No faltó quien viera, en esta firma concretada por el ministro de Transporte Guillermo Dietrich, con su par del Departamento de Transporte, Elaine Chao, un paralelismo entre lo sucedido a fines del gobierno del presidente Carlos Menem. Y es que por aquellos años también se ensayó una apertura, desde el Ejecutivo Nacional, sobre el filo del fin de su mandato. En este caso, se trata de una enmienda que modifica el Acuerdo sobre Servicios de Transporte Aéreo, que rige la relación entre Argentina y Estados Unidos.
El cambio más importante es que, como explica el comunicado del Ministerio: “Permitirá que se amplíen las rutas y frecuencias en forma ilimitada entre ambos países”.
El texto firmado, además, se compromete a implementar “trámites simplificados e incluso exenciones” para la aprobación de acuerdos empresariales del tipo Joint Venture o Joint Business Agreement.
En el marco de la enmienda, singularmente, Argentina se compromete a “establecer un nuevo marco jurídico” que permita la competencia en el segmento de los servicios de rampa, algo que ya había comenzado a suceder cuando se sancionó la desregulación hace pocos meses. Sin embargo, ese marco jurídico nuevo no entraría en vigencia sino hasta 2020.
Argentina abre los cielos con Estados Unidos
Se firmó una actualización del acuerdo bilateral que liberaliza prácticamente toda la conectividad entre ambos países. También se impulsa la apertura de los servicios de rampa y se promete el apoyo a la celebración de joint ventures.
Oposición sindical.
Casi al unísono, sindicatos aeronáuticos de Argentina y de Estados Unidos manifestaron su oposición a lo firmado. “La ITF (International Transport Workers Federation) rechaza este acuerdo ya que no hay disposiciones laborales ni protecciones para los trabajadores en ninguno de los dos países”, manifestó Joseph Tiberi, presidente de la Sección de Aviación Civil de la ITF. “Sabemos que los acuerdos de completa desregulación sin ningún tipo de protección para los trabajadores como el que se ha firmado sólo producen un deterioro de las condiciones de trabajo y pérdida de trabajadores capacitados, que son reemplazados por nuevos empleados contratados en peores condiciones”, agregó Tiberi.
Por su parte, Edgardo Llano, vicepresidente de la Sección de Aviación Civil de la ITF y secretario general de la APA (Asociación del Personal Aeronáutico), comentó: “Este acuerdo daría más capacidad a las grandes corporaciones para reubicar sus operaciones sin que los gobiernos de ambos países puedan proteger a sus trabajadores”.
Miedos potenciales.
Tal como sucedió con el convenio bilateral firmado con Colombia, que no tiene correlato con la situación de mercado, la enmienda firmada con Estados Unidos contiene un desequilibrio potencial, pero que no es real en la actualidad.
Y es que las grandes líneas aéreas estadounidenses ya vuelan a la Argentina, no queda nadie fuera. El acuerdo vigente hasta ahora permitía 118 frecuencias semanales y sólo se están operando 84, de modo que quedaba espacio para crecer en oferta. Pero, además, por citar ejemplos, aunque comenzó a volar hacia Córdoba desde Miami, American Airlines levantó una frecuencia desde Buenos Aires y cambió aviones en al menos dos rutas, para ofrecer menos asientos semanales. Es decir, hoy el mercado está en baja.
Ahora bien, esto no implica que el panorama cambie de demanda, por ejemplo, en dos años, y una empresa decida, en consecuencia, sumar más y más frecuencias. También se abre un interrogante con la irrupción en el mercado de aviones pequeños, de un solo pasillo, pero de gran autonomía de vuelo, como el Airbus A321XLR, que podría generar que algunas de las low cost estadounidenses que no vuelan hoy a Sudamérica de modo masivo (JetBlue, Southwest, Frontier, por ejemplo), cambien de opinión.
Al fin y al cabo, las asimetrías son visibles: tres aerolíneas estadounidenses volando a la Argentina (United, American y Delta), sólo dos desde Argentina (Aerolíneas y Latam Argentina). Si se combinan las flotas Lima/Víctor, hablamos de 14 aviones en total (10 A330 y 2 A340 de AR, más 2 B-767 de 4M). Enfrente, la flota combinada estadounidense de aviones de largo recorrido, contando sólo a las tres empresas mencionadas que ya vuelan hacia nuestro país, totaliza las 496 unidades..