar se trata, más completa es la experiencia que propone First Airlines de Tokio. Lo quese ofrece allí es una simulación: el pasajero se instala en lo que imita la cabina de una primera clase, tras ver las instrucciones de seguridad (como si realmente fuera un avión a punto de despegar) comienzan a servir el catering mientras, por las ventanillas se muestra un vuelo virtual, un recorrido por sitios icónicos.
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