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Innovación. Oportunidades que nos deja un año con Covid-19

Gabriel Przybylski analiza los cambios en hábitos sociales y tecnológicos surgidos a partir del Covid-19 y cómo puede ser una plataforma para la innovación.

La infame temporada de verano austral ha terminado, lo cual es un buen momento para analizar lo ocurrido. Si bien el balance para los principales jugadores del sector ha sido negativo, resulta importante identificar los aspectos positivos y aprendizajes que nos deja el Covid-19, para poder aprovechar la innovación en el turismo que se viene.

La masiva transformación digital

Este año se desencadenó una transformación digital “a la fuerza” teniendo que migrar procesos físicos y presenciales a un formato sin contacto o virtual. La adopción masiva de herramientas tecnológicas de colaboración y comunicación, el incremento en el uso del e-commerce y medios de pago online, la implementación del chat como un importante canal de atención y la digitalización de trámites, han elevado la vara y, sin dudas, facilitarán la llegada de más innovaciones.

Distinto ha sido el legado de las aplicaciones de rastreo. Las hubo de toda clase y tecnología, y hasta lograron que Google y Apple se unieran para integrarlas a sus sistemas operativos. Por otro lado, han generado dudas sobre el uso y cuidado que le dan a nuestra información personal y un debate entre las libertades individuales y la masividad requerida para ser efectiva. En definitiva, aparentemente el resultado no ha sido bueno y han caído en desuso, dejando su lugar a los pasaportes digitales de salud, actualmente en etapa piloto.

Otro uso de la tecnología al servicio de la salud pública han sido los certificados de circulación; formularios donde pedir permiso para movilizarse. En el caso de Argentina incluso se creó uno específico para el verano. Dejando de lado cuestiones sanitarias, este sistema resultó ser para los destinos una fuente de información fiable respecto de la cantidad y composición de los visitantes, algo con lo que antes no se contaba. Pero no es cuestión de acostumbrarse, ya que sólo existirá hasta el fin de la pandemia.

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¿Los Destinos Inteligentes tienen ventaja?

Para Enrique Martínez Marín, presidente de Segittur, sí, ya que "los DTIs se basan en tendencias mundiales del mercado, así que es más fácil que acierten porque tienen un mayor conocimiento de ese mercado y de lo que buscan los potenciales clientes".

La inteligencia de mercado es muy importante, pero hay mucho más. La colaboración público-público y público-privada, los ecosistemas innovadores y el emprendedurismo, los sistemas de información y gestión, los trámites online, la sensorización, el desarrollo de nuevos procesos, productos y segmentos de turistas, el marketing online, y la lista sigue. Estamos seguros de que todos los destinos, cualquiera sea su tamaño y desarrollo, han impulsado iniciativas alineadas al modelo de gestión DTI como consecuencia de la pandemia.

Para aquellos Destinos Inteligentes ya acostumbrados a la gestión basada en datos se trata de una fuente adicional a sus sistemas de información, mientras que para otros ha sido un facilitador, un impulsor o un abridor de ojos respecto de las posibilidades que tiene esta forma de conocer a la demanda.

Turismo masivo contra viento y marea

Cualquiera sea el nivel de desarrollo tecnológico, los destinos masivos han tenido el doble desafío de atraer turistas transmitiendo seguridad, y -a la vez- cumplir con los protocolos que exigen distanciamiento social y reducción del aforo.

Es el caso de Mar del Plata, el principal destino de sol y playa de Argentina, que a falta de un sistema de monitoreo o de turnos como hemos visto en similares destinos europeos, debió controlar sus extensas y concurridas playas con personal municipal permanente. En cuanto a la información de sus visitantes, ganaron visibilidad gracias al certificado de verano que a todo turista se le requirió presentar, sumado a un empadronamiento de propietarios no residentes, que constituyen una importante porción de quienes veranean y/o alojan turistas en la temporada. Por otra parte, tienen previsto desarrollar un sistema de información basado en los celulares de los visitantes con el objetivo de conocer cantidad, ubicación y comportamiento de forma automatizada, y generar así una fuente de información confiable para las próximas temporadas.

