En parte por el contenido, pero sobre todo por las formas, la eliminación por decreto de necesidad y urgencia de los feriados con fines turísticos asestaron un golpe económico, político y cultural a la actividad. Un impacto del que dieron cuenta -con más o con menos ahínco- organismos públicos y entidades empresarias o de trabajadores del Turismo a lo largo de toda la semana pasada.
Sin debate, el sector perdió los feriados con fines turísticos y algo más
El Gobierno decretó el fin de los recesos de cuatro días por turismo. Sin embargo, desde el MinTur dicen que el sistema de feriados continúa y sale fortalecido. Organismos públicos locales y entidades empresarias y de trabajadores alertaron por el impacto económico que tendrá la medida y se quejaron por la ausencia de debate y la falsa dicotomía instalada desde el Ejecutivo entre turismo vs. producción y educación.
EL CACHETAZO ECONÓMICO.
Dándole el beneficio de la duda, el revés económico global es el más incierto. De hecho, si se toma la antojadiza versión oficial del Gobierno, el sistema de feriados largos continúa y se fortalece. "En 2017 habrá más feriados que los que hubo en 2016", se defendió el ministro Gustavo Santos, quien amplió: "El turismo no pierde porque amplía el verano hasta el 6 de marzo, y al volverse trasladables, no tres sino siete feriados, lo que va a pasar es que va a haber dos de cuatro días y dos de tres".
En la práctica en 2017 este sistema sólo propiciaría tres nuevos fines de semana largos de tres días. Se trata del 20 de junio (pasa de martes al lunes), el 17 de agosto (de jueves a lunes) y el 12 de octubre (de jueves a lunes). El resto caen en sábado o domingo (por ende, no se mueven) o bien porque se cumplían en un lunes o viernes (lo cual per se generaba un receso extendido).
En definitiva, habrá sólo dos recesos de cuatro días (Carnaval y Semana Santa), ocho de tres días y uno que queda entre semana. El calendario sería prácticamente igual al que regía, salvo que con dos feriados puente de cuatro días menos (justamente lo que se hace al eliminar los "con fines turísticos").
Ahora bien, es una falacia afirmar que nada cambia. En primer término porque la comparación entre 2016 y 2017 es antojadiza para medir los efectos del decreto. Tan antojadiza como si lo midiéramos con 2019 y de allí extrajéramos la conclusión de que el nuevo sistema atenta contra los feriados, ya que -tal como está diseñado- habrá la mitad de fines de semana largos que en 2017. Lo cual, por otra parte, es rigurosamente cierto.
Dicho esto, es aleatoria la cantidad. Lo que es seguro es que habrá dos recesos de cuatro días menos por año. Y ése es el impacto del cual se puede tomar dimensión y extrapolar.
Una radiografía inmediata de lo que significaban los puentes turísticos es la del 8 al 11 de diciembre pasado. Aun en un contexto anual de no crecimiento para el turismo interno, viajaron 1,4 millones de personas por los diversos destinos del país (según propias cifras del Ministerio de Turismo), que inyectaron ingresos por $ 2.911 millones en las economías regionales. En 2014, cuando el feriado de la Concepción de María cayó un lunes y no se le adosó un "día con fines turísticos", viajaron 756 mil personas. O sea, la mitad de quienes se movilizaron en idéntica fecha, pero en un receso de cuatro días.
Claro que en esta ecuación, los más perjudicados son los destinos nacionales ubicados a mayor distancia de los grandes centros emisores. En este sentido, el presidente de la Cámara de Turismo de Bariloche, Daniel García, fue muy gráfico: "Los feriados de sólo un día no son buenos para las ciudades de la Patagonia. Los nueve fines de semana de tres días no nos benefician, porque es más complicado que el turista de Buenos Aires, Rosario o Córdoba venga a Bariloche por tres días". En declaraciones a El Cordillerano, el empresario se mostró contrariado con quienes minimizan la cuestión diciendo que se pierden apenas dos días: "No es cierto, dejamos de tener dos fines de semana de cuatro días, lo que totaliza ocho al año (...) Los feriados puente eran casi una tercera temporada para nosotros".
