El sector del turismo de alta gama está experimentando una transformación significativa, impulsada por un creciente deseo de vivencias únicas y personalizadas. Las agencias de viajes especializadas están diseñando itinerarios que no solo destacan por su opulencia, confort y exclusividad, sino que también ofrecen experiencias inmersivas sin precedentes.
El turismo de alta gama se reinventa sin comprometer los viajes de lujo
El concepto de exclusividad y los viajes de lujo se redefinieron en la pospandemia, ampliando las oportunidades comerciales de los agentes de viajes.
En concreto, ya no se trata únicamente de servicios “ultrapremium” para millonarios, sino que predominan las propuestas auténticas y sostenibles.
Argentina no está ajena a esta tendencia, y, a pesar de la crisis socio-económica, esta industria no se detiene.
Operadores locales señalaron que su evolución es mayor respecto al turismo vacacional, y aseguran que nuestro país puede posicionarse como un referente en este rubro.
Para ello, advierten que la capacitación adecuada se destaca como un elemento fundamental para ofrecer experiencias de alta calidad que se ajusten a las necesidades y expectativas del turista de lujo.
“Para brindar servicios exclusivos y diferentes que se adapten al presupuesto del cliente es necesario escucharlos”, ejemplificaron, para identificar a un público joven que quiere y apuesta por los viajes de lujo.
Consideraciones de alta gama que atender
“La última moda es el lujo silencioso, alternativas de viaje que no necesariamente sean muy caras, sino que ofrezcan una vivencia diferente, como una ruta del vino o un viaje a medida”, explicó María Laura Romero Mirci, organizadora de Luxury Travel Talks y directora comercial de The Trust Collection.
En este sentido, identificó que otra de las tendencias es hacer viajes con familias ampliadas, y explicó: “Cada vez es más frecuente que un abuelo invite a hijos y nietos, y alquilen una casa o una villa con servicios premium en algún lugar del mundo”.
Por otra parte, y tras comentar que aumentó el interés de los jóvenes por los viajes de alta gama, aseveró que para este segmento el lujo no está asociado a la Polinesia o a las Seychelles, sino por ir a dónde la gente no va.
“No se busca la ostentación, sino lo natural”, complementaron desde la red global de turismo de lujo Virtuoso, para añadir: “Son muy conscientes del cambio climático y se inclinan por viajes amigables con el medio ambiente. Cada producto tiene que ser sostenible; estos viajeros son muy cuidadosos con el patrimonio del lugar que visitan, quieren que dentro de 20 años este igual a como lo conocieron hoy, esto es lo que priorizan las nuevas generaciones”.
Por otra parte, advirtieron que, a diferencia de lo que se podría pensar, muchos viajeros de lujo buscan desconectarse del mundo digital durante sus vacaciones.
En este sentido, comentaron que, para abstraerse de la rutina, la tendencia de las escapadas “premium” se consolida entre los amantes del turismo de lujo.
Una estancia histórica, un remanso costero, un lounge patagónico o un corredor ecológico son algunos de los lugares que reciben un turismo VIP.
En línea, desde PHC –Personal Hotel Consulting explicaron que para que un viaje de lujo sea exitoso, el cliente debe regresar a su hogar habiendo experimentado una vivencia emocional con el destino, los servicios y la comunidad.
Al respecto, una operadora referente en el segmento enfatió que se trata de una operación que no puede tener fisuras; al tiempo que desde una firma colega aclararon: “Se trata de una persona que tiene el lujo en su casa. El desafío es brindar productos que nutran conocimientos y vivencias nuevas".
Por su parte, empresarios del sector indicaron que el nuevo lujo implica que los pasajeros sean los protagonistas de los viajes; así como comunicaron que para este cliente prevalecen los productos con diseño, estilo, calidad y unicidad.
"El servicio debe ser personalizado. Se deben crear historias para los pasajeros, las cuales deben apelar a lo emocional y estar vinculadas con el medio ambiente”, agregaron.
Argentina, un lujo para el turismo de alta gama
Afirmando que nuestro país tiene el potencial de convertirse en un destino prominente en el turismo de lujo, expertos opinaron que los destinos deben aprovechar la diversidad de sus paisajes y actividades para atraer a una audiencia internacional cada vez más selecta.
Buenos Aires es buscada por su oferta, que va desde clases de tango, partidos de polo, paseos en helicóptero o barcos exclusivos, hasta noches de gala en el Teatro Colón, recorridos por las tiendas de diseño de Palermo o comer en un restaurante seleccionado dentro de los 50 mejores de Latinoamérica.
Mendoza es otro destino que predomina entre estos viajeros. Seducido por los viñedos de Cuyo frente a la cordillera de los Andes, el pasajero llega con la premisa de escuchar el sonido del silencio sumado a un bienestar supremo, junto a una exquisita copa de vino Malbec elaborado por alguna de las bodegas de vino premium reconocidas en el mundo.
Por su parte, con sus colores y armonía, las montañas del Norte argentino son muy demandadas por este perfil de pasajero; que, además, valora la calidad de los campos de golf de Córdoba y de las Termas de Río Hondo.