Del otro lado del río se encuentra Montevideo, que desde 2018 viene trabajando en iniciativas tendientes a convertirla en un Destino Turístico Inteligente. Entre ellas, se destaca su Sistema de Inteligencia Turística (Big Data), abierto al público y utilizado desde antes de la pandemia para crear productos y promocionarlos de manera acorde a las tendencias detectadas en sus mercados emisivos e interno, y también su planificador online de visitas, estrenado justo antes de la crisis. En el marco de la pandemia crearon un circuito virtual con contenido inédito de lugares vinculados al escritor Mario Benedetti, con la posibilidad de visitarlos presencialmente cuando esto sea posible.

Ambas ciudades utilizaron las redes sociales para promocionarse, comunicar seguridad y mantener “vivo” al destino.

Eventualmente la pandemia terminará. Será cuestión de aprovechar lo aprendido y el legado tecnológico que nos deja para apalancarse en los mejores tiempos que vendrán.

Buena cosecha para el turismo rural y de cercanía

Uno de los efectos destacables fue el mayor interés por los destinos rurales que, con menores recursos que los destinos más importantes, debieron adaptarse para aprovechar la oportunidad. Esto se enmarca dentro de las staycations (vacacionar en casa o cercanías), donde son los propios residentes quienes consumen productos y servicios turísticos.

Tal es el caso de Uribelarrea, un pintoresco pueblo rural a solo 80 km. de la Ciudad de Buenos Aires, donde la pandemia contribuyó a “profesionalizar” el sector, por medio de capacitaciones, grandes mejoras en sus sistemas de información y atender cuestiones de accesibilidad. Entre las más destacadas se encuentra la adopción de “nuevas” herramientas tecnológicas, como son las redes sociales para promoción del destino (solía hacerse principalmente con folletería), la implementación de sistemas de turnos para restaurantes y la información de los visitantes generada por el certificado de circulación necesario para permitir el ingreso.

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Uribelarrea es un pintoresco pueblo rural a solo 80 km. de la Ciudad de Buenos Aires

Uribelarrea es un pintoresco pueblo rural a solo 80 km. de la Ciudad de Buenos Aires

Este certificado tuvo efectos positivos y no tanto. Por un lado, posibilitó conocer de antemano la cantidad y composición de los visitantes, lo que permitió ajustar las actividades ofrecidas. La personalización de servicios requiere información confiable, y esta fuente, junto a los datos que pueden recabar los prestadores con sus sistemas de turnos y reservas, proveyó un medio para lograrlo.

Por otro lado, los destinos de cercanía son generalmente visitados por excursionistas que deciden su viaje con muy poca anticipación, y el requisito de solicitar un certificado 48 hs. antes del viaje, probablemente impidió la llegada de un mayor número de visitantes. Sin embargo, los cambios en los hábitos de los turistas morigeraron estos efectos.

Impulsados por la imposibilidad de vacacionar fuera del país y la búsqueda de espacios al aire libre, sus habituales excursionistas de fin de semana empezaron a extender su estadía, generando una inusitada ocupación de alojamientos. A partir de esta situación, se decidió ampliar días y horarios de actividades y gastronomía, y gestionar la mayor generación de residuos por medio del aumento en la frecuencia de recolección y el tratamiento del aceite de cocina utilizado. Respondieron con éxito a un sobreturismo a pequeña escala.

En este caso, las staycations y certificados de circulación han resultado muy positivos. Una vez finalizada la pandemia tendrán el desafío de capitalizar lo aprendido, sostener el nivel de actividad y reemplazar las fuentes de información que dejen de estar disponibles. De lo contrario, todo volverá a ser como antes.

Gabriel Przybylski es ingeniero en Sistemas de Información (UTN). Magíster en Gestión de Servicios Tecnológicos y de Telecomunicaciones (UDESA). Consultor en Tecnología + Turismo | [email protected]

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