En el mismo sentido se expresaron funcionarios y empresarios de los cuatro puntos cardinales, diferenciando lo que significa que las clases arranquen en marzo de que hubiera al menos cuatro recesos de cuatro días en el año. "Eran los que más recursos generaban en cuanto a gasto per cápita y una buena herramienta para federalizar el turismo", señaló el secretario de Turismo de Villa General Belgrano, Pablo Sgubini, a un medio local.
Ciertamente es un mal momento para quitarle incentivos al turismo nacional, que explica el 90% de los viajes turísticos del país (el 10% restante es receptivo) y el 60% del gasto. De hecho, tiene una notable incidencia como redistribuidor de recursos, ya que el 94% del gasto turístico interno se realiza fuera de la Ciudad de Buenos Aires. En cambio, CABA concentra casi 6 de cada 10 pernoctaciones de los extranjeros que visitan el país.
Sin embargo, el turismo nacional lleva tres años consecutivos de declive y la cantidad de viajes anuales sigue por debajo de los realizados en 2012. Además, en la tibia recuperación que se notó en el último trimestre de 2016, el ritmo de recuperación del interno es casi la mitad del receptivo (que este año tendrá un gran impulso con la devolución del IVA).
Dicho esto, no sorprende que el grueso de las críticas hacia el Gobierno por haber eliminado los feriados XL venga de las provincias. Pero tampoco hay que alejarse demasiado de Balcarce 50 para escuchar lamentos. Para muestra, un ejemplo. Uno es el del municipio de La Costa: "Reducir su cantidad va a repercutir inmediatamente y de manera negativa en el movimiento económico", explicó a este medio su secretario de Turismo, Rodrigo Torre. El funcionario agregó que las visiones distorsionadas se dan en aquellos sectores que no ven los números que generan: "Sólo en La Costa los feriados hicieron que en los últimos ocho años se abrieran más de 4.000 nuevos comercios. Y eso es un dato concreto, como los 17 mil puestos de trabajo que de ello dependen".
De todos modos, lo más preocupante es que entre los perdedores de la medida pueda haber trabajadores, como lo advirtieron varias voces la semana pasada. Una de ellas fue la titular del sindicato hotelero-gastronómico (Uthgra) de Mar del Plata, Mercedes Morro, quien aseguró a La Capital que la medida fomenta la incertidumbre tras un invierno "horroroso" y una temporada de mediocre para abajo: "Están destruyendo todo este sector y corren peligro muchos puestos de trabajo".
LA DERROTA POLÍTICA.
En donde no pareciera haber dobleces es en la afirmación de que la eliminación por decreto de los feriados turísticos es una derrota política para el sector.
Por un lado, porque el Gobierno decidió saltar el debate legislativo del proyecto que había enviado a fines de 2016 y avanzar con una medida unilateral que lleva la firma del primer mandatario y otros 16 titulares de carteras (pero no la del ministro de Turismo de la Nación).
Por el otro, porque esta vez el Ejecutivo eligió no escuchar el pedido de las provincias y no arriesgar en la difícil construcción de consensos federales en torno a este proyecto. Recordemos que a fines de octubre, los titulares de las carteras de Turismo de 20 provincias, la Ciudad de Buenos Aires, la Cámara Argentina de Turismo y el propio coordinador del Consejo Federal de Turismo (CFT) por el MinTur firmaron una Declaración donde ratificaron la importancia de los denominados fines de semana largos (incluyendo explícitamente los puentes) para el fortalecimiento del turismo interno y se comprometieron a trabajar conjuntamente para mantener su vigencia.
Por eso no extraña que las críticas más fuertes hayan sido, no sólo de las provincias y municipios, sino fundamentalmente desde el sector público.
"Este tema se debatió en el marco del CFT y todos los ministros nos manifestamos en contra de la desaparición de los feriados puente. Pero hubo otros argumentos que hicieron que se tome la decisión" explicó la titular de cartera de Catamarca, Natalia Ponferrada, quien agregó a un medio local: "Dos días más o menos de clases no cambian la problemática de la educación, pero sí perjudican al turismo".
Su par de una de las provincias que más se benefician de los recesos, el entrerriano Adrián Fuertes, planteó que es una falacia decir que los feriados afectan a la industria: "El país creció a tasas chinas hace unos años con ese mismo contexto de fines de semana largos y feriados puente".
