La recuperación de la actividad de hoteles y restaurantes comienza a mostrar una desaceleración e incluso señales de reversión, principalmente en el rubro gastronómico.
Hoteles y restaurantes: la presión fiscal frena la reactivación
Por otra parte, la aceleración inflacionaria está erosionando el poder adquisitivo y afectando la demanda de este tipo de servicios. Mientras que en abril la actividad sectorial conjunta estaba 20% por debajo de abril de 2019, en junio registró un -28%. Si bien persiste una importante brecha entre el registro tendencial y el actual, se estima que la recuperación para 2022 rondaría el 25%.
El escenario de este año mundialista y previo a elecciones, está fijado por la fractura en la coalición de gobierno, escases de dólares y aceleración de la inflación, que está afectando el poder adquisitivo y el nivel de consumo vinculados a gastronomía, hotelería y turismo, en general.
Por caso, habrá que esperar hasta el segundo trimestre de 2023 para equiparar el comportamiento prepandémico.
En relación con el empleo registrado, el semestre cerró con alrededor de 600 mil puestos de trabajo en el sector. Esto implica que aún faltan recuperar unos 16 mil empleos. Cabe destacar, que la pérdida total durante la pandemia había sido de 42 mil puestos de trabajo.
Por otra parte, la recomposición de precios relativos del sector desde la salida de la pandemia es apenas 3,5% superior a la de diciembre de 2016.
La presión tributaria sobre hoteles y restaurantes
En ese contexto, desde el sector empresarial reclaman que la política fiscal limita y condiciona el sendero de la recuperación.
Tal es así que el XIX Coloquio Tributario Hotelero Gastronómico, que organizó Fehgra el 22 y 23 de septiembre, en la ciudad de Mendoza, volvió a poner a la presión tributaria en el centro del debate, al momento de hablar sobre la rentabilidad del sector y la supervivencia de los establecimientos.
“El sistema impositivo argentino tiene una situación desventajosa en la región, caracterizado por una altísima presión fiscal, complejidad y altos costos de cumplimiento fiscal, que lo convierte en no competitivo y no neutral, constituyendo un serio obstáculo al crecimiento y pleno empleo. La voracidad fiscal se configura, en nuestro país, no sólo por una exagerada carga tributaria, sino también por la existencia de criterios e interpretaciones fiscales que, violentando el marco normativo, recorta y limita la libertad y los derechos de los contribuyentes”, enfatizó Humberto Bertazza, asesor del departamento Fiscalidad y Tributación de Fehgra.
En este orden, desde el sector sostiene que la presión tributaria en Argentina es una de las más altas de la región:
- Brasil 31,6%.
- Argentina 29,4%.
- Jamaica 27,7%.
- Uruguay 26,6%.
- Bolivia 22,4%.
- Chile 19,3%.
- Ecuador 19,1%.
- Colombia 18,7%.
- México 17,9%.
- Perú 15,2%.
- Paraguay 13,4%.
Por su parte, la asfixia tributaria sobre la hotelería en particular también es la más alta del mundo, según datos de la Fundación Mediterránea:
- Argentina 35,1%.
- Italia 32,9%.
- Chile 27,5%.
- Brasil 26,6%.
- USA 24,2%.
- España 20,9%.
- Australia 18,2%.
Asimismo, Bertazza detalló que Argentina ocupa el tercer escalafón en Latinoamérica en lo que respecta a los países con mayor dificultad para el cumplimiento fiscal; detrás de Colombia y Brasil.
Por otra parte, según el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), los hoteles en Argentina tienen mayor presión tributaria legal con relación a las ventas. Y analizaron que la influencia de los impuestos al trabajo es alta, debido al peso de las remuneraciones y los costos salariales.
A su turno, la senadora Mariana Juri expresó: “Este sector sería el que dinamizaría la solución de muchísimos de los problemas que tiene Argentina, podríamos estar generando más y mejores índices de crecimiento en el empleo, con algunas pequeñas medidas, pero sobre todo tratando de mejorar la economía macro”.
Observó la incapacidad de avanzar contra la oferta ilegal: “Es el gran desafío que tenemos entre todos”; y mencionó la necesidad de trabajar en la transformación de los planes de empleo en planes de trabajo.
Sobre lo específicamente tributario, dijo: “Hay que ver cómo en Argentina nos animamos a dar una nueva estructura tributaria. En Mendoza tenemos un programa que se llama Mendoza Activa, que ojalá podamos replicar a nivel nacional”.
Este programa tiene como objetivo promover inversiones en el sector privado para lograr una reactivación económica post pandemia, con un reembolso de hasta el 40% de la inversión realizada.
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En disenso con la ley de Consenso Fiscal
Los primeros días de octubre, el Gobierno nacional promulgó la ley de Consenso Fiscal sancionada el 15 de septiembre pasado en el Congreso. Y el tema volvió a encender el rechazo de los empresarios hoteleros y gastronómicos.
La Ley N° 27.687 tiene como objetivo buscar acuerdos en torno a políticas tributarias, así como lograr equilibrios en el control de la evasión impositiva en todo el país.
Con este pacto, las provincias quedan habilitadas para aumentar algunos impuestos locales, entre ellos los de Ingresos Brutos y a los Créditos y Débitos Bancarios (Sellos), aunque con topes máximos.
Entre otros aspectos que hacen al ordenamiento tributario, el nuevo consenso fiscal dispone que las alícuotas de Ingresos Brutos no puedan exceder a las fijadas para cada actividad y además ratifica la decisión de evaluar durante este año la posibilidad de legislar sobre un impuesto a la herencia.
Desde Fehgra concluyeron que el “Consenso Fiscal” implica la aprobación legal de la ampliación del hecho imponible del Impuesto sobre los Ingresos Brutos y las efectivas acciones de las distintas Direcciones de Rentas del país en procura de incorporar nuevos contribuyentes vía la presencia digital.
“Hay que alertar al sector sobre las políticas tributarias implementadas y a implementar por las 24 jurisdicciones. Hay una nueva presión tributaria de impuestos provinciales a nivel federal”, advirtieron.
Cabe recordar que Una vez conocido el documento, Fehgra se manifestó al respecto, haciendo saber su discrepancia “porque incrementa la presión tributaria sobre el sector productivo”.
De hecho, desde la Federación entiende que “su contenido e implicancias van en el sentido contrario de las medidas que se necesitan para impulsar la reactivación económica y la inversión productiva. Se debe repensar cómo disminuir el déficit sin afectar nuevamente el bolsillo de los contribuyentes”.
Además, desde la entidad recordaron que el consenso “permite aumentos en Ingresos Brutos, impuesto por demás distorsivo y cuya desaparición y disminución estaba ya pactada en el anterior consenso fiscal”.
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