Otros "must" argentinos para el segmento son apreciar las Cataratas del Iguazú desde una inifity pool o o tomar un whisky recostado en glaciares de la Patagonia y observando las estrellas.
Corrientes también tiene una propuesta lujosa para los turistas: Colonia Carlos Pellegrini, una de las puertas a los Esteros del Iberá. Allí hay un hotel boutique llamado Ñandé Reta, que es el punto neurálgico para realizar safaris en lancha para el avistaje de aves, caminatas y cabalgatas.
Cabe destacar que, desde el Fin del Mundo y hasta la Quiaca, los glamping son una opción de alojamiento sostenible bajo las estrellas, donde se convive con la naturaleza sin perder el glamour.
El turismo de lujo en la industria hotelera
El auge del segmento de alta gama también obliga al canal hotelero a reinventarse. El lujo ya no se define únicamente por la extravagancia material. Los consumidores valoran las historias únicas, la autenticidad y las prácticas responsables tanto como el confort y la estética.
En concreto, la formalidad de la robótica y las sonrisas ensayadas no son bienvenidas por las nuevas generaciones, que buscan una conexión genuina, que los reconozcan por su nombre, y se anticipen a sus deseos y necesidades.
Esto significa que los hoteles deben integrar la cultura local en su oferta, ya sea a través de la gastronomía, el diseño interior inspirado en el entorno o actividades exclusivas que permitan a los huéspedes conectar con la esencia del lugar.
Al respecto, los alojamientos de lujo ya no son lugares donde predominan el exceso y el glamour, allí los huéspedes quieren habitaciones que cuenten historias, decoradas no solo con piezas exclusivas, sino con personalidad y carácter; y que además muestren su compromiso con prácticas ecológicas y sostenibles.
Asimismo, el concepto de lujo en hotelería abarca el bienestar físico, mental y espiritual de los turistas. No se trata de tener un moderno centro de spa, sino que debe integrarse con programas de nutrición personalizada, fitness, meditación y terapias de relajación.
La fusión entre los negocios y las experiencias exclusivas
La demanda de los viajes de alta gama está en permanente transformación, tanto para itinerarios personales como para los viajes de incentivos.
Es recurrente que el turismo MCIE brinde experiencias sofisticadas y excepcionales. Aquí también la premisa es que el grupo logre una conexión emocional con la gente del destino, pero sin perder el foco en los detalles únicos.
Entre los puntos para tener en cuenta es vital realizar eventos u hospedarlos en lugares emblemáticos o de alto renombre, como mansiones históricas u hoteles que ofrezcan vistas panorámicas espectaculares.
Además, la alta cocina con degustaciones y menús que deleiten los sentidos, es un aspecto que valoran los viajeros de lujo; mientras que se debe generar el menor impacto posible y beneficiar a la comunidad local.
Es importante, a su vez, adoptar prácticas en favor del medio ambiente.
Cabe destacar que las actividades de relax, ocio, entretenimiento, deportivas y co-working al aire libre enriquecen la experiencia.
Hacer stand up paddle en la Antártida, tomar un trago en el London Bridge, acampar en el desierto de Dubái o manejar una Ferrari en un pueblo de Italia, son algunos ejemplos.
La reconversión del lujo en el transporte
El cambio de paradigma de los viajes de lujo también plantea desafíos para la industria aerocomercial y de cruceros.
En lo que respecta a las aerolíneas, las compañías deben adaptarse ofreciendo experiencias de lujo diferenciadas que vayan más allá de los asientos de primera clase y el champán, integrando servicios personalizados y experiencias a bordo únicas.
La utilización de tecnología y datos las ayuda a anticiparse a las necesidades de los clientes más exigentes, asegurando que cada viaje sea único e inolvidable.
La exclusividad, confort en las butacas, exquisiteces culinarias, entretenimiento premium, libertad, intimidad, personalización en los kits de viaje y flexibilidad horaria, son reglas madres para estos pasajeros.
Por su parte, y si bien muchos asocian a los cruceros con grandes navieras repletas de pasajeros y tripulantes, hay una oferta crucerística que entiende las necesidades y los gustos del perfil alta gama.
Se trata de salidas en barcos chicos, exclusivos, y con la posibilidad de llegar a puertos donde las grandes embarcaciones no pueden acceder.
Estos “hoteles boutique” en alta mar suelen tener un tripulante cada dos personas, todas las cabinas con balcón, servicios de comidas, bebidas y espectáculos premium, y una atención “superpersonalizada”.
Preferencias del nuevo viajero exigente
Expertos en el rubro señalaron que, si bien este segmento históricamente priorizó hospedarse en hoteles de alta categoría, viajar en ejecutiva y visitar playas paradisiacas o urbes cosmopolitas, el “nuevo lujo” cambió en la pospandemia.
La conciencia ecológica y los viajes para disfrutar del contacto con la naturaleza son algunos de los flamantes "must" del segmento premium.
En línea, valoran la autenticidad de la cultura local y visitar lugares poco explorados; y pretenden que el gasto se redistribuya más allá de su estancia.
Cabe destacar que este perfil de pasajeros no relegó sus preferencias por la atención personalizada, intimidad y propuesta gastronómica sobresaliente, con restaurantes que fusionen sabores locales e internacionales.
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