Pero lo que más dolió es la falta de debate. "Ni siquiera tuvimos la posibilidad de discutirlo, como se había adelantado en su momento", señaló el presidente de la Cámara Entrerriana de Turismo, Sebastián Bel, quien añadió: "Entendemos que lo sacaron por decreto porque sabían que la mayoría de los diputados y senadores iban a estar en contra debido a que los feriados puente beneficiaban al interior del país". El secretario de Turismo de Santa Fe, Martín Bulos, también opinó que "la modificación es una medida inconsulta que merecía una discusión". Y la lista sigue.
Otro que estuvo muy duro con las formas en que se avanzó en el recorte fue el secretario de Interior y Turismo de la CAME, Gregorio Werchow, quien en declaraciones radiales dijo que el decreto es visto como una agresión al sector: "Es no conocer la realidad del interior del interior, donde la única alternativa que tienen muchos es prestar servicios turísticos. Con estos fines de semana largos se redistribuían los ingresos de forma más equitativa". El dirigente también se mostró molesto por la falta de debate: "Habría que haber hablado con todos los sectores y buscar un punto intermedio. Hoy el turismo no es una cuestión de Estado, es algo declamativo para las autoridades máximas del país".
EL SOPAPO CULTURAL.
Efectivamente, el tono agresivo con el que se fundamentó la medida asombró a propios y extraños. "Los viajes por turismo en el país no se han visto incrementados desde su dictado (del decreto 1.584 de 2010) y, además, han afectado a gran cantidad de pequeños y medianos comerciantes que sufrieron pérdidas económicas y competitivas de significativa importancia, viéndose impedidos de cubrir sus costos", apuntaba el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, en el mensaje que acompañaba al proyecto de ley con el cual el Gobierno pretendía reordenar el calendario vigente. Pero el funcionario no sólo planteó la necesidad de fortalecer la competitividad de las mipymes eliminando los puentes, sino que también justificaba que la redefinición del sistema implica "un fuerte compromiso con la educación pública a fines de mejorar el rendimiento de los alumnos y la formación de los docentes". El decreto de Macri y otros 16 ministros retoma ese concepto cuando afirma que los feriados con fines turísticos generaron dificultades "para el cumplimiento de los días dispuestos para el Ciclo Lectivo y afectaron la competitividad del sector productivo".
Ese discurso marca dos pasos atrás en la consideración cultural del sector como actividad económica (pese a generar el 5,4% de los empleos totales y el 6% de las exportaciones) y vuelve a agitar la falacia superada de viajes vs. libros. "Lamentamos la visión que deja expuesta el decreto. Es una mirada muy corta que solo la puede tener aquella persona que solo ve en el turismo el ocio y el descanso", respondió el intendente del partido de La Costa, Pablo De Jesús, quien añadió: "Se crea una falsa dicotomía entre lo que es la educación, la producción y el turismo, como si fueran cuestiones diferentes y enfrentadas".
En este sentido, una de las pocas entidades nacionales del sector que salió a hacer pública su postura fue la Fehgra. En un comunicado que cuida mucho las formas, la Federación hotelero-gastronómica insistió en aclarar que el turismo constituye "un sector económico de máxima importancia porque genera empleo y riqueza en las economías regionales, y motoriza otras actividades". Sin opinar directamente sobre el decreto, la Fehgra dijo que la desestacionalización es vital para el sector y existe una relación directa entre estacionalidad y desempleo: "Pensar en alternativas para impulsar la desestacionalización del Turismo no significa perjudicar a otros sectores. La hotelería y la gastronomía siempre han compartido la visión de concretar un ciclo escolar que responda a un mínimo de 180 días de clases".
En números
1,4 millones de personas se movieron en el último feriado puente del cuatro días (8 al 11 de diciembre), que inyectaron ingresos por $ 2.911 millones en las economías regionales. En 2014, cuando fue de tres días, se trasladaron la mitad de viajeros.
94% del gasto turístico interno (el segmento afectado por el fin de los feriados XL) se realiza fuera de la Ciudad de Buenos Aires. En cambio, CABA concentra casi 6 de cada 10 pernoctaciones de los extranjeros que visitan el país.
3 son los años que lleva de declive el turismo nacional, cuya cantidad de viajes anuales sigue por debajo de los realizados en 2012.
4.000 son los comercios que se abrieron en La Costa desde que se instalaron en los últimos ocho años, aprovechando el mayor movimiento en los feriados.
Temas relacionados